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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Cinco meses de mandato libertario, y ya se extraña vivir en democracia

Cualquier docente que actualmente dicte la materia que alguna vez se denominó Instrucción Cívica, y a posteriori Formación Ética y Ciudadana, se la verá en serias dificultades si pretende explicar que un régimen cimentado en el voto mayoritario de la sociedad no es una democracia, aunque el que hoy rige a lxs argentinxs sea – en el plano económico, sin lugar a dudas – una suerte de dictadura sin la ESMA faenando en serie a una generación de compatriotas. De hecho, la Ministra de Seguridad ha presentado al Congreso un proyecto que habilita a las fuerzas de seguridad a llevar a cabo allanamientos (como los que acaban de sufrir justamente las organizaciones sociales rebeldes, y no precisamente los narcos) a cualquier hora y sin orden judicial. A su vez, el oficialismo ha dado carta blanca a un proyecto del PRO para sancionar los bloqueos sindicales contra las empresas. Paralelamente, el discurso del odio que indujo el triple lesbicidio de Barrancas continúa dando sus frutos: Un estudiante de enfermería de la Universidad Nacional de Rosario recibió una amenaza con el mensaje “cárcel o bala, sabemos dónde encontrarte”. Una vez más – como en el caso de la militante de HIJOS – la nota estaba acompañada por el lema Viva La Libertad Carajo (VLLC), junto con una bala y una foto de la víctima. El resto – organizar un homenaje en la Casa Rosada al gobierno del Plan Bunge y Born, la venta de las “joyas de la abuela”, la voladura de los arsenales de Río Tercero, el indulto a los genocidas, las “relaciones carnales” con EEUU, el innecesario envío de tropas al Golfo Pérsico, y un largo etcétera – es puro cotillón. En todo caso, forma parte de la “crónica de una muerte anunciada” en la entrevista celebrada en la residencia presidencial de Olivos entre Javier Milei y Alberto Fernández, previa a la asunción del primero a la jefatura del Ejecutivo, donde el Primer Mandatario actual deslizó una frase parecida a “no se confundan: yo no soy un gorila, soy un peronista de los 90”. Sin embargo, en honor al título de esta nota, digamos que a cualquiera que se haya tomado el trabajo de revisar los términos del temido Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), a punto de ser debatido en el parlamento… y probablemente aprobado, no le costará demasiado coincidir en que enfrentamos un presente mucho más tenebroso que el menemismo. 

“Desde hace cinco meses, nos encontramos inmersos en un vertiginoso proceso de despojo de derechos (sociales, laborales, económicos, ambientales), de entrega explícita, sin pudor alguno, a los grandes grupos económicos nacionales y transnacionales, a la vista de todo el mundo. La denominada nueva Ley Bases, que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados empeora notablemente la anterior, aquella que fuera retirada por el gobierno en febrero pasado. De ser aprobada por el Senado, la Ley Bases nos convertiría en un no-país, sin control del territorio, ni estado de derecho. Nos quedaría solo la bandera, el himno, el escudo y la selección nacional de futbol (¡si no la privatizan!)” Maristella Svampa y Enrique Viale.

“Ley Bases: Hacia un no-país, el sueño libertario”

A poco más de cuatro décadas de vigencia del orden constitucional – más pactado entre el gobierno de facto en retirada y la partidocracia venal y rentista que aún rige nuestros destinos, que conquistado por un pueblo sublevado -, los partidos políticos tradicionales se están disolviendo como un antiácido y, con altibajos estadísticos, los índices de concurrencia electoral también. 

Pese a lo que se reclama insistentemente en algunas “clases magistrales” que solemos escuchar, el único “capitalismo serio” que hubo en la Argentina fue el peronismo originario, y su contexto de posibilidad (conciliación de clases entre capital y trabajo) terminó con el bombardeo de una plaza pública en plena jornada laboral, con aviones de la Marina bendecidos por la Iglesia. 

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La “Misión Imposible” de este ariete de la OTAN en territorio nacional, que conocemos como Javier Gerardo Milei – así calificada porque asumió para imponer un nuevo orden, y no para consensuar nada con nadie -, era ganar la última elección presidencial. Y la ineficacia del gobierno de Alberto y Cristina Fernández le sirvió esa victoria en bandeja. Ahora lxs argentinxs tenemos que ingeniárnoslas para sobrevivir en un contexto más adverso que el de la serie The Walking Dead. 

A propósito de esto último, el gremio metalúrgico denunció 10.000 cesantías desde que asumió el gobierno actual, y el de la construcción alrededor de 100.000 durante el mismo período, debido a la suspensión de la obra pública. A su vez, la cadena de supermercados Changomas despidió a 150 trabajadores, y también se registraron despidos en Acindar, PepsiCo, General Motors, Fate, Jumbo y Diarco. Datos que funcionan como el bosque que se pretende tapar con el árbol de una supuesta baja de la inflación.

De este modo, en la Argentina de Milei todo se degrada vertiginosamente. La designación de una terraplanista como Lilia Lemoine al frente de la Comisión de Ciencia y Técnica de Diputados constituye una afrenta contra el saber, que evoca momentos trágicos de la Historia Universal, como el protagonizado por el Gral. Millán Astray cuando el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, durante una ceremonia de la por entonces llamada Fiesta de la Raza – aniversario del descubrimiento de América -, en el marco de la guerra civil española y frente a las narices del ilustre rector Don Miguel de Unamuno, vociferó su ya famoso “¡Viva la muerte!”.

Simultáneamente, ha trascendido que el Área Metropolitana de Buenos Aires se encuentra en un ranking de 20 centros urbanos con riesgo de sufrir inundaciones como las recientemente ocurridas en Porto Alegre, debido al calentamiento global, lista que también integran Nueva York, Tokio y Calcuta, … tema del que, descontamos, Lemoine ya se está ocupando.

A todo esto, mientras Lula puja por convencer a los presidentes de España y Francia para reunir una masa crítica de mandatarios que pongan freno al avance de la ultraderecha antes de la próxima Asamblea de las Naciones Unidas, en los últimos días, la comitiva argentina que estuvo integrada, además de por el Ministro de Economía Luis Caputo, por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning, dialogó con los equipos de FMI sobre la hoja de ruta acordada con el Gobierno. En especial quedó claro que en el primer trimestre se cumplió con creces con la reducción del déficit fiscal y la acumulación de reservas en el Banco Central.

En concreto, la octava revisión del programa de facilidad extendidas del FMI determinó que el superávit primario fue cuatro veces más alto que lo previsto, que las reservas del Banco Central acumularon más de 2.000 millones de dólares que lo estipulado oportunamente y que la emisión monetaria estuvo en los límites fijados. 

Ahora como paso formal, fuentes oficiales explicaron que se espera que “el equipo técnico del Fondo eleve el Staff Level Agreement para la posterior aprobación del directorio del desembolso de los fondos”, estimados en casi 800 millones de dólares para junio. 

Muy a pesar del repetido mantra “no hay plata” con que se responde a los comedores comunitarios o se desfinancia el mantenimiento de los ferrocarriles, el Gobierno acaba de pagar al Fondo aproximadamente 800 millones de dólares y las reservas del Banco Central cayeron en 687 millones de la misma moneda. Esto se sumó al último pago por otros 1.900 millones de dólares.

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En los dichos del presidente siempre está la expectativa de conseguir fondos frescos que permitan acortar los plazos para la salida del cepo cambiario, pero habrá que ver si el sobrecumplimiento de las metas es suficiente para que el FMI, atento a la debacle en que se halla nuestro país, vuelva a comprometer deuda con la Argentina. 

Por lo pronto, todo indica que el blanqueo es la gran apuesta que le queda al Gobierno para acumular reservas antes de abrir el cepo. El plan para conseguir financiamiento por USD 15.000 millones no avanzó y tampoco el FMI aceptó desembolsar fondos frescos. El proyecto incluido en el paquete fiscal da muchos incentivos para exteriorizar fondos, pero depositando en el sistema bancario local. 

En la Casa Rosada los funcionarios vinculados con las negociaciones parlamentarias ya reconocen que los proyectos legislativos en debate sufrirán modificación y volverán a Diputados, aunque destacan que, de ser así, las medidas de todas formas serán aprobadas, como ya ocurrió cuando obtuvieron media sanción.

Si se cambia algún artículo del RIGI o del impuesto a las Ganancias, o de cualquier otro tema, el oficialismo necesitará alcanzar en la Cámara baja una mayoría igual o mayor a la que obtenga la oposición en el Senado para insistir con la redacción original, de lo contrario, quedará la versión nueva. El impuesto al tabaco es otra de las cuestiones que generan conflicto, pero es un punto que al Gobierno no le interesa discutir en este momento.

Más allá de las intrigas palaciegas, cabe preguntarse si la última medida de fuerza sindical abrió otra etapa en la relación entre el Gobierno y la CGT. Hay algunos indicios, aunque nadie arriesga pronóstico alguno en ese vínculo signado por los desencuentros. Al día siguiente de la segunda huelga general en cinco meses, directivos cegetistas retomaron los contactos con referentes libertarios. Hubo promesas de reuniones reservadas con un telón de fondo: la mayoría de los dirigentes gremiales quiere evitar un paro de 36 horas.

La amenaza de paralizar el país durante un día y medio surgió de la izquierda, enarbolada por el ferroviario Rubén “Pollo” Sobrero, y prendió en el sindicalismo kirchnerista. Pero el sector dialoguista de la CGT, y aun algunos moyanistas, entienden que no tienen margen para concretar una nueva medida de fuerza. “Golpear para negociar” fue el lema del líder metalúrgico Augusto Timoteo Vandor a fines de los años 60 para explicar la estrategia de protestar y luego sentarse a pactar con el dictador Juan Carlos Onganía. Si de esas tratativas surgió la Ley de Obras Sociales, que le dio al sindicalismo el armado y la administración del sistema sindical de salud, ¿qué reparo habría para hablar ahora con Milei? Un imperativo del campo popular deberá ser denunciar dichas prácticas para erradicarlas definitivamente de la historia del movimiento obrero organizado. 

En tanto, la cuenta regresiva de cara al Pacto de la Moncloa libertario continúa arrancando hojas al calendario, con un pronóstico que se va complicando. Ricardo Quintela no irá Córdoba para la firma de dicho acuerdo. Se sumó así a la posición pública que vienen sosteniendo el pampeano Sergio Ziliotto, Axel Kicillof de la Provincia de Buenos Aires, Gustavo Melella de Tierra del Fuego y Gildo Insfrán de Formosa. El gobernador riojano criticó a Milei y dijo que sólo mantiene diálogo con Guillermo Francos. “No le voy a dar la bala de plata a Milei para que le pegue un tiro al pueblo argentino. No puedo colaborar y no quiero ser parte de eso”.

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A estas horas, después de amenazar con aplazarlo, el gobierno baraja celebrar un Pacto de Mayo sin gobernadores, pero “con la ciudadanía”, como una manera de presionar a los senadores para que avancen con la Ley Bases y el pacto fiscal.

Con o sin sanción de la Ley de Bases dos y del paquete fiscal, el Jefe de Estado ya está en Madrid para participar en España de una cumbre del partido de derecha Vox, en medio de la tensión que el líder libertario mantiene con el gobierno de centro-izquierda de Pedro Sánchez por diferencias ideológicas, lo que recientemente incluyó un fuerte cruce con un ministro de ese país, Oscar Puente, que sugirió que Milei se expresaba en público bajo los efectos de “sustancias”.

Por su parte, desde el centro de gravedad de un movimiento todavía sentido y falto de reflejos, Máximo Kirchner convocó a elecciones del Partido Justicialista bonaerense para el próximo 17 de noviembre – fecha consagrada como Día del Militante, en memoria del primer regreso del Gral. Perón a la Patria, en 1972 – y presiona para que ese día también se vote a nivel nacional.

El anuncio del llamado a internas se da en medio de cuestionamientos a la conducción del líder de La Cámpora por parte de algunos intendentes y también de su tensión con Axel Kicillof.

Paralelamente, desde una órbita ajena a la política partidaria, cada vez más exponentes de las fuerzas vivas de nuestra sociedad se van atreviendo a llamar a las cosas por su nombre. Sin ir más lejos, Paula Pareto destrozó a Milei y tomó una drástica decisión que sorprendió al deporte argentino. La ex judoca y médica de 38 años disparó munición gruesa contra el presidente de la Nación, a dos meses y medio del arranque de los Juegos Olímpicos de París 2024. “La Peque” renunció a su beca como medallista (oro y bronce) para ayudar a sus colegas y a modo de protesta por el recorte presupuestario a su actividad que impulsa el gobierno de La Libertad Avanza.

Haciendo la suma de lo expuesto hasta aquí, se agolpan en la conciencia mayoritaria interrogantes como el siguiente: ¿Qué fuerza política será capaz de revertir el statu quo vigente en esta democracia extractivista y anti obrera? Gestarla es la GRAN asignatura pendiente de cualquier vocación patriótica.

El proyecto libertario no tiene destino. Va a derrumbarse como un castillo de barajas. El tiempo que eso tarde depende al menos de dos factores: La enorme frustración de una mayoría que – paradojalmente, como bien lo explica el sociólogo Pablo Semán contra toda lógica progresista – por ahora tolera el ajuste porque, en un país donde ningún político cumple con la palabra empeñada, fue anunciado en campaña; y porque la mitad restante de la sociedad aún carece de expresión política. 

En este momento, por ejemplo, Misiones vive un conato de rebelión. La Policía ha tomado reparticiones, como los docentes y el personal de salud, están cortando calles y quemando neumáticos. Una escena que lxs argentinxs hemos visto muchas veces. Puede replicarse en otros puntos del país. Pero no prosperará a nivel nacional mientras el pueblo no cuente con una representación política capaz de canalizar su hartazgo en un cauce progresivo. He ahí el principal desafío del campo popular.  

El resultado de la última elección presidencial interpela tanto a la clase política como a la militancia en general, y resulta harto factible que un pueblo por demás descreído de las promesas solo se reagrupe y encolumne detrás de quien atine a proporcionarle un bienestar palpable y la dignidad que le han arrebatado.

Fuente: La gomera de David.

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