(Con motivo de su reciente fallecimiento publicamos esta entrevista a Roger Corman)


MAR DEL PLATA.- Con más de 300 películas producidas y más de 50 largometrajes dirigidos, Roger Corman no sólo es uno de los artistas más prolíficos de las últimas cinco décadas (su opera prima, "Five Guns West", es de 1955) sino también uno de los más creativos e influyentes en toda la historia del cine norteamericano.

Además de ser considerado como el ícono máximo del cine de clase B (bajo presupuesto) y de haber filmado en tiempo récord, con mínimos recursos y mucha imaginación clásicos como "La caída de la casa Usher", "El cuervo", "El hombre con ojos de rayos X", "La tiendita del horror", "Cuentos de terror", "Mamá sangrienta" y "Los ángeles salvajes", este visionario y contestatario realizador, que el próximo 11 de abril cumplirá 76 años, es famoso por haber descubierto a jóvenes actores y directores que luego se convertirían en algunas de las estrellas más poderosas de Hollywood: Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, James Cameron, Jack Nicholson, Joe Dante, Ron Howard, Peter Bogdanovich y Jonathan Demme, entre muchos otros, pasaron por la denominada "factoría Corman" durante su primera etapa de formación y consolidación artística.

En una nueva visita a la Argentina, Corman anunció anteayer, en el marco de una conferencia de prensa, que está estudiando de manera muy seria la posibilidad de reeditar su vieja colaboración con Héctor Olivera y su compañía Aries. "Ahora que la situación cambiaria es ventajosa y teniendo en cuenta la excelente calidad de los técnicos argentinos es posible que retomemos ese esquema de coproducciones. Las cinco o seis que hicimos juntos durante los años 80 y comienzos de los 90 tuvieron mucho éxito en Estados Unidos y hasta se estrenaron en salas, algo imposible en el contexto actual en el que este tipo de film se hacen directamente para televisión y el video hogareño", indicó el realizador, y agregó: "Una de esas películas que rodamos aquí con Héctor, "Deathstalker Stoker" ("El cazador de la muerte"), se convirtió en un film venerado por algunos cinéfilos y hace poco figuró entre los 50 mejores exponentes del cine de clase B en una importante encuesta realizada en Internet".

Luego de someterse con paciencia y amabilidad al acoso de los fanáticos que lo atosigaban con pedidos de autógrafos y fotos, Corman accedió a un diálogo en un amplio salón del hotel Hermitage. En el encuentro se mostró muy interiorizado sobre los nuevos movimientos estéticos, sobre las posibilidades que desde hace algunos años se abrieron gracias al desarrollo masivo de las tecnologías de grabación y edición digitales, así como sobre la expansión del marketing cinematográfico a través de Internet.

"Uno de los hechos más significativos de los últimos tiempos fue "El proyecto Blair Witch", no tanto por la calidad de la película, que trabajaba de forma atractiva el documental falso, sino porque fue la primera vez que alguien se animó a utilizar Internet, por entonces considerada una herramienta secundaria de promoción, para generar un acontecimiento de características tan masivas, y convertir así a un pequeño video de terror psicológico en uno de los proyectos más rentables de la historia si tomamos en cuenta la relación costo-beneficio", indicó.


-¿El movimiento danés Dogma 95 también es fruto del marketing ?

-No sólo es marketing. Me gusta mucho lo que hacen (Lars) Von Trier o (Thomas) Vinterberg, y de hecho son muy imitados por directores de otras partes del mundo. Yo trabajo mucho con realizadores jóvenes que filman con cámaras digitales, pero creo que fueron los daneses quienes impusieron en los últimos tiempos esa forma cruda de mostrar las historias, apelando a la cámara en mano y sin preocuparse por la luz o por la música.


-Parece que ahora el cine más comercial pretende copiar esas ideas y adaptarlas a sus esquemas de producción.

-Si tomamos en cuenta el desarrollo de la tecnología, creo que el hecho más significativo en el futuro próximo será el estreno del segundo episodio de "Star Wars", ya que será la primera película de la historia íntegramente digital. Pero a mí no me gusta tanto lo que está haciendo George Lucas, prefiero "Memento", que hace un uso racional de los efectos visuales. Me gusta que las imágenes creadas por computadora sean funcionales a una historia, no que la tapen. Casi todas las películas de ciencia ficción, terror o aventuras que hacen los grandes estudios ponen mucho mayor énfasis en conseguir un mínimo avance en términos tecnológicos que en preocuparse por la trama. Por eso, creo que uno de los pocos que han podido compatibilizar ambas cuestiones fue mi amigo James Cameron en "Titanic".


-¿No extraña el tipo de cine más inocente que se hacía entre las décadas del '50 y el '70?

-Es que hoy ese cine parece naïf porque uno no disponía del dinero ni de la tecnología para crear un monstruo o un extraterrestre. Pero el cine de aquella época y la industria del cine independiente no era tan divertida como lo muestran Tim Burton en "Ed Wood" o Joe Dante en "Matinee".


-Incluso sus películas siempre tuvieron una fuerte carga política, proponían una segunda lectura muy corrosiva en términos sociales.

-¡Claro! Yo soy un "liberal" de izquierda y por eso siempre incluí un subtexto político en mis películas. Estoy muy orgulloso de haber hecho varios films importantes de la denominada contracultura de los años 60, como "Los ángeles salvajes" o "Los ángeles del diablo", y de haber mostrado crudamente los conflictos raciales en "The intruder". Con ésta hasta gané premios en festivales, pero fue una de las pocas de mi carrera con la que perdí dinero. Pero los actuales son tiempos muy difíciles para el movimiento independiente: hay que cuidarse más con lo que se dice y preocuparse por recuperar el dinero.


-¿Esta ola conservadora creció mucho tras el atentado del 11 de septiembre último?

-Sí, aunque ya venía de antes. Creo que en el corto plazo estaremos plagados de films bélicos que apelen al patriotismo, pero luego volveremos a la normalidad. El problema no sólo es el nacionalismo exacerbado sino la influencia nefasta que los abogados de Hollywood, los representantes de artistas y los financistas de Wall Street tienen sobre la industria cinematográfica.


-¿Cómo se padece esa influencia negativa?

-Tuve que vender mi compañía de distribución de películas extranjeras y ahora el mercado norteamericano se está cerrando cada vez más al cine de afuera. Hay casi una situación monopólica con empresas como Miramax, New Line, Fox Searchlight o Sony Classics, pertenecientes a las grandes compañías, que son las únicas en condiciones de comprar y estrenar films de otras regiones.


-¿Son estas complicaciones del negocio las que lo llevaron a dirigir un solo largometraje en los últimos 30 años?

-Sí, mi compañía de producción y distribución me insume todo el tiempo. No digo que nunca más vaya a dirigir, siempre estoy abierto a un guión o una idea que me conmueva y me devuelva a un set de filmación. Pero creo que tengo que seguir en la lucha como productor. Mi aporte al cine, mi estilo de producción y dirección fueron importantes en los años 50, 60 y 70. Ahora sólo me queda resistir.

(Publicada originalmente en el diario La Nación del 



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