El Escorial del sur de Italia

Sorpresa arquitectónica

El tercer monasterio más grande de Europa se esconde en una isla de Italia

El monumental recinto de San Nicolò de l'Arena, situado en la siciliana ciudad de Catania, acoge tras su recia fachada sorpresas arquitectónicas y astronómicas.

Nicolo Arena
Foto: Adobe Stock

En Sicilia, siempre al abrigo del Etna, se expande la ciudad de Catania en la que conviven el frenético ritmo de su puerto y lonja con la espiritualidad que invade su catedral, sus iglesias y monasterios, muchos de ellos magníficos, como San Nicolò L'Arena, el de mayor tamaño de Sicilia y uno de los más imponentes de Italia.

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ARQUITECTURA DESCOMUNAL

El monumental complejo arquitectónico de San Nicolò l'Arena está formado por un convento benedictino y la iglesia que le da nombre. El recinto fue fundado en el siglo XVI por monjes llegados desde el pueblo de Nicolosi, situado al abrigo del Etna, que se trasladaron al monasterio de Catania incluso antes de que estuviese finalizado, en busca de protección ante las erupciones volcánicas y los asaltos de bandidos que pretendían sus riquezas artísticas. Muy dañado por los terremotos de los años 1669, 1693 y 1703, su reconstrucción tardó varias décadas, pero lo dotó de dimensiones colosales.

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Foto: AdobeStock

MONASTERIO BENEDICTINO Y UNIVERSIDAD

Construido originalmente el año 1558, se levanta a la izquierda de la iglesia de San Nicolò y es el tercero más grande de Europa (100.000 m2), después de El Escorial de Madrid y el monasterio de Mafra portugués. Actualmente convertido en sede de las facultades de Bellas Artes y filosofía de la Universidad de Catania, su interior funde el saber intelectual con la riqueza artística de sus salas, vestíbulos y escalinatas.

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El acceso desde la plaza Dante invita a contemplar la exuberancia de las fachadas y balcones ornamentados, que esconden en su decoración máscaras y caras monstruosas que invitan a ser descubiertas. El recinto incluye una biblioteca, con volúmenes centenarios y una de las decoraciones más ricas de Italia en su Sala Vaccarini.

San Nicolò l 'arena
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LA SORPRENDENTE FACHADA DE SAN NICOLÒ

La iglesia preside una suave colina desde la que se domina toda la ciudad. Construida anexa al convento benedictino, sorprende por su fachada bastante particular, realizada por el arquitecto nacido en Catania en el siglo XIX Carmelo Battaglia Santangelo. Podría describirse de sobria por un lado y por el otro imponente y presidida por columnas protectoras, que se quedaron y aún siguen a medio construir, dicen que por fallos técnicos y falta de patrocinio. Una cúpula de 62 metros de altura remata el recinto, obra del arquitecto del mismo siglo, Stefano Ittar.

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Iglesia San Nicolò
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iglesia con aires de catedral

El templo consta de tres altivas naves, la principal de 105 metros de largo y 45 de ancho, medidas que casi asemejan a las de una catedral. En los laterales se suceden capillas semicirculares precedidas por balaustradas: San Andrés, San Euplio, Santa Águeda, San Nicolás de Bari, San Benito...., decoradas con lienzos y piezas de orfebrería sacra. La iglesia de San Nicolò atesora asimismo un bello coro tallado en madera, una sacristía rococó, un órgano del siglo XVIII –el más grande también de Sicilia– y un interesante reloj de sol creado por dos de los mejores astrónomos del siglo XIX. Incluye un impresionante mausoleo que honra a los caídos en las dos guerras mundiales.

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LA MAGIA SE ESCONDE EN EL TRANSEPTO

Una vez traspasada la sobria fachada de la iglesia se puede recorrer el patio central, donde se han recuperado vestigios arqueológicos. Deslumbran los antiguos y silenciosos claustros y un jardín que esconde algunas decoraciones fantasiosas. Por ellos se accedía antaño a las dependencias del abad y las celdas de los monjes. Pero sin duda lo más singular es la Gran Meridiana de mármol del transepto añadido a la iglesia el año 1841. Esta mágica línea, creada por el científico alemán Wolfang Sartorius y el danés Christian Frederik Peters, se extiende de norte a sur, con casi 41 metros de largo. Llegaron para realizar la topografía del Etna, pero se quedaron para concluir esta curiosidad estelar que señala los días del año, aquí organizados por meses y no solo por signos astrológicos. Cuando la luz del sol lo recorre, va desvelando el calendario solar y los signos del zodiaco.