escritos y poemas de un escritor revolucionario: LA PINTURA FLAMENCA DEL SIGLO XV

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martes, 14 de mayo de 2024

LA PINTURA FLAMENCA DEL SIGLO XV

Los primitivos flamencos son los pintores que desarrollaron sus obras sobre tabla en Flandes y Países Bajos en el siglo XV. Y que unen elementos góticos y renacentistas en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna.

La calidad técnica de las pinturas no tiene precedentes directos en la zona, más allá de las miniaturas, pero se convertirán en una referencia mundial, coetánea a la pintura de primer renacimiento italiano del Quattrocento.

 La sociedad que vio nacer la pintura flamenca: contextualización

La pintura excede geográficamente Flandes, por eso algunos autores lo denomina primitivos neerlandeses, afectando al actual Benelux y al nordeste de Francia, todo el territorio unificado por el Ducado de Borgoña en 1433. Se trataba de una zona densamente poblada y con una enorme actividad comercial en centro urbanos como Brujas y Gante. Lo que propicia un gran mercado de arte burgués de banqueros y comerciantes.

Cambios en la producción artística del siglo XV y principales rasgos de la pintura flamenca

La demanda de obras de arte supuso la creación de algunas obras siguiendo patrones fijos y casi en serie, destinadas a un consumo masivo, aunque siempre serán las obras singulares las de mayor grado técnico y valor. Los autores, agrupados en gremios, fueron ganado cada vez más prestigio social y más repercusión económica. La existencia de estos poderosos gremios traerá consigo que casi todas la sobras compartan rasgos comunes:

  • Técnica de pintura al óleo: se extiende su uso gracias a la utilización de secantes y permite unos colores mucho más vivos que el temple, así como veladuras translúcidas.
  • Detallismo: la utilización de pinceles pequeñísimos permitió reflejar detalles de pequeño tamaño que incluso necesitan de una lupa para ser vistos.
  • Realismo y naturalismo: se busca plasmar la realidad no soo de la materia, sino de los sentimientos, llegando a ser incluso demasiado cruda, muy alejada de la idealización italiana..
  • Respeto por la naturaleza, gusto por el paisaje: aparece tanto en las escenas exteriores como en las interiores (vistas desde las ventanas) y reflejan la realidad con gran detallismo y cuidado.
  • Simbolismo: los cuadros se llenan de detalles simbólicos que rodean y dan sentido a las escenas (objetos, paisajes, arquitecturas, etc.).
  • Nuevos géneros pictóricos: se consolida el retrato como auge del individuo y del mecenas. También aparecen los bodegones y se multiplican las escenas de interior como muestra del mundo doméstico.
  • Obras de pequeño formato: algunas de estas obras se realizaron en formatos reducidos, incluso de tamaño de postal, con la idea de transportarse y ser observadas en la intimidad doméstica, si bien esto no supuso la desaparición de las obras de gran formato como en las iglesias.

Los fundadores de la escuela: el Maestro de Flémalle, Jan van Eyck y Rogier van der Weyden

Maestro de Flémalle

Identificado como Rober Campin (1375-1444), no firma la mayor parte de sus obras, por lo que pudieron haber sido obra también de su taller, pero en otras se ve claramente su singularidad, representada por contornos bien perfilados, rostros individualizados y detallismo en las calidades de los objetos y con gran simbolismo (pintura táctil). Los Desposorios de la Virgen (1420) muestran dos escenas unidas, en el exterior del templo gótico el casamiento y en el interior, en un templete románico que representa el pasado, el milagro de la Vara Florida que designaba a José como esposo. Todo el cuadro simboliza el paso de la Antigua a la Nueva Alianza.

El Tríptico de la Anunciación o Tríptico Mérode (1425), obra de su taller, aparece la escena ambientada en una casa burguesa de la época, uno de los símbolos de este periodo de la pintura flamenca, que dota de cotidianeidad las escenas religiosas. Los pliegues y texturas están perfectamente conseguidos, mientras que la perspectiva es todavía torpe.

El simbolismo se refleja en los textos del Antiguo y Nuevo Testamento presentado en el rollo y el libro frente a María, o las azucenas que simbolizan su virginidad,

En los laterales aparecen los mecenas observando la escena y el taller de San José, con un catálogo de herramientas de carpintería.

Tríptico de la Anunciación o Tríptico Mérode (1425)

En cuanto a los retratos deben destacarse el Retrato de hombre robusto (1425), que muestra un retrato naturalista y detallista, fiel a la verdad y con toda su crudeza, reflejando los defectos y marcas del envejecimiento (papada, arrugas, ojeras, barba incipiente)

Retrato de hombre robusto (1425)

Un poco más tardío (1435) es Retrato de una dama, que refleja la mitad de un díptico y que muestra un rico dominio de la técnica en el reflejo de la gama de blancos que aparecen el tocado

Retrato de una dama (1435)

En su obra ya tardía San Juan Bautista y el maestro Franciscano Enrique de Werl (1438) se ve al santo junto al donante, a la vez que se introducen ya detalles novedosos como el espejo convexo del fondo que permite incluir nuevas figuras. En el otro lado se encuentra Santa Bárbara, es el interior de una casa burguesa

San Juan Bautista y el maestro Franciscano Enrique de Werl (1438)

Jan van Eyck (1390-1441)

Es quizás el más virtuosos de este periodo. Ligado desde época temprana a la casa de Borgoña, se acaba convirtiendo en el pintor de referencia y verdadero maestro del óleo. Supo captar la naturaleza en su totalidad, pero a la vez lograba el efecto inquietante de lograr una cierta perturbación en la observación de sus personajes a pesar de su aparente distancia.

En el políptico del Cordero Místico, realizada junto a su hermano Hubert y acabada en 1432, que forman 12 tablas, para ser observadas tanto cerradas como abiertas. En la parte central se observa la adoración del cordero místico en torno a 3 elementos clave (el sol, el cordero y la fuente de la vida

En los lados, flanqueando la escena, aparecen los caballeros, los jueces, los ermitaños y los peregrinos de Cristo. En la parte superior, Dios preside la escena junto a San Juan Bautista, la Virgen, Adán y Eva y dos grupos de ángeles cantores.

políptico del Cordero Místico

Entre sus retratos destaca el Hombre con turbante rojo (1423), de quien se especula que pudo ser su suegro o incluso un autorretrato. Muestra un rostro pálido y severo, con una mirada fría y algo despiadada, que además resalta el contraste entre el tono de la piel y el fondo oscuro, con la nota de color intenso del turbante.

Hombre con turbante rojo (1423)

Otro famosos retrato es el Matrimonio Arnolfini (1434). Los recién casados (seguramente miembros secundarios de la familia) saludan a los espectadores y testigos que se reflejan en el espejo, incluido el propio pintor según la inscripción del cuadro. Aparte del doble retrato presenta una variada carga simbólica, como la vela símbolo del cirio del lecho nupcial, Santa Margarita como patrona del parto, las frutas que representan fertilidad. La esposa, de verde, simboliza la esperanza en tener descendencia, posando su mano en el vientre. Los zuecos dan sacralidad a al escena y el perro representa la fidelidad del matrimonio

Matrimonio Arnolfini (1434)

En las obras de temática religiosa destaca también La Virgen del canciller Rolin (1435), en el que aparece el canciller retratado mirando frente a frente a la Virgen, sin barreras arquitectónicas ni diferencias de tamaño, en plano de igualdad. Al fondo, en la ventana aparece la silueta de una ciudad observada por dos personajes desconocidos y en los capiteles se pueden observar detalles del Génesis.

La Virgen del canciller Rolin (1435)

Rogier van der Weyden (1399-1464)

Discípulo durante 5 años del Maestro de Flémalle, viajará también por Italia, donde conocerá las tendencias imperantes en la zona y acabará plasmando en sus obras un estilo claro y preciso que reúne todas la características el periodo (dominio del óleo, realismo, detallismo y cualidades táctiles), pero logró además captar los sentimientos y sufrimientos humanos. Este hecho se muestra, por ejemplo, en El Descendimiento (1435), donde 10 figuras se agrupan en un espacio reducido, enmarcados por dos figuras curvas (San Juan y María Magdalena), las dos diagonales centrales de Cristo y la Virgen, que comparten el dolor (Compassio Mariae), mientras el resto de personajes apenas pueden reprimir sus sentimientos.

El Descendimiento (1435)

En el cuadro de San Lucas dibujando a la Virgen, se sigue el modelo de la Virgen del canciller Rolin de Van Eyck, aunque en esta ocasión es un evangelista quien aparece al mismo nivel que la Virgen. Este hecho reivindica el papel de los pintores y pudiera inclusos ser un autorretrato.

San Lucas dibujando a la Virgen

En cuanto a los retratos, el más destacado es Retrato de mujer, de la época final, donde reprime los sentimientos que se mostraban antes y muestra un retrato, posiblemente idealizado, de templanza y calma, destacando los diferentes tonos de piel y del tocado transparente de la mujer

Retrato de mujer

La consolidación del estilo: Petrus Christus, Dirk Bouts y Hugo van der Goes

Petrus Christus (1410-1476)

Quizás formado junto a Van Eyck, se convierte en el pintor de la ciudad de Brujas tras su muerte. Trabajó con retratos y obras religiosas privadas, como la Joven muchacha, de 1460, que presenta cierto equilibrio entre realismo e idealización, sin tanta crudeza como en otros casos y con cierta influencia italiana.


En la Virgen del árbol seco, (1465), de pequeño tamaño y realizada para un oratorio doméstico, aparece la Virgen con el niño en brazos y rodeado de ramas secas entrelazadas, simulando la corona de espinas, con 15 letras A colgadas representando el Avemaría. Todo ello se relaciona con el dogma de la Inmaculada Concepción

Virgen del árbol seco (1465)

Dirk Bouts (1410-1475)

Fue el pintor de Lovaina a partir de 1468, y precursor junto a Christus en aplicar la perspectiva geométrica renacentista y en incorporar el paisaje a los retratos a través de ventanas. Su obra más destacada fue el Tríptico de la Última Cena, de 1464, en la que muestra a los apóstoles con rostros hieráticos que servirán de modelo a las escenas de cena eucarística de los siglos posteriores.

Tríptico de la Última Cena. Dirk Bout

Hugo van der Goes (1425-1482)

Ejerció en la ciudad de Gante, y sigue la línea de Van der Weyden, de mostrar el sufrimiento en las escenas religiosas, a lo que añade el uso de personajes vulgares y rudos para aumenta el naturalismo. En él Tríptico de la Adoración de los pastores o Tríptico Portinari (1474-1478), un encargo del representante de los Medici en Brujas y llevado a Italia posteriormente. En la zona central se ve la Adoración en las ruinas de un palacio, con un paisaje montañosos detrás, en medio el niño recién nacido irradia luz, que asombra a unos pastores reflejados como hombres rudos y sucios, pero que transmiten emoción por el nacimiento.

Tríptico de la Adoración de los pastores

En la Adoración de los Reyes Magos, de la que solo se conserva la parte central, aparecen los reyes adorando de nuevo en las ruinas de un palacio, con personajes de ricos ropajes y uno mulato, que abre la época de esta acepción del rey Baltasar. Los lugareños, a excepción de los personajes principales, no aparecen idealizados sino que se muestran de nuevo como hombres ajados y con defectos.

Adoración de los Reyes Magos

Hacia finales del siglo XV: Hans Memling, Gérard David y El Bosco

Hans Memling (1435-1494)

A pesar de su origen alemán, llevará a cabo su carrera en Brujas. Formado con Van der Weyden, será el pintor preferido por los donantes que querían ser retratados, tanto en solitario, como e dípticos junto a la Virgen. No reflejará tanto el dramatismo como su maestro, pero realizará obras de carácter completo, como la Pasión de Cristo, de 1470, donde refleja en un cuadro de pequeños tamaño todas las fases de la Pasión, con la entrada triunfal en el extremo superior izquierdo y la crucifixión en la derecha, en un conjunto de edificios abiertos que muestran las escenas intermedias.

Pasión de Cristo. 1470. Hans Menling

En el Retrato de hombre orante, de 1485, Memling refleja a un hombre calmado y sereno, en una escena con cierta dulzura y armonía entre el personaje y el paisaje que se observa por la ventana. Por el otro lado de la tabla (ya que quizás formó parte de tríptico mariano), aparece un Bodegón con un jarrón con flores con el signo de Cristo en el centro.

Retrato de hombre orante, 1485

Gérard David (1455-1523)

Será el pintor a la cabeza de la entrada del siglo XVI y que cierra el gran siglo de la pintura flamenca. Aunque se forma en Países Bajos, llevará a cabo su carrera en Brujas.Conseguirá aunar la pintura flamenca con las formas suaves italianas, y su estilo abrirá el camino hacia las formas renacentistas. El Tríptico del Bautismo de Cristo es una de sus mejores obras,en una escena donde prima la naturaleza del fondo sobre los personajes idealizados y algo inexpresivos que no parecen tener relación entre sí.

 Tríptico del Bautismo de Cristo. Gérard David

El Bosco (1450-1516)

Es una de las grandes referencias de la Historia del Arte, a pesar de tener un estilo diferenciado y situarse en la fase final de la escuela flamenca. Su nombre procede de su ciudad Bois-le-Duc y su obra se basa en un cierto rigorismo religioso que le hace reflejar la lucha entre el bien y el mal y el miedo al infierno.

En su obra la Nave de los Locos , critica directamente a la herejía, representándola con personajes histriónicos, clérigos corruptos incluidos que se dejan llevar por los pecados y se asemejan al Islam como refleja la media luna.

la Nave de los Locos

En El jardín de las Delicias, quizás su obra más reconocida, pinta un tríptico con el Paraíso a la izquierda, la tierra en el centro y el infierno a la derecha, mientras que en la grisalla (parte visible cuando está cerrado) aparece la creación del mundo. En el paraíso Dios entrega a Adán a la mujer, Eva, que será el inicio del pecado de la lujuria y refleja la perdición moral que supone la mujer

El jardín de las Delicias

En la Tierra se combinan tres escenas en aparente desorden y cierto caos, una superior como representación del mundo el futuro con arquitecturas inventadas, una central del desenfreno carnal y una inferior con representaciones de sexualidad, de hombres, plantas y animales y a los personajes que acusan hacia el lado izquierdo a la representación de Eva como causa de estos males.

El jardín de las Delicias

En el Infierno aparecen una serie de figuras y seres inventados y espantosos, en una escena dominada por el caos y por el miedo, con escenas de castigos y torturas..
El jardín de las Delicias

En Los Siete pecados capitales, se representan siete escenas que simbolizan cada uno de ellos. Mientras el ojo de Dios en la parte central lo observa todo. La tabla, ideada para utilizarse como mesa, muestra en sus extremos la muerte, el juicio, el infierno y la gloria. Todas las escenas tienen esa función moralizante heredada de románico

Los Siete pecados capitales

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