'Conan, el bárbaro' casi destrozó el legado de Arnold Schwarzenegger en el culturismo

Este clásico de los '80 le despertó una necesidad que terminó por enojar a toda la comunidad del culturismo

Arnold Schwarzenegger como Conan, el bárbaro (Foto: Dino De Laurentis/Universal Pictures/Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)
Arnold Schwarzenegger como Conan, el bárbaro (Foto: Dino De Laurentis/Universal Pictures/Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

Antes de dar el salto a Hollywood, Arnold Schwarzenegger grabó su nombre en el culturismo. La estrella de Terminator o Depredador entrenó duro para construir un cuerpo robusto y definido que le llevó a arrasar en competiciones internacionales, acaparar portadas de revistas, usar su imagen para importantes patrocinios e incluso tener su propia red de gimnasias o concursos, como el Arnold Classic.

Nunca lo dejó completamente de lado, pero a finales de los '70, después de batir récords en campeonatos como Mr. Olympia y erigirse como una estrella mundial, su foco pasó a estar en la interpretación. No obstante, cuando en 1980 protagonizó Conan, el bárbaro, la experiencia de este clásico de fantasía y aventuras le motivó a regresar al ruedo y volver a competir, lo que despertó una fuerte controversia en las altas esferas del culturismo que puso toda su reputación en juego.

Para poner en contexto, desde 1970 a 1975, Schwarzenegger ganó seis títulos de Mr. Olympia, que se erige como una de las competiciones más importantes de este ámbito y le hizo acaparar infinidad de patrocinios y portadas. Tras su retirada, el mundo del culturismo vio una oportunidad para que nuevos rostros se hicieran valer, ya que hasta ese momento era difícil abrirse hueco en las altas esferas a causa de cómo esta futura estrella de Hollywood acaparaba todo. Pero estos planes se truncaron.

Todo tiene que ver con su entrenamiento para Conan, el bárbaro. En los cinco años que pasaron entre su retirada y el rodaje de esta película, su cuerpo dejó de estar en la misma forma que antaño. El centrarse en la interpretación y no tanto en el entrenamiento le hizo bajar físicamente de nivel (en niveles de culturismo), no obstante, como bien apunta la publicación Iron Game Story, cuando encarnó a este joven guerrero musculoso y tuvo que volver a entrenar, surgió la necesidad de volver al ruedo.

Arnold usó sus antiguas rutinas de culturismo para construir un cuerpo que subiera hasta las 230 libras, creándole la motivación de volver a presentarse a Mr. Olympia en la edición de 1980 y volver a conquistar al mundo con sus dotes físicas. La decisión fue apoyada por sus compañeros de entrenamiento, pero en el concurso ningún otro culturista vio con buenos ojos su participación, sobre todo porque habría llegado con el ego subido y porque se consideró que su legado y su recién ganada condición de estrella de Hollywood llevó a los jueces a darle un trato de favor.

“Había unas 50 personas en la reunión de competidores y, como siempre, Arnold quería ser el centro de atención. En cada situación intenta destacar y en esta ocasión fue el único atleta de los 16 en el concurso que quiso mantener las dos categorías de peso”, contó Mike Mentzer, otro de los culturistas que participaron en el evento, en una entrevista en 1993 de la que informaba Digital Muscle.

En principio, los competidores no se preocuparon en exceso por la presencia de Schwarzenegger. Su acondicionamiento físico estaba por debajo del de sus anteriores participaciones y daban por hecho que no alcanzaría la victoria, pero todas las cartas estuvieron a favor del actor, que al final de la velada fue declarado ganador tras obtener 300 puntos de los jueces. El público, los participantes y empresarios del culturismo estallaron indignados, con casi la mitad de los presentes abucheando a Arnold.

Se despertó la sensación general que el concurso había sido arreglado y que los jueces tenían predisposición ante la fama de Schwarzenegger, lo que tuvo consecuencias. Boyer Coe, uno de los participantes de aquella edición de Mr. Olympia, destacó en una entrevista que la cadena estadounidense CBS, que había acordado emitir tres ediciones de la competición a partir de 1980, se negó a producir el material grabado y desistió el acuerdo. Otros de los concursantes incluso se retiraron del culturismo, como Mike Mentzer, de quien siempre se dijo que guardó una profunda enemistad con la estrella de Terminator por lo ocurrido.

Desde luego, este suceso no dejó nada bien a Arnold Schwarzenegger. A fin de cuentas, su regreso a primera línea del culturismo no surgió de ninguna necesidad vital, más bien de un capricho de seguir elevando su figura en aquellos años en los que, gracias a su salto a Hollywood y a su primer gran éxito con Conan, el bárbaro, su fama fue en aumento. En definitiva y a juzgar por las historias compartidas, con este afán de protagonismo solo habría conseguido quedar mal ante el mundo que lo llevó al éxito, y aunque a la larga el incidente quedó en el olvido y sus éxitos cinematográficos le han permitido mantenerse en la cresta de la ola, su legado pudo quedar embarrado.

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