"Sorolla en 100 objetos", un relato vital "desordenado" del pintor a través de sus cosas - Infobae

"Sorolla en 100 objetos", un relato vital "desordenado" del pintor a través de sus cosas

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Alicia G. Arribas.

Madrid, 13 may (EFE).- ¿Es posible conocer a alguien a través de los objetos que coleccionaba?. Y si ese alguien fuera Joaquín Sorolla, el pintor español por excelencia de finales del XIX y principios del XX, el 'Picasso antes de Picasso', ¿sería posible?.

Según Enrique Varela Agüíel, director de la casa-museo del mágico pintor de la luz, sí lo es para quienes sean capaces de "despegar sus ojos" de la ingente obra pictórica del valenciano, que vivía en Madrid pero sin olvidar su 'valencianidad', el 'naranjo entre estufas', como le gustaba definirse a él mismo, y mirar a su alrededor, leer en las cosas de las que se rodeaba.

Y eso, precisamente, es lo que ha hecho la comisaria de la exposición 'Sorolla en 100 objetos', Covadonga Pitarch, en un ejercicio de contención al elegir esos cien elementos que componen la última muestra con la que culmina el programa que, durante el último año, ha conmemorado el centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923).

La muestra, que se puede ver desde mañana martes hasta el domingo 29 de diciembre, ha salido del 'desván' de la propia casa-museo e incluye 25 piezas inéditas y nueve han sido restauradas para la muestra, entre ellas, un pesado relieve gótico que ha sido el más costoso de preparar.

Todo ello para intentar entender su trayectoria vital, eso sí, desordenada, dice Pitarch, porque Sorolla no era metódico en sus colecciones: se rodeaba y compraba cosas que le gustaban, así de sencillo, de cerámicas y textiles de arte popular -tan del gusto de la corriente del 98 que defendía y valoraba la 'intraespaña' y que él compartía-, a vidrios, joyas o pequeñas esculturas.

Aunque esta propuesta es la última del programa tras 'Sorolla. Orígenes', '¡Sorolla ha muerto!, ¡Viva Sorolla!', 'En el mar de Sorolla con Manuel Vicent' y 'Sorolla, viajar para pintar. Otra visión de España', está previsto que hasta el 31 de diciembre algunas de ellas viajen por Zaragoza y Baleares.

Habrá también una conmemoración especial en la Galería de las Colecciones Reales de Madrid, según ha informado el director del museo, quien ha destacado las cifras récords obtenidas por la anterior exposición al superar los 372.350 visitantes.

"Es sorprendente el interés del público, que no deja de crecer", ha dicho Varela Agüí, quien considera que más allá del balance cuantitativo, que ya se dará más adelante, "es muy positivo el cualitativo, en la medida en la que esta conmemoración nos ha permitido descubrir un Sorolla más polifacético y más allá de la iconografía que le hizo triunfar en todo el mundo, lo que nos sugiere -ha desvelado- que tenemos que abrir nuevas líneas de interés".

Recordó que en 2023, visitaron el hogar del pintor más de millón y medio de visitantes.

La exposición se articula en 16 secciones que parten de su infancia, donde dos pequeños daguerrotipos de sus padres, fallecidos cuando el tenía dos años a causa del cólera, abren el recorrido hacia su tía Isabel y su tío Piqueres, que le criaron, hasta su esposa Clotilde y su familia política.

Además de esos objetos cotidianos, los hay más curiosos, raros o exóticos, que van de cartas, fotografías, dibujos, pinturas o el pasaporte del pintor, a una colección de camafeos con motivos pornográficos.

Por supuesto, tenía cuadros de pintores a los que admiraba, muchos de ellos de influencia directa en su obra, como Manuel Benedito Vives, Ignacio Pinazo o Joaquín Agrasot, de la escuela valenciana, hasta un pequeño Fortuny o una deliciosa vista de Venecia de Martín Rico.

También hay libros representativos de los más de 700 volúmenes que llenaban su biblioteca, o cosas atesoradas por el propio Sorolla como un capitel califal del siglo X o un relieve de la Santísima Trinidad del siglo XVI.

Dos secciones despiertan la curiosidad del visitante por encima de las demás: 'Los discípulos', donde destacan obras de las mujeres que se formaron en su taller, españolas y extranjeras, de Yvonne Serruys a Antonia Bañuelos o Abastenia St. Leger, escultora, y la dedicada a sus hijos, María y Joaquín, pintores, y Elena, escultora.

El final del recorrido es el último retrato que realizó, el de Mabel Rick -entonces esposa de Ramón Pérez de Ayala-, cuando el derrame cerebral que sufrió con 57 años empieza a atenazar los movimientos de sus manos. Murió tres años después, el 10 de agosto de 1923. EFE

aga/jlg