Cinco rincones alternativos para conocer el Nápoles más auténtico

No es caos

Cinco rincones alternativos para conocer el Nápoles más auténtico

Plazas escondidas, palacios históricos, paseos, mitología urbana y mucha belleza en estas coordenadas que retratan otro Nápoles posible.

Nápoles
Foto: Shutterstock

 

A Nápoles siempre se la asocia con el caos. Pero el caos, esa palabra que atendiendo a la Real Academia de la Lengua Española es sinónimo de desorden, confusión, embrollo, vorágine, anarquía, desorganización... palabras que en realidad —si te fijas bien— no definen a la capital de la Campania. Nápoles tiene su orden, solo hay que saber leerlo y, sobre todo, encontrarlo en aquellos rincones menos concurridos por las multitudes

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Monteoliveto
Piazza Monteoliveto. Foto: Shutterstock

 

Plazas escondidas en el centro histórico

El centro histórico es el lugar en el que todo el mundo concurre. Muchos atractivos avalan su reinado como el más visitado de la ciudad, entre ellos están la Capilla de San Severo —con ese Cristo Velado que parece respirar bajo una muselina de mármol— la calle San Gregorio Armeno con sus muchos pesebres napolitanos y esas vías Tribunali (Decumano superior) y Spaccanapoli (Decumano inferior) por las que a menudo hay que andar apiñados entre cruceristas. Pero el casco antiguo de Nápoles también tiene rincones algo menos transitados, como las muchas plazas y placitas que se abren aquí y allá para albergar una iglesia, un palazzo o un monumento central. Son las plazas Monteoliveto, San Onofrio dei Vecchi o Sedil Capuano entre muchas otras —hay que salir a encontrarlas— donde aún te puedes tomar un Aperol a la fresca, sin demasiados agobios.

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Nápoles
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Terrazas con vistas en el barrio de Chiaia

Si hiciéramos un símil con nuestras ciudades, podríamos decir que el barrio de Chiaia es el Upper Diagonal barcelonés, el madrileño barrio de Salamanca o la avenida de Francia valenciana. Aquí se codean quienes viven en edificios con portero y terraza con vistas, aunque para no perder el carácter napolitano a pie de calle las motos sigan circulando a todo correr y las aceras tengan sus baches. En via dei Mille y via Chiaia (que nace en la célebre plaza del Plebiscito) se domicilian las boutiques de Ferragamo, Valentino, Gucci o Armani entre otros y los rooftops de Chiaia, rebosan de gente guapa —autóctona y visitante— que viene a contemplar la puesta de sol sobre el Vesubio. Situado en la azotea del hotel The Britannique Naples, el local más in del momento es el Niq Bar, gracias a su coctelero residente Amedeo Saide. La estrella italiana de la mixología igual te sirve un cóctel en una copa-bañera que un postre flotante en miniatura aunque ante la duda conviene pedir el "Charlene", su signature cocktail a base de vodka y violeta.

 

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Nápoles
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Los Quartieri Spagnoli (y Maradona)

Hay que evitar transitar por la calle que desde via Toledo asciende hasta el famoso mural de Diego Armando Maradona, pintado por Mario Filardi en los Quartieri Spagnoli. Los ríos de gente se suceden por este único callejón que acoge cada día a cientos de aficionados y curiosos que quieren sacarle una foto al napolitano (de adopción) más famoso del planeta. Pero los Quartieri Spagnoli tienen muchas otras calles por las que no pasan más personas que los vecinos, que son incluso más pintorescas —con su sempiterna ropa tendida y sus altares populares— y que dando un poco de rodeo también conducen hasta el famoso mural. En cualquier caso, hay muchos otros murales del D10S argentino en Nápoles que también son impresionantes y que no reciben tanta (y tan agobiante) atención. Ahí están el que pintó Jorit en San Giovanni a Teduccio o el de Leticia Mandragora en la via Gioacchino Rossini. ¡Ah! y en el curioso Bar Nilo (@BarNiloNapoli) se profesa la fe Maradoniana e incluso conservan un mechón de pelo del futbolista a modo de reliquia.   

 

Nápoles
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Palacios y Hoteles históricos

Nápoles vivió su máximo esplendor en los siglos XV y XVI bajo la batuta de los monarcas españoles y para el 1600 se convertiría en la urbe más poblada de Europa. De aquella época son los incontables palacios, palacetes y residencias nobles que salpican la ciudad, y que algunos de los cuales han renacido hoy en forma de alojamientos con encanto. El más emblemático de todos sin duda es el Palazzo Caracciolo, que perteneció a una distinguida familia de origen bizantino en el siglo XIII y cuyo aspecto actual se remonta ni más ni menos que al 1584. Este trocito de historia napolitana —con sus impresionantes portal, escalera monumental y claustro cubierto— ha sido adaptado a las necesidades del viajero del siglo XXI con ambientes que lejos de ser medievales abrazan diseño, obras de arte (y gastronomía) contemporáneas. El Palazzo Caracciolo, que justo acaba de ser integrado en la Curio Collection by Hilton, está situado en via Carbonara, una de las principales arterias de Nápoles que une la estación central de trenes con el casco histórico.

 

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Lungomare y Via Toledo

No son precisamente dos lugares íntimos pero los dos paseos más populares de Nápoles son el mejor lugar de la ciudad para andar, andar y andar con vistas al mar o a los escaparates. Si queremos completar esos 6.000 pasos que dicen algunos expertos debemos andar a diario para mantenernos saludables, en el Lungomare podremos hacerlo sin dejar de ver los barcos, los chalets para tomar un helado, la isla de Capri y la imponente presencia del Vesubio allá a lo lejos. Puntos clave a lo largo de los 2,5 kilómetros de paseo marítimo: las villas estilo Liberty del barrio de Vomero, el Castel dell'Ovo y el Castel Nuovo. Cambio radical de vistas que no de número de pasos en via Toledo, la arteria comercial más popular de Nápoles. Presume de escaparates de marcas internacionales —sí, también Zara— galerías decimonónicas de bóveda acristalada, cafeterías con encanto y una estación de metro onírica que fue diseñada por el catalán Oscar Tusquets.