Pronto comenzarán a caer las primeras lluvias. Al calor primaveral le sigue la canícula del verano, y no sabemos con cuál de los dos quedarnos. Los truenos en las madrugadas son los anuncios de la inminente precipitación pluvial que nos hacen suspirar de alivio. Las gotas iniciales y el viento fresco traen el preciado aroma de la tierra mojada, intentan conjurar los calorones de los últimos días y noches. Esa es la primera percepción del arribo de la temporada de huracanes; sin embargo, otra manifestación atmosférica, y específicamente el ciclo natural del hídrico recurso, no puede ser pasada por alto.

Se trata de la disponibilidad, uso y abuso del agua. Mucha gente piensa que por las copiosas lluvias el abasto para todos los consumidores está garantizado. Vamos a ver enseguida que es todo lo contrario. La realidad es muy distinta, hasta llegar a grados catastróficos, si seguimos como vamos en el desperdicio del líquido y su utilización como medio de vertedero de aguas negras. Antes de entrar a las cifras escalofriantes en materia del agotamiento del agua, resulta necesario darnos un quemón con los datos duros sobre este tema en México y en el mundo, de lo que es considerada ya como “la crisis global del agua”.

En México, desde el 8 de febrero del 2012 en la Constitución quedó como derecho humano el acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma “suficiente, salubre, aceptable y asequible”… pero según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), alrededor de 20millones de mexicanos no tienen agua potable.

El principal problema de las aguas superficiales es la contaminación, particularmente por las aguas residuales. En la mayoría de los casos son vertidas sin tratamiento previo y contienen elementos y sustancias contaminantes disueltas. Los acuíferos en México se encuentran en riesgo de sobreexplotación.

En promedio, cada mexicano consume 360 litros de agua por día; del total de agua dulce utilizada, este sector representa 14%, y de este porcentaje el 77% se utiliza en la agricultura, 5% en las termoeléctricas y 4% en la industria.

La disponibilidad per cápita de agua en México disminuyó de manera grave en las últimas décadas: en 1950 era de 18,035 m3 por habitante por año y pasó en el 2013 a 3,982 m3, cifra calificada como “muy baja” por el Programa de Naciones

Unidas.

Para seguir con los “focos rojos del agua”, no hace mucho el INEGI contabilizó 653 cuerpos de agua subterráneos, de los cuales 101 estaban explotados en exceso, por lo que esta reserva disminuyó 6 km3 en promedio cada año. Descontrolado el uso de los acuíferos, ha aumentado: en 1975 eran 32 acuíferos sobrexplotados, 10 años después sumaban ya 80 y al 31 de diciembre del 2012 la cifra subió a 106. No hay datos aún de lo ocurrido en el último lustro, pero la tendencia continua.

El Senado de la República dio a conocer que la disponibilidad promedio anual de agua en el mundo es de aproximadamente 1,400 billones de hectómetros cúbicos, cifra de la que el 97.5% es salada y sólo el 2.5% es agua dulce.

De esta cantidad casi el 70% no está disponible para consumo humano porque se encuentra en glaciares, nieve y hielo. Cerca de 1,200 millones de personas –casi una quinta parte de la población mundial– vive en áreas de escasez física de agua, además de que otros 500 millones se aproximan a esta situación.

El mismo informe señaló que en promedio cada persona utiliza 1,240 m3 de agua al año; sin embargo, hay marcadas diferencias entre países: mientras que los estadounidenses utilizan 1,280 m3 al año por persona, los europeos usan 694 m3, los asiáticos 535 m3, los sudamericanos 311 m3 y los africanos 186 m3 per cápita.

Entre los 10 países que consumen más agua en volumen se encuentran India, China, Estados Unidos, Pakistán, Japón, Tailandia, Indonesia, Bangladesh, México y la Federación de Rusia. En México somos de los más gastalones del preciado líquido.

La escasez de agua es un fenómeno tanto natural como inducido por la intervención humana. A pesar de que hay suficiente reserva de agua dulce para satisfacer las necesidades de la población mundial, su distribución no es equitativa, y en algunos casos desperdiciada, contaminada o afectada por una gestión inapropiada, produciendo efectos perjudiciales para las comunidades. Como resultado, un gran número de regiones sufren escasez de agua en el mundo actual… (Me leen el lunes).

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