Prueba la sangre de Drácula: una joya escondida de Hammer Films

La cuarta aparición de Christopher Lee como el conde vampiro fue, en muchos sentidos, la más radical.

Cuando era niño, de alguna manera heredé un proyector de películas de 8 mm y logré convencer a mi mamá de que me comprara un puñado de películas en ese formato. Ahora, cuando digo “películas”, me refiero a estos pequeños carretes de celuloide de 8 mm que básicamente tomaron varias películas y las condensaron en carretes silenciosos de 10 minutos, principalmente en blanco y negro.

Fueron, en muchos sentidos, los primeros precursores del vídeo doméstico, y una de las películas que convencí a mi madre para que comprara fue Hammer Films. Prueba la sangre de Drácula. Si bien el formato realmente me impidió darle mucho sentido a la narrativa, ciertas imágenes: el rostro de Drácula emergiendo de debajo de una capa de polvo, dos hermosas mujeres jóvenes clavando una estaca en el corazón de un caballero mayor, un hombre más joven bebiendo una taza de sangre y asfixia mientras salía de su boca, permaneció firmemente conmigo.

Décadas después, y después de ver Prueba la sangre de Drácula varias veces en sus 95 minutos completos, color y gloria cargada de sonido, la película puede reclamar con seguridad su reclamo como una de las mejores de las ocho películas de la franquicia Drácula de Hammer. La quinta de la serie, y la cuarta protagonizada por Christopher Lee en el papel principal, fue quizás la primera de las imágenes de Drácula que reflejó la época en la que se estrenó y la primera en comenzar a romper con la fórmula cada vez más aburrida de la serie. que medio siglo después resulta aún más impresionante en el 50 aniversario de la película.

Sin embargo, cambiar con los tiempos, alrededor de 1970, tuvo un precio: por un lado, el propio Drácula se reduce casi a un espectador en el proceso, que se centra en tres familias que son destruidas no necesariamente por el regreso del propio chupasangre sino por un Choque generacional de valores y morales en la Inglaterra eduardiana. Si bien la premisa básica de la película es intrigante, lo que la convierte en una de las más desarrolladas de las películas de Drácula, su estructura contradice el hecho de que Drácula originalmente no iba a estar en la película en absoluto.

Prueba la sangre de Drácula siguió el popular de 1968 Drácula ha resucitado de la tumba (¿A algún estudio se le ocurrieron mejores títulos?) y fue escrito por John Elder, también conocido como Anthony Hinds, hijo del fundador de Hammer, William Hinds, y escritor/productor de muchas de las películas del estudio. El director fue el húngaro Peter Sasdy, que hizo su debut cinematográfico con el proyecto y pasó a dirigir Condesa Drácula y manos del destripador para Hammer antes de continuar una larga y próspera carrera televisiva.

Además de Lee, el elenco contó con rostros británicos veteranos como Geoffrey Keen (que más tarde se abriría paso a través de seis películas de James Bond como el Ministro de Defensa Frederick Gray), Michael Ripper (Plaga de los zombies), Roy Kinnear (Willy Wonka y la fábrica de chocolate), y Madeline Smith (teatro de sangre). Las estrellas de la película fueron la hermosa Linda Hayden (que seguiría con una actuación sorprendentemente malvada en La sangre en la garra de Satanás) y, en su debut cinematográfico, Ralph Bates, como el primero de varios antihéroes en películas de Hammer como Terror de Frankenstein y Dr. Jekyll y la hermana Hyde.

De hecho, Lord Courtley de Bates originalmente estaba destinado a ser el villano principal de Prueba la sangre de Drácula cuando Christopher Lee inicialmente se negó a aparecer a menos que le dieran un aumento. Al parecer, Lee se había enterado de lo populares que eran sus películas de Drácula en Estados Unidos y, con bastante razón, exigió una mayor parte del botín de taquilla.

“Para entonces ya había descubierto el éxito que tenían las películas de Hammer en los Estados Unidos y lo conocido que era”, dijo el legendario actor en Marcus Hearn y Alan Barnes. La historia del martillo. “Le dije a mi agente que le dijera a Hammer que si realmente no tenían dinero entonces podrían pagarme un porcentaje de los ingresos brutos del distribuidor estadounidense”.

Hammer, siempre buscando aligerar su carga financiera, decidió que podían hacer una película de Drácula sin Lee como lo habían hecho en los años 60. Las novias de Drácula. Pero el distribuidor estadounidense, Warner Bros., se resistió, insistiendo en que no se asociaría en una película sin que Lee volviera a ponerse la capa y los colmillos. Así que el guión se reescribió apresuradamente para reintroducir al Conde en la historia y reducir la participación de Bates a los primeros 40 minutos de la película.

Prueba la sangre de Drácula comienza con un poco de reconfiguración inteligente, ya que el final de Drácula ha resucitado de la tumba–en la que el Conde se desmorona hasta convertirse en polvo tras ser empalado con un gran crucifijo– es observado desde lejos por un horrorizado viajante de comercio (Kinnear). Este último, al ver una oportunidad, se mete en el metraje de la película anterior para recoger el anillo, el colgante, la capa y la sangre ahora en polvo de Drácula.

Un avance rápido hasta Londres (que marca la primera vez que la serie llega a la capital inglesa) y vemos a tres caballeros destacados: William Hargood (Keen), Samuel Paxton (Peter Sallis) y Jonathan Secker (John Carson), abandonar sus respectivos hogares. un domingo por la tarde para dirigirse al rudo East End y hacer obras de caridad, pero no antes de que el represivo Hargood, como era de esperar, le prohíba a su joven hija Alice (Hayden) ver a su novio Paul (el insulso Anthony Higgins).

Hargood y sus amigos pueden parecer los patriarcas ingleses típicamente reaccionarios de su época, pero nuestro trío alberga un secreto profundo y oscuro: su supuesta obra de caridad es en realidad una visita regular a un burdel libertino escondido detrás de un comedor de beneficencia. Pero esa noche, las juergas del trío son interrumpidas por el zalamero Lord Courtley, quien le arrebata la escolta de Hargood para pasar la noche pero termina incitando a los tres hombres bastante aburridos a participar en un ritual con la promesa velada de poder sobrenatural.

El plan de Courtley comienza dirigiéndose a la tienda de Kinnear y comprando esos restos bastante caros de Drácula, de quien se revela que Courtley es un acólito. En la primera de varias secuencias impresionantes que Sasdy aporta a la película, Courtley y los demás llegan a una iglesia profanada donde Courtley les da a cada uno una taza de la sangre seca de Drácula que mezcla con la suya. Mientras la sangre en cada taza burbujea cobra vida de manera extraña, Courtley bebe y rápidamente comienza a ahogarse con ella.

Los otros hombres horrorizados arrojan sus copas y matan a golpes a Courtley, acordando más tarde nunca hablar de los acontecimientos de la noche y dejando que su cuerpo se pudra en la iglesia abandonada. Desafortunadamente para ellos, en otra secuencia sorprendente aunque bastante absurda, una pátina de polvo cubre el cuerpo de Courtley después de que se van y se convierte en un caparazón que se abre y revela que el cadáver de Courtley ha sido reconstituido en el revivido Conde Drácula. El Conde, con un aspecto algo más juvenil que en su salida anterior, jura vengarse de los hombres que mataron a su sirviente.

Esas ruedas se ponen en marcha cuando Alice es atrapada por un Hargood borracho que regresa a escondidas a la casa después de una velada con Paul. En una escena inquietante, el padre amenaza con golpear a su hija con una fusta, pero se da a entender que tiene la intención de castigarla de una manera aún más atroz. Alice escapa y corre hacia el bosque donde tropieza con los brazos de Drácula y, hipnotizada por él, le abre la cabeza a su padre con una pala mientras el Conde entona: “El primero”. También es la segunda de sus aproximadamente 10 líneas.

Y así, utilizando a la atormentada (pero no vampirizada) Alice como su aliada, Drácula persigue a los dos asesinos restantes de Courtley a través de sus hijos, convirtiendo a los niños en chupasangres y observando triunfalmente (o, tal vez en este punto de la carrera de Lee, con resignación) desde las sombras mientras matan a sus padres de una manera adecuadamente espantosa, incluida la escena mencionada anteriormente en la que Lucy (Isla Blair), la hija de Alice y Paxton, clava con violencia la estaca destinada a Lucy en el pecho de su padre mientras este muere agonizantemente. Pronto solo queda Paul para salvar a Alice y detener a Drácula en su sangriento avance.

Una cierta tensión entre el conservadurismo de los mayores y la exuberancia juvenil, con un subtexto persistente de represión sexual e hipocresía moral, acechaba debajo de la superficie de cada película de vampiros producida por Hammer, Drácula o no, pero Prueba la sangre de Drácula Lo colocó directamente al frente y al centro. Liberado cuando las puertas de la libertad dual se habían abierto de golpe (incluso mientras la generación de las flores se estaba desmoronando), Gusto Se centró en la batalla entre padres e hijos, con los padres (los patriarcas en particular) desenmascarados como hipócritas de rango que persiguen placeres ilícitos de la carne y más, incluso mientras castigan a sus hijas maduras por usar un vestido con hombros descubiertos.

No se equivoquen: esto no es Cabello. Pero no hay duda de que las figuras estándar de sabiduría, estabilidad, solidez moral y tradición –los padres– son claramente los principales villanos, incluso más que el propio Drácula. En última instancia, el Conde simplemente está haciendo lo suyo y no se anda con rodeos. Se dice que Hargood, Paxton y Secker son pilares de su comunidad y utilizan la fachada de la filantropía para disfrazar su indulgencia con el tipo de libertinaje del que sin duda despotrican en las reuniones del consejo local.

Por el contrario, sus hijos no están precisamente preparados para correr desnudos por los campos mientras se drogan con ajenjo y tienen ___ con quien mejor les parezca. Tanto Alice como Lucy están claramente enamoradas de sus respectivos jóvenes y tirando, como lo hacen los adultos jóvenes, de las correas que sus padres les han apretado. Pero mientras Paul quiere que Alice se escape con él, ella se muestra reacia a dejar a su madre, que suele sufrir en silencio, una señal de un ser humano mucho más decente y moral de lo que su padre jamás podría afirmar ser.

Pero la furia interior de Alice hacia su padre finalmente se revela cuando cae bajo el hechizo de Drácula, y se podría argumentar que la influencia del amoral Conde en los jóvenes podría verse como un paralelo apenas velado con, digamos, Charles Manson. Alice y Lucy parecen disfrutar convirtiéndose en discípulas de Drácula, y esta última incluso experimenta lo que no debe ser tan sutilmente su primera ___ cuando el Conde le hunde sus colmillos (Alice también parece experimentar lo mismo por poder). ¿Qué hace? Gusto Lo diferente, sin embargo, es que la culpa de toda la secuencia destructiva de acontecimientos recae directamente en los padres, que han sido mucho más abandonados moralmente que sus hijos.

Al final, por supuesto, es el viejo cristianismo el que viene al rescate. En un final confuso que necesita urgentemente una nueva toma, Paul se enfrenta a Drácula en la iglesia profanada y de alguna manera la vuelve a santificar bloqueando la puerta con una gran cruz. Esto hace que el Conde (o su doble) caiga de las vigas y de alguna manera se disuelva en polvo una vez más mientras Paul y Alice, ahora liberada, salen a la luz del día. Para una película que tiene mucha atmósfera y logra una serie de escenas fuertes, la desaparición del Conde aquí se encuentra entre las más débiles que la serie Hammer tuvo para ofrecer.

Aparte de eso, sin embargo, Lee siempre es una presencia imponente y magnética, e incluso si a veces es una figura periférica, Sasdy le dispara de maneras que lo hacen constantemente surgir (tanto en sentido figurado como literal) sobre el proceso. El resto del elenco es uno de los mejores en una salida de Hammer, la música de James Bernard es poderosa y el entrelazamiento más coherente de la trama, los personajes y el tema de la película la convierten en una de las ofertas más convincentes de Hammer de finales de los 60 y principios de los 70. período, cuando el estudio comenzaba a perder el rumbo en medio de una avalancha de películas de género más modernas y culturalmente relevantes.

Para el público moderno, Prueba la sangre de Drácula Todavía puede parecer aburrido y anticuado, sus efectos son sosos y bastante baratos en comparación con lo que vemos hoy en las películas de género. Pero para los fanáticos de Hammer, la película sigue siendo divertida y más ambiciosa de lo habitual y, considerando los rendimientos decrecientes de las secuelas. Cicatrices de Drácula, Drácula 1972 d.C.y Los ritos satánicos de Drácula–quizás la última salida efectiva del Conde bajo la bandera del Hammer.

“Al principio, cuando leí el guión de Gustopensé: ‘¡Qué montón de basura!’”, dijo la productora Aida Young en Pequeña tienda de los horrores # 13 (a través de Jonathan Rigby gótico inglés). “Pero luego me metí en ello y me di cuenta de que se trataba de hipocresía en la época victoriana y que había un trasfondo grave… no era sólo una película de Drácula per se. Hicimos una película con una historia que decía algo”.