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Bahía Blanca | Lunes, 13 de mayo

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“Cyrana”: la compleja relación entre una madre y su hija adolescente en tiempos de grooming

La primera novela de Gastón Portal está inspirada en el clásico teatral “Cyrano de Bergerac”. Ahonda en la relación de una madre de 50 años con su hija de 15.

Gastón Portal junto a "Cyrana", su flamante producción.

En 1897 se estrenó, en el teatro de la Porte Saint-Martin de París, Cyrano de Bergerac, obra del dramaturgo francés Edmond Rostand, cuya historia gira en torno a una persona, Cyrano, que le escribe cartas de amor a una mujer en nombre de otro hombre, hasta lograr que ella se enamore de ese otro que lejos está de tener la sensibilidad y el carácter del verdadero autor de las cartas.

Gastón Portal, licenciado en Ciencias de la Comunicación, guionista y productor de cine y TV, tomó ese argumento como inspirador de su primera novela, a la que tituló Cyrana

La historia se ubica en nuestra época, un tiempo en que las redes sociales han reemplazado en gran medida a las relaciones interpersonales y en las cuales, a partir de un perfil creado, cualquiera puede armar un personaje que quizá está lejos de su verdadera personalidad. 

Cyrana es ese personaje, el cual involucra a una madre y a su hija, en un juego que va generando todo un conjunto de situaciones, conflictos y descubrimientos que las llevan al lugar más inesperado. 

La trama

“Me llamo Emilia y sé muy pocas cosas: demasiado pocas, teniendo en cuenta que ya viví quince años. Una de las cosas que sé es que todo se apaga”. Cyrana.

***

--¿Gastón, cómo describirías “Cyrana”? ¿Cuál es su trama, su nudo?

--La novela utiliza como disparador la trama del clásico Cyrano de Bergerac para ahondar en la relación de una madre de 50 años con su hija de 15, la cual se auto percibe como “un fantasma”. Todo esto ocurre en tiempos en que las redes sociales reemplazan gran parte de las relaciones cara a cara que solían mantener los humanos hasta hace pocos años.

“Creo que la parte más relevante es cuando el personaje de Cris (la madre) comienza a perder el control y lo que era inicialmente una buena intención hacia su hija se torna muy perturbador, al punto de no tener límites en ningún sentido: ni éticos, ni morales, ni psicológicos”.

“Con la creación del perfil de Cyrana se exacerba la distorsión y disconformidad de Cris con su propia imagen, proyectada en su hija de formas que se tornan insanas. Su acceso a ese mundo virtual, de filtros y de anonimato, se torna nocivo, generando una dependencia y un estilo de vida atravesado por su insatisfacción personal. Con Cyrana abre la caja de pandora”. 

--Hay en el libro un análisis de la relación madre-hija. ¿Cómo fuiste metiéndote en ese mundo?

--Quizá por la particular infancia que tuve, la relación madre-hijo/hija es un tema sobre el que escribo desde adolescente (tanto en cuentos como en guiones). Lo loco es que me di cuenta de eso hace relativamente poco.  

--La historia va teniendo distintas aristas, en las cuales el sexo juega un papel importante. ¿Por qué ese protagonismo?

--Más que el tema del sexo, diría que la novela aborda ciertos aspectos de la sexualidad de las protagonistas mediante las redes sociales. Inspirado en Cyrano de Bergerac, con Cyrana me interesaba extrapolar aquella historia al tiempo moderno y hacerla espejo con la era digital que maneja gran parte de nuestra vida. Así, Cris, la madre de Emilia, se hace pasar por ella en las redes con el objetivo de que su hija pueda conquistar al chico de sus sueños y gane confianza en su cuerpo. Esto que en 1800 estaba visto como una tierna historia de amor, hoy tiene una correcta calificación: grooming. Y lo que comienza siendo un juego con buenas intenciones se va tornando cada vez más oscuro hasta alcanzar dimensiones monstruosas.

--Elegiste capítulos cortos y la primera persona. ¿Eso te resultó más adecuado para el constante contrapunto entre las protagonistas?

--Claro. Que sean capítulos relativamente cortos, a veces tan solo un párrafo o una oración, intercalados entre las dos, hace que la historia parezca contada en una suerte de diálogo y eso también hace al ritmo del relato. Esas dos voces que narran la historia (en general en primera persona) y que parecen mantener contrapuntos muy definidos entre ellas, con el correr de la novela se van aunando y mimetizando. Emilia y Cris terminan siendo una misma voz.

--¿Cómo definirías las personalidades de las dos partes?

--Una de las cosas que me atrae de la relación madre-hija es la idea de que ambas se ven en el espejo de la otra. Las hijas, de alguna manera imaginan cómo serán de adultas mirando a sus madres (aunque sea a través de un espejo deformante) y las madres se ven con nostalgia (a veces envidia) en sus hijas adolescentes, reviven la frescura de esa época.  

--El final es inesperado, abrupto, distinto. ¿Ya lo tenías en mente o fue surgiendo?

--Fue surgiendo de la propia necesidad del relato y me sorprendió. Claro que mientras iba escribiendo iba visualizando los caminos posibles de desenlace y tomando decisiones, pero definitivamente no fue algo que tenía en mente cuando empecé la historia. 

Leer para escribir 

“Mamá volvió a intentar acercarse pero lo único que logra es tratarme bien. Salimos de la guerra fría para entrar en la relación madre-hija adolescente de manual. Esa en la que hay cariño pero no confianza”. Cyrana.

***

Gastón se define como un ávido lector, desde chico. Convencido de que leer es el mejor camino para poder escribir, logró desenvolverse con soltura en la escritura de Cyrana.

--Es tu primera novela, ¿Te costó darle forma? ¿Hiciste algún taller? 

--La verdad es que en lo literario soy más bien autodidacta, no estudié Letras ni tomé un taller. Son ambas cuentas pendientes. Creo que la mejor forma de aprender a escribir es leer. No hay mejores profesores que los grandes escritores. Pasa algo parecido con el cine. En el caso de Cyrana me ayudó mucho Ana Ojeda, editora de Planeta, con devoluciones muy precisas y útiles. La novela creció mucho gracias a ella, a Mercedes Guiraldes y a Ignacio Iraola. 

--¿Sos un gran lector? Porque a lo largo del libro vas citando autores, frases y referencias literarias.

--Leo desde muy chico, me sentaba en el piso al lado de mi abuelo, en su biblioteca, y leía o hacía que leía desde los 4 años. Y continué leyendo y escribiendo toda la vida. Pero mi formación literaria es totalmente azarosa: de adolescente recorría las librerías, leía unas treinta solapas de libros de ficción hasta que uno me atrapaba. Lo compraba, lo leía y vuelta a empezar el proceso. A los 17 comencé a leer los clásicos rusos, los franceses, Kafka, Beckett, Thomas Man y después pasé a los latinoamericanos. Hay una banda increíble de escritoras argentinas que están generando una obra extraordinaria: Mariana Enriquez, Dolores Reyes, Samanta Schweblin, Ariana Harwicz, Virginia Feinmann. También tengo debilidad por la obra de la ecuatoriana Mónica Ojeda. Libros que me marcaron: “Las armas secretas” de Cortázar, “El túnel” de Sábato, “Rojo y Negro” de Stendhal, “El castillo”, de Kafka, “La espuma de los días”, de Boris Vian, “Las ciudades invisibles” de Calvino, por citar un puñado. 

--¿Cómo llegaste a “Cyrano”? 

--Vengo de familia francesa por el lado paterno y para mí, de chico, la obra de teatro Cyrano de Bergerac era más conocida que Macbeth, por ejemplo. Lo que me entusiasmó de esta historia es el cambio de identidad: la idea de que una persona se va transformando en distintas personas a lo largo de su vida. También la sustracción o cambio de identidad ejercida por la última dictadura militar (temática que abordo de diferentes maneras en mis series). La historia de Cyrano es uno de los más emblemáticos cambios de identidad de la historia de la literatura. 

--¿Te resultó una buena experiencia escribir este libro? ¿Era algo que tenías como desafío? 

--Escribo cuentos desde el final de la primaria. Siempre creí que lo primero que publicaría sería un libro de cuentos. Comencé trabajando Cyrana como formato de serie televisiva, luego como un cuento, pero entendí que necesitaba más desarrollo. Y así, aproveché el encierro de la pandemia para escribir la primera versión de la novela. 

--¿Cuál es hoy tu principal ocupación y en cual de tus actividades te sentís más a gusto? 

--Hoy mi principal fuente de ingreso es el oficio de guionista y director de ficción. Logré, después de muchos años, vivir de lo que me apasiona. Me siento un privilegiado. 

--¿Tenés en mente otro libro? 

--Estoy bocetando una segunda novela, que ya trabajé con formato de guión cinematográfico. Es una historia de diferente género, más allá que el humor negro que se encuentra en Cyrana se mantiene. Se titula “El fin de este mundo” y es una historia de “infectados” o “zombies”, aunque con una drástica vuelta de tuerca al género. 

Bahía Blanca, ese lugar

Gastón es hijo de Raúl Portal  (1939–2020) recordado y talentoso periodista, humorista y conductor de radio y televisión y sobrino de Yvonne Portal de Maronna (1934-2018), una mujer reconocida en el ambiente local por su dilatada carrera deportiva dentro del tenis.

“Tengo muchos recuerdos de infancia en Bahía Blanca. Mi tía vivía ahí y la visitábamos con mis viejos todos los años. Jugaba mucho con mis primos, que eran un poco más grandes y muy divertidos. Es una familia de profesores de tenis (mi viejo también jugaba muy bien). Me pasaba días enteros en Sportiva. Las vueltas de la vida hizo que uno de mis mejores amigos (que no son de infancia o facu) sea Gonzalo Llamas Sebesta, oriundo de Bahía Blanca y a su vez íntimo amigo del gran Radagast, otro orgullo bahiense”, menciona.