Mark David Chapman, quien cumplió ayer sus 69 años, privó de la vida a John Lennon en Nueva York el 8 de diciembre de 1980 cuando el exintegrante de The Beatles tenía 40 años. Chapman fue condenado a cadena perpetua y sigue cumpliendo su sentencia.

La cadena perpetua implica que David deberá permanecer en prisión de por vida, con la posibilidad de una audiencia para solicitar su libertad condicional. Sin embargo, desde que ingresó al Centro Correccional de Attica, nunca se le ha otorgado.

En su primera audiencia, la junta determinó que la liberación de Chapman no era viable, considerando la gravedad y la magnitud del delito que cometió. Este año, nuevamente se le denegó la libertad condicional.

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John Lennon (EFE/Iain Macmillan)
John Lennon (EFE/Iain Macmillan) (Iain Macmillan)

En las múltiples sesiones en las que David la ha solicitado, se han presentado argumentos que indican que su reintegración a la sociedad no sería posible, incluyendo el riesgo de reincidencia.

La junta ha considerado el ataque contra la vida de John Lennon como premeditado y cuidadosamente planeado. Además, han argumentado que su liberación sería un desprecio hacia la ley estadounidense y minimizaría la gravedad de la pérdida de vidas en el país.

A pesar de las negativas, Chapman ha continuado esforzándose para obtener la libertad condicional, manteniendo un buen comportamiento y aferrándose a su fe cristiana en busca de perdón, aunque esta creencia religiosa ya la practicaba antes del crimen.

Incluso después de su arresto, Chapman declaró que había odiado a Lennon desde 1966, cuando el cantante hizo su famosa afirmación de que “los Beatles eran más populares que Jesucristo”, y por las letras de algunas de sus canciones, en particular “God” e “Imagine”, que, según él, despreciaban la fe. Afirmó que Lennon era un “hipócrita” y llevaba un estilo de vida indecente, lo que lo “obligó a castigarlo”.

Después del impactante asesinato y su arresto, Chapman concedió entrevistas donde aseguró estar en pleno uso de sus facultades mentales y sentir remordimientos por su decisión de atentar contra Lennon. Sin embargo, durante su tiempo en prisión, al menos cinco psiquiatras lo han diagnosticado con esquizofrenia y psicopatía, razones por las cuales es poco probable que se le conceda su independencia.