Alberto II de Mónaco acaba de unirse al equipo de afortunados que preparan deliciosas recetas para el espectáculo Platos Pequeños Equilibrados, el encuentro gourmet diario en TF1. Aficionado a la cocina sencilla y accesible, Laurent Mariotte, su anfitrión, nos cuenta entre bastidores de este acontecimiento excepcional que descubrir el lunes 3 de junio de 2024 a las 12:55.
En tu mesa estás acostumbrado a recibir a actores, escritores, cantantes…. ¿Cómo se le ocurrió la elección del Príncipe Alberto de Mónaco?
Es una elección sorprendente y sin precedentes, es cierto. Pero sabía que el príncipe era fanático del programa desde hacía mucho tiempo. Algunos de nuestros conocidos mutuos, entre ellos uno de los chefs del Palacio de Mónaco, me lo habían confiado hace varios años. Un día me dije: ¿por qué no invitarlo a la cocina? Así que lancé simplemente la invitación, a la que Alberto II respondió inmediatamente favorablemente. Para mi gran sorpresa. También pude comprobar en el lugar su apego a Platos Pequeños Equilibrados… Conocía el programa perfectamente.
¿Cómo te sorprendió?
Conocí a un hombre muy apegado a los productos de temporada, una verdadera firma de nuestro programa. Y eso es algo bastante raro hoy en día. Vivimos en una época en la que los tomates, los calabacines y las frambuesas son tan accesibles durante todo el año que perdemos nuestro latín. El Príncipe Alberto me dijo que fue su madre, la Princesa Grace, quien desde la infancia les había enseñado a él y a sus hermanas a comer verduras y frutas en el momento adecuado. Hoy, desea hacer lo mismo con sus hijos, el príncipe heredero Jacques y la princesa Gabriella.
¿Te dijo que cocinaras con ellos?
Es un momento dulce que le encanta compartir con la princesa Charlene y los niños.
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¿Cómo se comporta el príncipe en la cocina?
Debo admitir que lo encontré muy cómodo. Con él adopté lo que hago cuando invito a mis amigos a casa. Una copita de vino y una charla mientras cocinamos. Esto hace que sea más fácil confiar. Así es Como naturalmente me habló de su implicación en la causa medioambiental, de su interés por la agricultura ecológica… Me di cuenta de que aunque venimos de orígenes diferentes –vengo de una familia de agricultores– teníamos las mismas referencias. Como yo, cuando era niño, esperaba con ansias los meses de abril y mayo, cuando por fin podría volver a comer fresas. ¡Es un buen amigo en la cocina y un chef de lujo! Le hice pelar alcachofas, cortar rábanos e incluso le dejé probar algunas hojas. Él conocía las técnicas, créanme.
¿Expresó algún deseo con respecto a la receta que tendría que desarrollar con usted?
Absolutamente no. Quería centrarme en los guisantes, una verdura que le gusta especialmente – de hecho me dijo que fue admitido en 2017 en la cofradía de los guisantes de Gironda – y se ofreció a traer algunos del huerto de su granja en Roc Agel, situado en las alturas del principado de Mónaco. En realidad vino con una cesta bien surtida de rábanos, alcachofas, etc.
Incluso te dio otra sorpresa…
De hecho, me regaló un delantal muy bonito con el escudo de Mónaco, bordado con mi nombre. Él también tenía el suyo. Este regalo me conmovió mucho porque lo hizo hacer en un taller que conozco en los Vosgos, de donde soy.
La mesa, la cocina son lugares propicios para las confidencias, la relajación…
Absolutamente. Incluso para el Príncipe Alberto. Como prueba, con su equipo teníamos previstas dos horas de rodaje. Bueno, quería continuar nuestras discusiones y degustar fuera de cámara. Se sentó dos horas más con todos. Para él, la comida es un auténtico momento de desconexión, una forma de afrontar las cosas de otra manera. ¡Así pudimos medir nuestros conocimientos sobre el deporte!
A pesar de su apretada agenda, ¿presta atención todos los días para asegurarse de que sus comidas estén bien preparadas y desarrollar menús?
Me admitió que va a las cocinas del palacio casi todos los días. Es un momento que le importa mucho porque es un bon vivant, un epicúreo. También está muy preocupado por la noción de lucha contra el desperdicio y es de los que les gusta reelaborar los restos. Como yo de todos modos.
Si tuvieras que desarrollar, a posteriori, un plato que definiría la personalidad del Príncipe Alberto, ¿cuál sería?
Sería algo delicioso, saciante y de origen vegetal. ¡Y por qué no un risotto con verduras de primavera y espelta!
