Después de 34 años, los increíbles decorados de Turandot de David Hockney reviven en Los Ángeles

Cuando se levanta el telón del Turandot de la Ópera de Los Ángeles el sábado por la noche, el último trabajo del compositor Giacomo Puccini contará con la primera de las estrellas más importantes de la producción en Los Ángeles: los monumentales escenarios diseñados por David Hockney a principios de la década de 1990, diseñados por un famoso artista británico. y cronista. Vida del sur de California.

Las curvas y bordes que parecen dagas de los conjuntos Turandot de Hockney, bañados en rojos intensos y ultramarinos, son el telón de fondo de una historia de pesadilla sobre una fría princesa china que desmembra a sus posibles pretendientes, hasta que uno de ellos derrite su corazón.

El diseño del paisaje de Hockney, que recuerda al icónico cine expresionista alemán con toques de fondo en Fantasía de Walt Disney, es un testimonio virtuoso de la exploración de la pintura abstracta del artista durante toda su vida y su perdurable amor por la ópera.

“Estábamos intentando programar el Turandot de Hockney. durante 30 años”, dijo el vicepresidente de planificación artística de LA Opera, Rupert Hemmings, quien trabajó con Hockney para las óperas “Tristán e Isolda” y “Die Frau One Schatten.” “La tarea es siempre crear algo que atraiga al público. Puede ser una soprano o un director. En este caso, es Hockney quien ha creado una obra de arte visionaria en la que se desarrolla la ópera.

Turandot es una de las mejores óperas. Es una empresa exigente.

“Hay 342 personas en el elenco y el equipo, el 95 por ciento de los cuales son sindicalistas”, dijo Hemmings. “Trabajar con una orquesta de 86 músicos y montar, vestir, ensayar, encargar y pagar a 128 cantantes es caro, y para proteger sus voces sólo podemos tocar dos veces por semana”. Con una capacidad de 3.100 asientos para cada una de las seis funciones en el Dorothy Chandler Pavilion, añadió, “no alcanzará el punto de equilibrio”.

Además de los costos de personal, LA Opera gastó $80,000 para alquilar activos de producción (accesorios, decorados de Hockney y vestuario de Ian Falconer, escritor e ilustrador de la popular serie de libros infantiles Olivia) de la Ópera de San Francisco. y la Ópera Lírica de Chicago, que interpretó “Turandot”. diseños hace 34 años.

Hockney ha creado decorados de ópera desde 1975, incluido un período de 18 meses en Tristán e Isolda de Los Ángeles en 1987, cuando Hockney asumió Turandot. comisión con opiniones firmes. En su autobiografía de 1993, Así lo veo, escribió: “He visto muchas producciones de Turandot, la mayoría de ellas increíblemente kitsch, demasiado chinoiserie y demasiados dragones… Para la escena primero, la ciudad de Beijing, “Sugerí que tomáramos dragones y los pusiéramos en los techos en formas que parecieran dragones”. El resultado es una imagen asombrosamente fantástica de la ciudad ahora conocida como Beijing, utilizando “ángulos duros, diagonales fuertes y una perspectiva loca”.

Según Drew Landmesser, ex subdirector general de la Ópera Lírica de Chicago, Hockney, que se mudó a Los Ángeles en 1964, convirtió la cancha de tenis de su finca de Hollywood Hills en un estudio en funcionamiento. A diferencia de otros diseñadores, que normalmente construían modelos a escala de un cuarto de pulgada o media pulgada, Hockney construyó una plataforma gigante con modelos tan grandes que podía moverlos para explorar el espacio y cómo se movía la gente allí. él.”

Durante el ensayo, los trabajadores colocaron enormes piezas de “Turandot” detrás del escenario del segundo acto.

(Jason Armond/Los Ángeles Times)

El artista también instaló su propio sistema de iluminación para reflejar con precisión los colores intensos que eligió para sus piezas, incluida una fachada exterior roja que se eleva hasta 30 pies y una mancha acentuada con hilo verde y azul real en la tela sin interrupciones. que tienen 60 de largo. pies en el escenario.

Después de dos años de desarrollo, traducir las medidas para crear los conjuntos de Turandot requirió seis semanas de trabajo informático. La producción de los decorados, accesorios y vestuario costó alrededor de un millón de dólares, dijo Landmesser, “una inversión no tan grande” que será compartida por las compañías de Chicago y San Francisco y se amortizará mediante el alquiler. (Esta cifra de producción no incluye los honorarios pagados al equipo creativo, incluido Hockney, el diseñador de vestuario Falconer y los directores de iluminación y escena). Desde 1992, los decorados se han utilizado más de diez veces en Estados Unidos y en Nápoles, Italia.

Durante una visita de ensayo la semana pasada, mientras el tenor y artista residente Russell Thomas golpeaba repetidamente el gong gigante que marcó el final del Acto 1, Hemmings y el director técnico de la Ópera de Los Ángeles, Jeff Kleeman, describieron el minucioso proceso de montar el espectáculo. .

“El nivel de detalle requirió meses y meses de análisis para producirlo y almacenarlo adecuadamente”, dijo Kliman, quien trabajó en las pantallas adaptadas con software de diseño asistido por computadora para adaptar el diseño de Hockney al escenario de la Ópera de Los Ángeles y establecer la ubicación de los elementos escénicos y elementos de iluminación. en lo que se conoce como un plano de tierra compuesto.

“Actuar según la acción, pieza por pieza, lo haremos adecuado”, afirmó.

Los decorados, que la Ópera de San Francisco está pagando para almacenarlos en un almacén de Modesto, se dividieron en “miles de piezas y encajaron como Tetris para minimizar el daño y caben en tres camiones de 53 pies con techos de dos metros y medio”, dijo Kliman. . Después de que los decorados llegaron a Los Ángeles, su equipo de escenario de 64 personas pasó cinco días de 10 horas en tres equipos clasificando las piezas para cada acto de la ópera, ensamblándolas, haciendo las reparaciones necesarias y colocando alrededor de 800 luces.

“Los compuestos son lo que llamamos paredes blandas”, señaló Kliman, “hechas de madera con revestimientos de tela. Hoy en día, las paredes compuestas están hechas de acero y madera contrachapada, que son más pesadas y duraderas. Las paredes blandas pesan menos y son más baratas de construir, pero Se desgasta después de algunos usos y viajes en el camión”. Ingresan los artistas escénicos que mezclan y combinan de forma personalizada los tonos súper saturados de Hockney para retocar el escenario y crear un tablero cubierto con trozos de cinta pintada para parches rápidos antes o durante el espectáculo.

Los intermedios en el espectáculo duran entre 20 y 25 minutos para permitir que los 43 miembros del vestuario, las pelucas y el equipo de maquillaje preparen a los artistas para el siguiente acto y que el equipo de escenario instale decorados prefabricados. Aproximadamente un tercio del escenario está “pegado”, dijo Kleeman, lo que significa que las piezas son levantadas en el escenario y ensambladas por carpinteros. “Eso suena complicado”, añadió con una sonrisa. “Todo tiene que estar colocado exactamente donde debe estar de una manera muy coreografiada, y con cada práctica refinamos el enfoque. Así que por más grande que parezca, se convierte en una rutina”.

Los trabajadores mueven piezas del techo a medida que cambia la disposición.

(Jason Armond/Los Ángeles Times)

El director técnico Jeff Kleeman durante la práctica en el Dorothy Chandler Pavilion.

(Jason Armond/Los Ángeles Times)

La gerente senior de diseño, Carolina Angulo, dijo que los conjuntos de gran altura son más que simplemente un atractivo. “El uso de una perspectiva forzada y proporciones exageradas claramente hacen que el espectador piense en el lugar de los personajes en este mundo y sienta sus emociones”.

En la Ópera de San Francisco Medalla En declaraciones a Hockney en 2017, el director ejecutivo Matthew Shilvock citó al artista por su influencia en la forma de arte.

“Sus producciones son expresiones audaces de emociones arquetípicas, arraigadas en un fuerte sentido de resonancia y escala espacial”, dijo Shilvok. “Encuentra el ritmo del color y el diseño y crea portales en los que entramos con entusiasmo”.

Hemming estuvo de acuerdo y calificó el Turandot de Hockney como un diseño conceptual provocativo que permanecerá atemporal.

“Muchas representaciones de ópera duran más de 30 años”, señaló. “Si este “Turandot” alcanzara el nivel de desgaste, alguien lo reconstruiría. Nunca te librarás de él. Es como tirar un cuadro de David Hockney”.

La colección Turandot tiene notas escritas a mano sobre para qué acción sirve.

(Jason Armond/Los Ángeles Times)