NUEVA YORK. Dabney Coleman, el bigotudo actor de carácter que se especializó en villanos zalameros como el jefe machista de “9 to 5″ y el desagradable director de televisión de “Tootsie”, ha muerto. Tenía 92 años.

Coleman murió el jueves, dijo su hija, Quincy Coleman, a The Hollywood Reporter. No había más detalles disponibles de inmediato.

“El gran Dabney Coleman creó literalmente, o definió, en realidad -de una manera singular- un arquetipo como actor de carácter. Era tan bueno en lo que hacía que es difícil imaginar el cine y la televisión de los últimos 40 años sin él”, escribió Ben Stiller en X.

Durante dos décadas, Coleman trabajó en películas y programas de televisión como un intérprete de talento pero que pasaba desapercibido. Eso cambió bruscamente en 1976, cuando le dieron el papel de alcalde incorregiblemente corrupto de la aldea de Fernwood en “Mary Hartman, Mary Hartman”, un drama satírico tan exagerado que ninguna cadena quiso tocarlo.

El productor Norman Lear consiguió finalmente distribuir la serie, protagonizada por Louise Lasser. Rápidamente se convirtió en un favorito de culto. El personaje de Coleman, el alcalde Merle Jeeter, era especialmente popular, y su magistral y cómica forma de expresarse no pasó desapercibida para los ejecutivos del cine y de las cadenas.

Coleman, que medía seis pies y lucía un amplio bigote negro, dejó su impronta en numerosas películas populares, como el papel de un informático estresado en “War Games”, el padre de Tom Hanks en “You’ve Got Mail» y el de un oficial de bomberos en “The Towering Inferno”.

Ganó un Globo de Oro por “The Slap Maxwell Story” y un Emmy al mejor actor secundario en el drama legal de televisión “Sworn to Silence”, de Peter Levin, en 1987. Algunos de sus créditos más recientes incluyen “Ray Donovan” y un papel recurrente en “Boardwalk Empire”, por el que ganó dos premios del Sindicato de Actores.

En el revolucionario éxito de 1980 “9 to 5″, era el jefe “sexista, egoísta, mentiroso e hipócrita” que atormentaba a sus subalternas -Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton- hasta que ellas le daban la vuelta a la tortilla.

En 1981, fue el cariñoso y educado novio de Fonda, que le pregunta a su padre (interpretado por su padre en la vida real, Henry Fonda) si puede acostarse con ella durante una visita a la casa de vacaciones de sus padres en “On Golden Pond”.

Frente a Dustin Hoffman en “Tootsie”, fue el odioso director de una telenovela diurna a la que el personaje de Hoffman se une haciéndose pasar por una mujer. Otras películas de Coleman fueron “North Dallas Forty”, “Cloak and Dagger”, “Dragnet”, “Meet the Applegates”, “Inspector Gadget” y “Stuart Little”. Volvió a reunirse con Hoffman como promotor inmobiliario en “Moonlight Mile”, de Brad Silberling, con Jake Gyllenhaal.

Los odiosos personajes de Coleman no se trasladaron tan bien a la televisión, donde protagonizó un puñado de comedias. Aunque algunas se convirtieron en favoritas de culto, sólo una duró más de dos temporadas, y algunos críticos cuestionaron que una serie protagonizada por un personaje principal sin absolutamente ninguna cualidad redentora pudiera atraer a un público masivo.

“Buffalo Bill” (1983-84) fue un buen ejemplo. Protagonizada por Coleman en el papel de “Buffalo Bill” Bittinger, un engreído, arrogante e imbécil presentador de un programa de entrevistas diurno que, descontento por haber sido relegado al mercado de poca monta de Buffalo, Nueva York, se desquita con todos los que le rodean. Aunque estaba bien escrita y contaba con un buen reparto, sólo duró dos temporadas.

Otra fue “The Slap Maxwell Story”, de 1987, en la que Coleman era un fracasado periodista deportivo de pueblo que intentaba salvar un matrimonio tambaleante mientras cortejaba a una joven y bella reportera.

Otros intentos fallidos de encontrar una audiencia televisiva masiva fueron “Apple Pie”, “Drexell’s Class” (en la que interpretaba a un agente infiltrado) y “Madman of the People”, otro programa periodístico en el que esta vez se enfrentaba a su jefe más joven, que también era su hija.

Le fue mejor en un papel coprotagonista en “The Guardian” (2001-2004), donde interpretaba al padre de un abogado corrupto. También interpretó al director Prickly en la serie de animación de Disney “Recess” (1997-2003).

Debajo de toda esa bravura había un hombre reservado. Coleman insistía en que en realidad era muy tímido. “He sido tímido toda mi vida. Quizá se deba a que soy el último de cuatro hermanos, todos ellos muy guapos, incluido un hermano que era Tyrone Power. Quizá se deba a que mi padre murió cuando yo tenía 4 años”, declaró a The Associated Press en 1984. “Yo era extremadamente pequeño, sólo un chiquillo que estaba ahí, el niño que no creaba problemas. Me atraía la fantasía y creaba juegos para mí”.

A medida que envejecía, también empezó a dejar su impronta en pomposas figuras de autoridad, sobre todo en “My Date With the President’s Daughter”, de 1998, en la que no sólo era un ególatra y ensimismado presidente de Estados Unidos, sino también el despistado padre de una adolescente.

Dabney Coleman -su verdadero nombre- nació en 1932 en Austin, Texas Tras dos años en la Academia Militar de Virginia, dos en la Universidad de Texas y dos en el Ejército, era un estudiante de Derecho de 26 años cuando conoció a otro nativo de Austin, Zachry Scott, protagonista de “Mildred Pierce” y otras películas.

“Era la persona más dinámica que he conocido. Me convenció de que debía ser actor y, literalmente, me fui al día siguiente a estudiar a Nueva York. A él no le pareció muy acertado, pero tomé mi decisión”, declaró Coleman a The AP en 1984.

Entre sus primeros créditos figuran series de televisión como “Ben Casey”, “Dr. Kildare”, “The Outer Limits”, “Bonanza”, “The Mod Squad” y la película “The Towering Inferno”. Apareció en Broadway en 1961 en “A Call on Kuprin”, e interpretó al padre de Kevin Costner en “Yellowstone”.

Dos veces divorciado, a Coleman le sobreviven cuatro hijos, Meghan, Kelly, Randy y Quincy.