Con tan solo 28 años, Demi Moore se convirtió en una estrella mundial gracias a su papel en 'Ghost', pero detrás de su éxito se escondían luchas internas que incluían abusos sexuales y el consiguiente consumo de cocaína, así como parejas poco deseables y al gran amor de Bruce Willis.

Los años 90 fueron testigos de su reinado en la pantalla grande, con películas como 'La letra escarlata' y 'Acoso', que la convirtieron en un objeto de deseo y la llevaron a roles inesperados, como prestar su voz a Esmeralda en la adaptación de Disney de 'El jorobado de Notre Dame'.

Sin embargo, fue con 'Striptease' en 1996, cuando tenía 32 años, que se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia, unos 11 millones de euros, aunque la película no logró cumplir con las expectativas, marcando el principio del declive en su carrera.

A pesar de algunos éxitos posteriores, como 'La teniente O'Neil', Moore vio cómo su carrera se desvanecía lentamente en la década siguiente, optando por roles más discretos.

La noticia del diagnóstico de Bruce Willis conmovió al mundo, revelando que, a pesar de su separación, la pareja seguía manteniendo un vínculo profundo y amoroso, una historia de amor que sorprendió a muchos.

Ahora, en el Festival de Cine de Cannes, Demi Moore vuelve a brillar con su actuación en 'La sustancia', recibiendo elogios y generando especulaciones sobre premios y nominaciones al Óscar, lo que sería el merecido colofón a su viaje de redención en la industria del cine.