Destinos de España a los que viajar este verano si no te gusta ni la playa ni el calor

Destinos de España a los que viajar este verano si no te gusta ni la playa ni el calor

Si lo tuyo no son las temperaturas sofocantes y lo que te apetece estas vacaciones es huir de las aglomeraciones, el ruido, los platos combinados o los madrugones para plantar la sombrilla en la arena, estas propuestas son para ti.

Aldeas mágicas, como Bulnes, en los Picos de Europa (Asturias) son destinos ideales para unas vacaciones alternativas.

Cada vez más personas se decantan por el turismo alternativo. Una forma de viajar más sosegada que permite acercase a gentes y lugares sin los condicionantes que impone el mercantilizado turismo de masas.

Lo que se ha dado en llamar la España vaciada es un compendio de localidades llenas de encanto donde practicar un veraneo pensado para la desconexión y el disfrute de la naturaleza, la historia o la mejor gastronomía tradicional.

Nuestras propuestas para escapar del calor intenso y de las masificaciones

Nuestro país atesora maravillosos e innumerables lugares en los que plantificar unas vacaciones diferentes, ligadas a lo rural. Y, a riesgo de quedarnos muy cortos, sabemos que con cualquiera de estas cuatro propuestas acertarás seguro para huir del calor y de las aglomeraciones en la playa.

Valle de Baztán, Navarra

En la cabecera del río Bidasoa, el Valle de Baztan agrupa quince localidades de la Comunidad Foral de Navarra que se esparcen por el verde y húmedo paisaje del Pirineo Atlántico.

Comenzamos callejeando por la principal localidad del valle, Elizondo, con su arquitectura a base de palacetes y casas señoriales que refleja la riqueza de los lugareños que decidieron buscar fortuna en las Américas en el siglo XVIII.

Elizondo, capital del Valle de Baztán.

Todos los municipios de la zona bien merecen una visita. Pero nosotros recomendamos no perderse dos: Zugarramurdi, el pueblo de las brujas y su impresionante cueva, y Amaiur/Maya, el último reducto de resistencia contra la conquista del Reino de Castilla.

Al abrigo del puerto de Otsondo (602 m) y del macizo de Gorramendi, este pueblo aislado es el más cercano a la muga francesa. Su característico portillo en arco de medio punto da la bienvenida a este típico ejemplo de pueblo-calle, con sus casonas y palacios alineados paralelamente a lo largo de su larga vía principal.

Uno de los parajes naturales más bellos de este valle es la cascada de Xorroxin. Desde el pueblo de Erratzu se puede seguir una senda circular de 7,4 km entre hayas y castaños hasta llegar al salto de agua.

El interior de Asturias

El Principado de Asturias se ha ganado a pulso el sobrenombre de 'Paraíso Natural'. En sus montañas, rodeadas de bosques y cursos de agua se esconden verdaderos y frescos remansos de paz donde recuperar fuerzas este verano y comer como nunca.

Parque Natural de Somiedo, en Asturias, Reserva de la Biosfera.

Resulta verdaderamente difícil limitar las opciones en este territorio mágico. Lo que es seguro es que Sotres, la parroquia más alta del concejo de Cabrales, el santuario de Covadonga, Cangas de Onís o Villar de Vildas y sus hórreos, son citas imprescindibles.

Cerca de la Senda del Oso también encontramos Bandujo. Pasear para encontrarse con los dos torreones del barrio de El Palacio, el antiguo lavadero, el molino o el cementerio, es retrotraerse hasta la Alta Edad Media.

Pero si de verdad quieres encontrar un lugar remoto que parece suspendido en el tiempo, no puedes dejar de visitar Bulnes, en pleno Macizo Central de los Picos de Europa. A esta célebre aldea de piedra de apenas 50 habitantes no se puede llegar en coche, sino por un canal de alta montaña o por funicular.

Sierra de Albarracín, Teruel

La Sierra de Albarracín, en Teruel (Aragón) está salpicada de pueblos llenos de encanto rodeados de impresionantes paisajes. Algunos de los más pintorescos son Gea de Albarracín, Bronchales, Orihuela del Tremedal o Griegos, que es considerado el pueblo más frío de España en verano.

Con tan sólo 138 habitantes, está situado a 1.604 metros sobre el nivel del mar, lo que contribuye a que su temperatura media en verano se mantenga en torno a los 18 ºC. Desde allí, a sólo 35,8 km por la A-1512, sobre una curva del río Guadalaviar, encontramos Albarracín.

Rodeado de una impresionante muralla medieval, su casco histórico, de visita imprescindible, es un tesoro arquitectónico que ha sobrevivido al paso de los siglos.

La plaza Mayor es el mejor lugar para comenzar la visita por este pueblo de calles sinuosas y empedradas que alberga un buen número de monumentos, como la catedral y las iglesias de Santiago y Santa María.

Albarracín está declarado Monumento Nacional desde 1961.

Otra propuesta interesante es visitar el museo Mar Nummus, la subsede de Territorio Dinópolis dedicada al mundo de los fósiles y los mares prehistóricos.

A las afueras de la localidad se encuentra el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, integrado en el Parque Cultural de Albarracín, donde pueden encontrarse numerosas muestras de arte rupestre de tipo levantino.

A sólo 30 minutos en coche se encuentra Frías de Albarracín, desde el que se puede contemplar el nacimiento del río Tajo. Cerca de allí también están las cabeceras del río Guadalaviar (que luego se convierte en el Turia) y del río Cabriel, con sus bonitas cascadas, entre las que destaca la del Molino San Pedro.

Comarca de la Baixa Cerdanya, Girona

En el municipio de Alp, en la provincia de Girona, instalamos el campamento base para nuestra visita por la comarca de la Baja Cerdaña y los asombrosos parajes que dibujan este gran valle del Pirineo catalán.

El pueblo de Alp es un lugar pintoresco en el que destacan la Iglesia de San Pedro, de origen románico, y el singular edificio de la Torre de Río, una masía fortificada de origen medieval, que a finales del siglo XIX fue transformada en castillo de inspiración romántica.

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Para los amantes de la Prehistoria, conviene no perderse el dolmen del Paborde, uno de los primeros vestigios de presencia humana en la zona. Se trata de un sepulcro megalítico de cámara pirenaica construido entre el 2000 y el 1800 a. C.

Aunque en invierno Alp es un destino ideal para los amantes del esquí por albergar La Molina y Masella, dos de las estaciones de invierno más importantes de Europa, en verano también se puede disfrutar de su atractivo natural gracias a su red de senderos señalizados de más de 50 kilómetros.

Su término municipal integra una parte del Parque Natural Cadí-Moixeró y de la Reserva Nacional de Caza de la Cerdanya. Su gastronomía es otro de los valores del municipio. Hay que probar el trinxat de La Cerdanya, un plato popular y humilde de las casas de payeses que representa lo mejor de la cocina tradicional ceretana.