Jaume Duch: "Las derechas extremas han modulado su discurso antieuropeo porque no ven una mayoría interesada en salir de la UE" | El Periódico

Entrevista

Jaume Duch: "Las derechas extremas han modulado su discurso antieuropeo porque no ven una mayoría interesada en salir de la UE"

El portavoz del Parlamento Europeo confía en una alta participación en las elecciones del 9 de junio: "No tenemos derecho a cansarnos en democracia, mientras millones de personas a las que les gustaría votar libremente no pueden"

Jaume Duch, en 2022.

Jaume Duch, en 2022. / FERNANDO BUSTAMANTE

Alfons Garcia

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“España no es un país para aburrirse”, dice pocas horas después de las elecciones en Catalunya, su tierra, aunque Jaume Duch (Barcelona, 1962) lleva desde 1990 en el Parlamento Europeo, en Bruselas, y casi dos décadas como portavoz. No obstante, evita pronunciarse sobre los resultados catalanes. “Mejor no mezclar”, dice, “ y menos con el panorama que hay tan abierto”. Las agenda de Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo, se ha acelerado con motivo de las elecciones europeas del 9 de junio.

Dice que estas son las elecciones más importantes para Europa, pero eso parece así casi siempre. ¿Realmente nos jugamos mucho?

Sí. Nos jugamos mucho más que en otras ocasiones, porque en estos cinco años hemos visto que los dos elementos fundamentales de la construcción europea, que son la paz y la democracia, tienen sus dificultades. La guerra en Ucrania es también una guerra contra el modelo de organización de los europeos y la propia UE. Y estamos viendo también un mundo en el que la multilateralidad va hacia atrás y en el que las democracias plenas se están reduciendo. Por tanto, son unas elecciones en las que los europeos tienen la posibilidad de reforzar la Unión Europea.

¿Rusia es el mayor enemigo hoy del proyecto europeo?

Sí. Y además, lo dicen ellos, con la agresión territorial y las guerras de desinformación que han puesto en marcha, que cada año se incrementan y con las que intenta debilitar los sistemas democráticos europeos.

Rusia es el mayor enemigo del proyecto europeo. Con las guerras de desinformación intenta debilitarlo"

¿Esas guerras está constatado que el origen es Rusia?

No es ningún secreto ni tampoco es nuevo. Hace años que se habla de las fábricas de bots en San Petersburgo. Ha ido perfeccionándose. También nuestro sistema de protección es mucho más sólido. Pero no hay que bajar la guardia.

¿El futuro del proyecto europeo está garantizado o puede descarrilar por los enemigos externos y los que no creen en él?

Lo que tenemos que conseguir entre todos es que siga siendo eficaz porque lo peor que le podría pasar al proyecto es que los ciudadanos no le vieran valor añadido, que en este momento es enorme y muy visible. La gente lo dice en las encuestas. Se ha dado cuenta de que la UE fue muy útil cuando llegó la pandemia y para los más cercanos a Rusia la UE es un factor de protección enorme. Tenemos que conseguir que esa eficiencia siga. Eso es lo que nos empezamos a jugar con estas elecciones. Pero hay que ser positivos. En estos cinco años el Parlamento Europeo ha trabajado muy bien y ha sido motor de las soluciones.

Las encuestas son favorables, pero también sube la tendencia de voto de los que menos creen en las instituciones europeas, la extrema derecha. ¿Cómo encaja eso?

La extrema derecha crece en algunos países, en otros no, y muchas veces por cuestiones más nacionales que europeas. En estos últimos años han modulado su discurso antieuropeo porque ven que hay una mayoría de la población que no tiene interés en propuestas que supongan salir de la Unión. El Brexit se ha comportado como una especie de vacuna que está funcionando muy bien. Ya no hay en ningún país ni ninguna mayoría que quiera abandonar la UE. Llevo ya muchos años: en las elecciones de 2014 se insistió en una oleada de extrema derecha que no llegó, en 2019 lo mismo y no llegó y en 2024 puede acabar pasando lo mismo.

¿La fragmentación es es positiva en el Parlamento Europeo?

Es un Parlamento en el que los mecanismos llevan a buscar mayorías y a crear consensos. Eso se hace algo más difícil si hay más grupos, pero al final siempre se logra. Es decir, este no es un parlamento de enfrentamientos, sino de buscar mayorías y expandirlas, porque luego eso es lo que va a dar fuerza al Parlamento Europeo cuando va a negociar con el Consejo o la Comisión Europea.

Hemos visto en los últimos años cómo se llevaba al Parlamento Europeo la atención a menores tutelados o las leyes de concordia. ¿Es bueno usar las instituciones como amplificador de políticas locales?

Es un reflejo normal que en España utilizan todos. Tiene que ver con que cada vez es más difícil distinguir la política nacional de la europea. Ya están entrelazadas y es lógico que se produzca este tipo de situaciones, cosa que hace 15 o 20 años no habría pasado. En el caso de España, se sustenta también en que la ciudadanía tiene mucha confianza en las instituciones europeas. No tiene por qué ser necesariamente malo.

¿Y pueden las instituciones europeas paralizar o cambiar una norma como las leyes de concordia de la C. Valenciana y otras autonomías o escapa a sus funciones?

Es una pregunta para la Comisión Europea y me imagino que la respuesta sería que hasta que no se sepa cuál es el contenido de esas leyes no van a poder saber si hay algún elemento para intervenir.

Sobre el corredor mediterráneo, ha habido polémica estas semanas. ¿Está garantizado? ¿La financiación está asegurada?

Es una de las cuestiones en las que el Parlamento Europeo ha jugado una carta positiva. El Parlamento es quien tiene que asegurar los medios para que la Unión Europea pueda financiar infraestructuras tan grandes y útiles como el corredor y este es un ejemplo de intervención positiva.

¿El estigma de las instituciones europeas como espacio superpoblado de empleados y dinero tiene base real?

Es efectivamente un estigma, un cliché de los euroescépticos que no se corresponde a la realidad. Cuando uno compara el número de funcionarios con el presupuesto europeo y las competencias, sorprende que todo se pueda hacer con un número de empelados más reducido que el de algunos grandes ayuntamientos.

La desinformación acaba ocupando los espacios que la información deja libres y por tanto, fomentar la información de calidad es también muy importante

¿Las acciones que han aprobado sobre la desinformación cree que son suficientes, tendrán algún efecto?

En la desinformación hay que tocar muchas teclas a la vez, no solo una. Una es la legislación europea y eso se ha estado haciendo en estos últimos años. Una prioridad en esta legislatura fue aprobar leyes que permitan a los medios de comunicación hacer su trabajo con libertad y calidad. La desinformación acaba ocupando los espacios que la información deja libres y por tanto, fomentar la información de calidad es también muy importante. Pero hay otras muchas cosas y algunas pasan por la concienciación de la gente más joven.

Estas elecciones en el caso español tienen la peculiaridad de que son independientes, sin otra convocatoria. ¿Preocupa ese aspecto?

Las encuestas prevén un nuevo aumento de la participación en casi todos los estados y espero que en España también sea así. Estas elecciones son muy importantes y las mismas razones para que un ciudadano decida ir a votar en una elección nacional o autonómica valen, si no más, para las europeas.

¿No cree que habrá cansancio después de varias elecciones estas semanas?

No tenemos derecho a cansarnos en democracia mirando cómo está el mundo, con millones de personas a las que les gustaría votar libremente y no pueden. Los que podemos, tenemos que ser conscientes de ese privilegio.

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