El enigma del vocero presidencial

El enigma del vocero presidencial

El enigma del vocero presidencial

Una interesante polémica protagoniza el vocero presidencial, Fredy Hinojosa, quien tuvo ya sus primeros encuentros públicos, con fluidez verbal pero serias complicaciones narrativas, en asuntos como los 12 días que desapareció la presidenta Boluarte, o su posición frente a la investigación que realiza la Fiscalía a su hermano Nicanor.
La principal crítica sería que el vocero es utilizado como teflón para que Dina Boluarte no responda temas sensibles que debilitan su posición de mando. El ejemplo más claro son esos 12 días desaparecida por una supuesta cirugía menor. Para ella no tendría mayor importancia por tratarse de un tema privado. Por ello el vocero salió a declararlo así. Pero olvida que, por su investidura, la presidenta representa a la Nación. Mientras ocupe el cargo, no tiene una esfera privada desvinculada de lo público, porque todo acto privado suyo repercute en la personificación de la Nación. Es crucial cuidar su imagen pública y velar porque no se manche, manteniéndola inmaculada de ser necesario, algo imposible a esta altura del partido en el Perú.
Lo cierto es que el problema de la vocería presidencial es un tema más profundo que simplemente poner una voz que la reemplace cuando no quiere hablar frente a los medios de prensa. La vocería presidencial es en realidad una de las múltiples funciones que debería cumplir el director de comunicación de gobierno, cuyo rango debiera ser ministerial.
Me explico. La vocería debe responder a una estrategia de comunicación corporativa y gubernamental. La estrategia define qué temas y enfoques son los que corresponden al vocero y cuáles a la presidenta. Es algo así como diferenciar ente una urgencia y una emergencia. Si es una urgencia (tu cargo no corre peligro) se encarga el tema al vocero. Si es una emergencia (tu cargo corre peligro) se encarga directamente la presidenta.
¿Quiénes definen qué es urgencia y emergencia política? El director de comunicación debe presidir un gabinete de guerra o crisis (así se llama) y analizar con distintos expertos los riesgos que existen en distintos escenarios. Los 12 días no habidos de la presidenta, por ejemplo, son críticos porque no existe un vicepresidente. Si algo fatal ocurriese en la supuesta cirugía menor, el país tendría que haber estado preparado para una sucesión inmediata del poder. Era una emergencia que se requería anunciar públicamente y de manera transparente, así sea una actividad privada que realiza la mandataria. Es un asunto de seguridad nacional. ¿Acaso es tan difícil entender esto?
El director de comunicación gubernamental y vocero presidencial requiere al menos tres competencias para realizar este análisis y poder distinguir emergencias de urgencias políticas: (1) dirección periodística, generación de contenidos y networking con directores de prensa, (2) dirección de investigación en percepción ciudadana y (3) dirección de marketing público (instalación de mensajes propositivos). A estas tres competencias se suma una buena oratoria y entrenamiento de vocero, para enfrentar con eficiencia las continuas conferencias de prensa que exige el cargo. ¿Está Hinojosa capacitado para ello?

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