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El mirador que te dejará sin palabras: el pueblito de casas blancas de Almería que te va a conquistar

Pueblito de Almería
Lucainena de las Torres.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Lucainena de las Torres, una pequeña joya en la provincia de Almería, cautiva a los visitantes con su encanto tradicional. Uno de sus principales atractivos es el espectacular mirador conocido como «El Poyo de la Cruz», que ofrece unas vistas increíble de los alrededores.

Con apenas 546 vecinos, ofrece una amplia gama de actividades para todos los gustos, así que es un destino fabuloso para una escapada de fin de semana. Los sábados, el animado mercadillo local atrae a lugareños y turistas por igual, mientras que los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de una variada red de senderos que serpentean a través de sus hermosos paisajes.

El pueblito con más encanto de Almería

Ubicado en el corazón de la sierra Alhamilla, un imponente sistema montañoso teñido de tonos ocres, se encuentra Lucainena de las Torres, designado como uno de «Los pueblos más bonitos de España» desde su inclusión en 2013.

Historia

El origen del nombre de Lucainena se remonta a tiempos antiguos, cuando Madoz la nombró como Lucainena de las Siete Torres. Este toponímico sugiere un origen ibérico o hispano-romano, posiblemente asociado a la presencia de una villa romana perteneciente al patricio Lucainus. Durante los siglos XV y XVI, la localidad fue conocida como Locayna, La Caynera o Alocainona, siendo las Torres una referencia al castillo medieval que protegía y circundaba a Lucainena.

Durante la época de Al-Ándalus, formaba parte de la Tierra de Níjar, según registros de Tapia Garrido. Tras la conquista cristiana, los Reyes Católicos otorgaron estas tierras a don Enrique Enríquez, constituyendo el señorío o Estado de Tahal, que incluía trece localidades de la Sierra de Los Filabres y Lucainena en la Sierra Alhamilla.

La Guerra de las Alpujarras en el siglo XVI dejó a Lucainena deshabitada. Sin embargo, fue repoblada posteriormente por 19 pobladores de fuera del Reino de Granada, conforme a la Pragmática de Felipe II. La iglesia, construida sobre una antigua mezquita en 1505, fue abandonada durante la sublevación morisca y reconstruida en el siglo XVII. Más tarde, en el siglo XVII, pasó al Marqués de Aguilafuente.

Según el Catastro de Ensenada del siglo XVIII, Lucainena ya contaba con 429 habitantes. El siglo XIX marcó un periodo crucial para la localidad, con la abolición de los señoríos en 1835 y el auge de la minería como motor económico.

Qué ver

Las pintorescas calles de Lucainena de las Torres albergan preciosas casas antiguas con fachadas blancas impolutas. En cada rincón del pueblo, las macetas rebosan de coloridas flores, adornando paredes, suelos y ventanas. Los vecinos se encargan con esmero del cuidado de estas miles de flores, que llenan de vida y alegría las tranquilas calles del casco antiguo.

Visitar la plaza del Pueblo es sumergirse en la historia y la cultura local. Los antiguos lavaderos públicos, donde las familias solían reunirse para lavar la ropa y abastecerse de agua, son testigos de tiempos pasados. La iglesia Nuestra Señora de Montesión, reconstruida en el siglo XVII después de ser saqueada por el pirata Omar-Al Askenn, también merece una visita.

Para disfrutar de las mejores vistas del pueblo y sus alrededores, nada como visitar el mirador del Poyo de la Cruz, un lugar cuidadosamente diseñado con bancos para admirar la panorámica de Lucainena. Otro punto de observación interesante es el mirador del Garruchete, que ofrece una vista magnífica de las montañas circundantes.

El pasado minero de Lucainena es otro de sus atractivos destacados. La Vía Verde, un camino que recorre antiguos edificios y estructuras mineras a lo largo de unos cinco kilómetros, permite conocer este legado industrial. Entre los vestigios más importantes se encuentran los hornos de calcinación, que dominaban el paisaje con su imponente altura y capacidad de procesamiento de mineral.

En lo alto de la colina más alta del pueblo se encuentran los restos de la torre vigía principal, conocida como El Molinillo. Esta torre, que antiguamente protegía la muralla del pueblo, fue posteriormente utilizada como molino de viento para moler harina.

El imponente peñón de Lucainena sirve como telón de fondo de la localidad y está envuelto en leyendas de tesoros ocultos. En el barranco de Juagarí, al este del pueblo, se encuentra una fuente de aguas sulfurosas, famosa por sus supuestas propiedades curativas, que según la leyenda, se descubrieron cuando un cerdo enfermo se revolcó en sus aguas y se curó milagrosamente.

Qué visitar en los alrededores

A pocos kilómetros se encuentra Sorbas, conocida por su cerámica y sus impresionantes cuevas en el Paraje Natural «Karst en Yesos de Sorbas», el más grande de España con más de 1.000 cavidades excavadas en yeso.

Asimismo, Níjar es la puerta de entrada al Parque Natural del Cabo de Gata, que abarca la mayor parte de su territorio municipal. Lugares como Agua Amarga, Las Negras y San José, con sus espectaculares playas, son destinos imperdibles para quienes visitan la provincia de Almería.

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