Ni el invierno detiene la proliferación de los pisos turísticos en España: en febrero se superaron los 350.000 | Economía | EL PAÍS
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Ni el invierno detiene la proliferación de los pisos turísticos en España: en febrero se superaron los 350.000

Las viviendas vacacionales rompen un nuevo récord en la estadística oficial y aumentan un 3,2% respecto al pasado verano, la época álgida del sector, y un 15% más que un año antes

El Tribunal Superior de Baleares anula una sanción de 300.000 euros a Airbnb por anunciar pisos turísticos
Dos personas entran a un piso de alquiler turístico en Madrid, en noviembre de 2022.Luis Sevillano

El fenómeno de los pisos turísticos no encuentra freno en España. Esta vez, ni el invierno ha podido detener la extraordinaria proliferación de este tipo de inmuebles, que muchos expertos relacionan con los problemas de accesibilidad a la vivienda. El pasado febrero, el país contaba con 351.389 casas vacacionales, un récord absoluto en la estadística experimental del INE, que comenzó a hacer sus mediciones en 2020. Es un dato incluso superior al de agosto de 2023 (las muestras se toman cada seis meses), lo que supone una anomalía porque normalmente la serie suele seguir la lógica estacional del turismo. Esta vez no ha sido así y España tenía este febrero un 3,2% más de pisos turísticos que el pasado verano. Y si se compara con un año atrás (es decir, con febrero de 2023) el número de casas que se publicitan en plataformas de alquiler por días ha crecido más de un 15%.

Para Pablo Martínez, del estudio de urbanismo 300.000 km/s y autor de varias investigaciones sobre el tema, no hay que rebuscar mucho para encontrar las causas de este auge. “No hace falta ser un gran economista para darse cuenta de que en determinadas circunstancias es más rentable alquilar un piso por días que por años”, lanza. La segunda parte de la ecuación es la falta de regulación (o de regulación efectiva) por parte de las Administraciones, algo que el arquitecto reclama. “Regular los usos que se pueden hacer en un suelo es algo muy normal, de la misma manera que no dejamos poner fábricas al lado de las casas o puertos en zonas naturales”, explica.

Por territorios, Baleares, uno de los que aplican mayores restricciones a los apartamentos turísticos, es el único donde los registros han caído en el último año (-1,3%). Respecto al anterior verano, además de en la comunidad insultar también retroceden los pisos turísticos en Galicia. En el extremo opuesto están Navarra y Madrid, donde en los últimos seis meses las casas para viajeros han aumentado un 18,1% y un 14,6%, respectivamente. La región de la capital es también, con un 19%, de las que han experimentado una mayor subida en el último año, pero en eso la superan Galicia y Cantabria, con ascensos por encima del 20%. En términos absolutos, Andalucía (alrededor de 82.000 casas), la Comunidad Valenciana (60.000) y Cataluña (53.000) concentran más de la mitad de las casas.

El mapa y los datos, en suma, son un reflejo más del momento dulce que vive el sector turístico en España. El año pasado se batió el récord de visitantes y el arranque de 2024 apunta a cifras todavía superiores. “El turismo va a toda pastilla, y meses que antes se consideraban temporada baja, ahora a lo mejor son alta”, resume Ignacio Montojo, profesor de Derecho Administrativo en el grado de Turismo de la escuela universitaria EUSA. El también consultor cree que tras el auge de las viviendas turísticas se encuentra la profesionalización de la actividad con la aparición de compañías intermediarias. “Comenzó con particulares, al crecer ha aparecido un fenómeno que es el de los gestores, que llevan el día a día de las casas”, argumenta.

Por ciudades, Madrid lidera la tabla indiscutiblemente con más de 16.000 pisos turísticos. Pese a los recientes anuncios del ayuntamiento de la capital para controlar este fenómeno, los datos del INE muestran que el volumen de pisos turísticos ha crecido más de un 19% en el último año. En segundo lugar, Barcelona se acerca a los 9.000 apartamentos y rompe la tendencia a la moderación que se había observado en los últimos años. Pese a tener una de las legislaciones municipales más estrictas, el número de pisos ha crecido casi un 18% en el último año, y casi todo ese aumento se debe a los últimos seis meses (17,4%). Algo más contenido se muestra el fenómeno en Málaga, que con más de 7.000 casas, ocupa la tercera posición. Entre las urbes con más de medio millón de habitantes destaca la eclosión en Valencia, donde en el último año el volumen de inmuebles destinados a alquiler turístico se ha disparado casi un 30%, un porcentaje que Zaragoza supera (aunque es con diferencia la que tiene unas cifras totales más modestas).

En las grandes ciudades, estas casas tienden a representar un porcentaje pequeño del total de viviendas que tienen, aunque Málaga, Sevilla y Valencia superan la media nacional del 1,33%. No obstante, la primera, que es la que tiene un mayor porcentaje, no llega al 2,7%. Esto no excluye problemas porque, como explica Martínez, “estas casas no se concentran arbitrariamente, sino que lo hacen allí donde más daño provocan”. El arquitecto cita “barrios históricos”, necesitados de una rehabilitación integral, en los que “generan afecciones de salud pública, como problemas de ruido y convivencia”. Montojo, el consultor y profesor universitario, insiste en la idea: “Si la cosa se desborda, al final el ciudadano no va a poder ir al centro, no va a poder vivir su propia ciudad, porque va a llegar y va a ver todo ocupado, como está ocurriendo”. Y por eso aboga por introducir medidas como la introducción de una tasa turística que sirva para reforzar servicios “mermados” por el exceso de visitantes, como los transportes o la limpieza de las calles.

El fenómeno se desborda ya del todo cuando se suman dos variables: municipios de menor tamaño en zonas muy turísticas. Yaiza, en la isla canaria de Lanzarote, y La Oliva, en la vecina Fuerteventura, siguen llevándose la palma. En ambas, una de cada cinco viviendas tiene por destino el alquiler de temporada. Pollença, en Mallorca, se acerca al 20% de pisos vacacionales sobre el total de su parque de vivienda. Margalef (Tarragona) y Búger (de nuevo en Mallorca) completan las cinco primeras posiciones. Con la excepción de Naut Aran y La Vall de Boí, ambas en el área pirenaica de Lleida, las 30 poblaciones con mayor concentración de casas turísticas están en provincias de costa o en las islas.

Con cada vez una mayor oposición ciudadana a la turistificación, como demuestran las grandes manifestaciones que se vivieron en Canarias el mes pasado, muchas comunidades autónomas (con las competencias en turismo) y ayuntamientos (con competencias urbanísticas) buscan la tecla para controlar la proliferación de pisos turísticos. También el Gobierno anunció el pasado diciembre la creación de un grupo interministerial para estudiar posibles soluciones al alquiler vacacional, partiendo de la idea de que este resta inmuebles al alquiler residencial y contribuye a la gran crisis de vivienda que atraviesa España. En el sector inmobiliario, los más críticos con la ley de vivienda aprobada el año pasado denuncian de manera recurrente que esta expulsa a caseros del mercado convencional hacia otras opciones como el arrendamiento de temporada o de habitaciones. Montojo opina que los cambios regulatorios pueden ayudar a controlar los pisos turísticos, pero niega la mayor: “Creo que pueden bajar las ofertas de viviendas de uso turístico en algunas ciudades, pero no que vaya a caer el turismo”.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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