Qué fue de… Eva Sannum, la modelo noruega que estuvo a punto de casarse con Felipe VI

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Qué fue de… Eva Sannum, la modelo noruega que estuvo a punto de casarse con Felipe VI y sufrió la presión mediática

La de Oslo tuvo que lidiar con la reacción mayoritaria en contra de su boda. Tras la ruptura, cambió de profesión y se alejó del foco 

La ex modelo noruega Eva Sannum.

La ex modelo noruega Eva Sannum. / ARCHIVO

Antes de que Letizia empezara con Felipe VI, el monarca estuvo a punto de casarse con una joven noruega, modelo de profesión, llamada Eva Sannum. El español estuvo saliendo con ella durante algo más de cuatro años, aunque la relación nunca obtuvo el carácter de oficial, y a finales de 2001, para sorpresa de muchos, anunció que el noviazgo se había acabado. "Quiero comunicaros la decisión que hemos tomado Eva y yo. Por razones estrictamente personales y particulares, cada uno seguirá su camino en la vida. Hemos decidido acabar nuestra relación personal. La decisión ha sido tomada libremente y de mutuo acuerdo", explicó durante una conversación en el palacio de la Zarzuela con un grupo de selectos periodistas.

Nacida en abril de 1975 en Lovenstad, al norte de Oslo, en una familia de clase obrera, Sannum tenía 10 años cuando sus padres se divorciaron. A los 15 fue descubierta en la calle por una de las agencias de modelos más famosas de Noruega, y a raíz de esto pasó varios años recorriendo el mundo entre posados y pases de modelo. Cuando llegó a España contratada por la agencia Magic, de la que era director Carlos Mundy, se instaló en un piso de la calle Moreto, propiedad del mencionado jinete, junto a su íntima amiga Katrine Knudsen, también maniquí y ex de Harald de Noruega. 

"Eva no es simpática", comentó entonces a una revista José Luis Rivas, el representante de modelos que la atendió en nuestro país. "Es parca en palabras y bastante seca [...]. Con frecuencia confesaba que era modelo solo circunstancialmente, porque sabía que carecía de un físico para llegar a top-model [...]. Nunca fue una modelo que vendiese mucho, porque no era una belleza excepcional y no competía con las grandes modelos del momento. Estaba destinada a productos muy comerciales. Pero ella necesitaba dinero y la agencia quería amortizar su contrato".

Primer encuentro en Madrid

Se ha dicho que la noruega conoció a Felipe de Borbón en una cena organizada por Mundy, buen amigo del susodicho. Sin embargo, Rivas aseguró que el inicio de su historia fue en realidad bastante más casual: "Katrine conoció en Madrid a Miguel Goizueta, un amigo íntimo del Príncipe, y fue Katrine quien propició que Eva y Miguel se conocieran. Miguel invitó a Eva a una cena en el restaurante El Cuchi [un famoso mexicano de la Plaza Mayor madrileña], sin decirle nada sobre el resto de los invitados. Fue el primer encuentro de Eva con don Felipe. Además de ellos dos, estaban Miguel Goizueta, Katrine Knudsen y, si no me falla la memoria, Alejandra Osborne, la hija de Bertín".

La foto de esa cena entre Sannum y el entonces heredero de la Corona española fue portada de la revista Diez Minutos, que en su titular apuntaba: "El Príncipe, muy bien acompañado". Desde ese día, muchos medios trataron de saciar la curiosidad de la sociedad española por aquella muchacha rubia que al parecer compaginaba su trabajo en la pasarela con dos carreras universitarias (Periodismo y Marketing), y que en otoño de 1997 había iniciado un flirteo con el soltero más codiciado del país. La noruega acabaría regresando a Oslo, ciudad en la que fijó su residencia, pero sus encuentros con el español fueron a partir de entonces tan frecuentes como sigilosos.

En diciembre de 2000, la revista Hola, considerada una especie de portavoz de la Casa Real, publicó un amplio reportaje de don Felipe y Eva, con otros amigos, de turismo en la India. En sus páginas se explicaba que las fotografías de los tortolitos posando, que en realidad se habían tomado varios meses antes de su llegada a los kioscos, venían a confirmar "una realidad que no debemos desconocer sobre una relación que dura ya más de tres años", pese a la distancia que separaba a sus protagonistas.

Portada de la revista '¡Hola!' en la que aparece el príncipe Felipe y la modelo Eva Sannum en Saint Moritz.

Portada de la revista '¡Hola!' en la que aparece el príncipe Felipe y la modelo Eva Sannum en Saint Moritz. / ARCHIVO

En su libro Por razón de Estado, el escritor Juan Balansó señaló que "la política de primicias desplegada por Hola y algunas inesperadas apariciones de Eva por restaurantes y comercios madrileños, respondían, según se supo luego, a una estrategia para familiarizar a los españoles con la idea del posible compromiso de don Felipe con la modelo. Más aún, fuentes solventes aseguraban que el mismo príncipe había marcado un compás de espera de aproximadamente un año para que Sannum se adaptase a su nuevo papel social".

Presión social y mediática

Durante una larga temporada, esa relación sentimental ocupó las páginas de opinión de la prensa nacional. Jaime Peñafiel soltó que la noruega era "un verdadero peligro para nuestra Monarquía" y que una mujer que anunciaba lencería y carecía de formación no podía convertirse en la inmediata sucesora de un modelo de reina como doña Sofía. Algunos intelectuales apelaban directamente a la Constitución española, explicando al ciudadano que si Felipe, después de subir al trono, sufría un accidente o enfermedad y se iba al otro barrio, la madre de su hijo pasaría a ostentar la Jefatura del Estado hasta que el rey cumpliera 18 años. Y que, precisamente por eso, el casamiento del Príncipe de Asturias no debía ser tomado a la ligera

El propio interesado se mostró sorprendido por el debate y la reacción mayoritaria en contra de su boda con Sannum, quien en un momento dado abandonó la pasarela, pero siguió cumpliendo con ciertos compromisos publicitarios. No fue hasta el verano de 2001 cuando la noruega realizó su primera aparición pública junto al hijo de Juan Carlos. Sucedió en la catedral de Oslo, que en agosto de ese año acogió la boda entre el príncipe heredero Haakon, único hijo varón del rey Harald V, y Mette-Marit, una madre soltera con un pasado algo salvaje. 

Felipe era íntimo del novio, sobre el que muchos murmuraban al tratarse del primer futuro soberano europeo que anteponía el amor a la razón de Estado, y en cierto modo se veía reflejado en el noruego. Aunque se presentó en el evento acompañado de su madre, doña Sofía, en la fiesta posterior al enlace fue fotografiado junto a Sannum, que estaba allí en calidad de amiga personal de los novios y ese día lucía un elegante vestido largo en un tono azul.

Después del bodorrio, el aristócrata José Luis de Vilallonga, biógrafo autorizado del rey Juan Carlos y depositario de sus confidencias, dijo que el príncipe le había defraudado. "No es un hombre serio; es un niño mimado, que no ha dado golpe en su vida, que se ha aprovechado de sus privilegios", escribió sin cortarse un pelo. "Nadie le obligamos a casarse con una princesa, lo que sí reclamamos es que lo haga con la mujer adecuada. La preparación no se consigue en seis meses, ni convirtiéndose al catolicismo, ni dejando de desfilar en ropa interior. El de reina es un oficio durísimo y para toda la vida. Me consta que don Juan Carlos está cabreadísimo. Ha trabajado durante 25 años para que la Monarquía sea aceptada por el pueblo, y todo se va a ir al traste por su hijo".

Al hilo de lo que Vilallonga mencionaba sobre la preparación de Sannum, se empezó a comentar que la noruega cursaba estudios intensivos de Historia de España, protocolo y lengua castellana, y que se había iniciado al catolicismo en la catedral católica de San Olav, en Oslo. Pero nada de esto impidió que su romance continuara siendo muy cuestionado. Felipe llegó a compartir sus “dudas y anhelos” con el presidente del Gobierno y otras personalidades relevantes de la vida pública. Y se dice que, a pesar de la incomprensión de la mayoría de los españoles, estaba decidido a anunciar su matrimonio con la noruega, a la que incluso invitó a visitar la residencia que se estaba construyendo en el Monte de El Pardo, todavía en obras, para que diera su opinión sobre el resultado final. Pero el atentado de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, lo impidió —pues el mundo no estaba aquellos días para anunciar festivos de boda—.

La gran presión social y mediática hizo finalmente mella en el ánimo de los enamorados y la relación llegó a su fin. Según Peñafiel en su libro Letizia y yo, la cosa fue fruto de una campaña orquestada por don Juan Carlos a través de Fernando Almansa, que llevaba casi una década como jefe de la Casa del Rey, para frustrar el compromiso, "después de que el presidente José María Aznar dijera al rey que el príncipe le había informado que pensaba anunciar su boda". El veterano periodista comenta en sus páginas que Juan Carlos "ordenó" a Almansa "el nada agradable y delicado cometido de pedir a Felipe, en nombre de Su Majestad, su padre, que rompiera sus relaciones con la modelo: 'Dile a mi hijo que rompa con esa chica'". El fin de la relación se hizo oficial el 14 de diciembre. 

Después de la ruptura, Sannum se alejó por completo del foco, llegando a rechazar varias ofertas para rentabilizar mediáticamente la etapa en la que se emparentó con la familia real española, y se convirtió en una valorada profesional del mundo de la publicidad, sector donde incluso ha ganado varios premios. Tras varios años trabajando como redactora publicitaria en la agencia Try/Apt, fue contratada como directora creativa en la prestigiosa agencia Geelmuyden Kiese, y en 2019 pasó a ser freelance y montó su propia compañía.

"Tal vez fui un poco terca, quizá debería haber hecho una declaración", confesó cuando un diario noruego le preguntó en 2021 por el silencio que guardó tras su separación de Felipe. "La gente probablemente piensa que me perdí una vida con yates y champán. Pero no se dan cuenta de que eso es agotador. Es una vida llena de limitaciones". En la actualidad, Sannum tiene 49 años y lleva una vida tranquila y más que acomodada en Oslo, donde comparte un palacete de estilo renacentista con su marido Torgeir Vierdal, un respetado publicista con el que además tiene dos hijos.