Siete días de mayo - Opinión | Diario La Prensa
UNA MIRADA DIFERENTE

Siete días de mayo

Áspera y dura semana que sembró demasiadas dudas, cuestionamientos y reacciones de buena o mala fe.

Semana simbólica, pero representativa, empezando por el paro de la CGT y la discusión sobre si fue importante o no. El título de la nota, que parece la reseña de aquella vieja película, de Burt Lancaster y Kirk Douglas, intenta fotografiar el momento. 

A esta altura, no hace falta explicar que los paros de la CGT no quieren decir demasiado y que su relativo éxito depende de que se obligue a parar al transporte o no. Tampoco hace falta aclarar que estos paros se deciden no por el voto de los afiliados, como sostuvieron en los medios (sin repregunta) varios gordos, (con perdón de la palabra) sino como máximo mediante la especial democracia sindical a mano alzada, o sea que se aprueba o se aprueba. 

También quedó claro que hay una vocación de apoyo al cambio por duro que fuese en muchos sectores que decidieron abrir sus puertas a pesar de todo y en un repudio claro al pasado. Habrá que ver si el Gobierno está en condiciones y en capacidad de aprovechar esa tolerancia, que por otra parte es imprescindible, más allá de si el plan actual es el adecuado o no, o de si hay en efecto un plan o no. 

Hay otra visión posible: independientemente de las actitudes de traidor de teleteatro barato de Pablo Moyano, el paro bien puede ser nada más que un modo de mostrar cosméticamente un rostro opositor y enojado a sus afiliados voluntarios o compulsivos, y aún a los informales. 

La realidad es que el gremialismo abroquelado en la CGT es un amplio ganador en el proceso de degradación de la cada vez más intrascendente Ley de Bases: ni aún sus más exagerados privilegios, prebendas o “logros” se ve afectado en el (¿penúltimo?) borrador del proyecto. Apenas quedan algunos mecanismos de ajustes y multas en el caso de los juicios laborales, que de todos modos estaban ya morigerados por la propia Justicia. 

El paro fue meramente proforma. Pour la galerie. Para conformar a la popular. Como al lector le parezca mejor denominarlo. En consecuencia, todos los excesos sindicales que frenan el empleo, funden pymes, hacen dirigentes millonarios, precarizan la salud, atacan a las empresas y a la educación, destrozan la inversión y hacen del país un lugar donde aumentar la producción sea un sueño no sólo imposible sino estúpido, siguen en pie. 

Los dirigentes cegetistas no tienen ni pueden hacer un paro en serio, al contrario, tienen que devolver favores. Esta parte de la casta, para nada menor, se ha salvado de la primera carga de la caballería. Más bien deberían celebrar. Con champagne francés, claro. 

El gabinete de huelga

Como si el Gobierno necesitase igualar la parodia sindical, el gabinete de huelga, para llamarle de algún modo, mostró a las principales figuras reunidas en concilio bajo la bandera argentina con la presidencia de Karina Milei, o sea la secretaria del presidente. Ridícula fotografía de la rara regencia nacional, que explica acaso la tontificación de muchos funcionarios que antes parecían inteligentes, sometidos al miedo y la censura de quien no corresponde que los censure, ni que los audite ni que los dirija o los exilie, congele o neutralice. También válido para los funcionarios que antes tampoco parecían inteligentes, y para algunos que nunca parecieron decentes. 

Un paro para no tomar con seriedad ni de un lado ni del otro. 

Quienes de buena fe haya adherido a ese paro tal vez no llegan a entender, como siempre ocurre, que la lucha sindicalista virtualmente ganada contra la Ley de Bases impide que los costos del ajuste sean repartidos entre la gente y la casta, y sea sólo la gente la que lo sufra. Parte de la esclavitud a la que somete la central obrera a sus afiliados-cautivos. 

Del otro lado, está claro que al Presidente no le gustan este tipo de conflictos ni de situaciones con las que se encontró apenas al regreso del viaje en el que acompañó a su hermana. Pero si su deseo es delegar, debe urgentemente delegar mejor.  Si cree que su hermana puede secundarlo, regirlo, asesorarlo o suplantarlo alguien debe tener la valentía y la seguridad de decirle que está equivocado hasta que lo comprenda. De pusilánimes están llenos los gabinetes. 

En la misma semana se acrecentó el manoseo sobre la Ley de Bases y el oficialismo ha virado de asegurar contundentemente que la norma sería aprobada en el Senado sin más ni más, a resignarse a que el proyecto será tal vez aprobado en general en ese cuerpo, pero devuelto con modificaciones a Diputados. La inteligencia popular ya descuenta que la exención rentada vía la justicia al Rey del Tabaco su santo nombre será reestablecida indirectamente en las modificaciones previstas. Nada demasiado nuevo. 

Aquí cabe recordar que la devolución con modificaciones a Diputados, significa, si es por menos de dos tercios de los votos, que la cámara originante puede insistir en el proyecto inicial y aprobarlo, o hacerlo pese a todo si cuenta a su vez con dos tercios de los votos. 

Esto significa que la aprobación no será tan veloz como se descontaba, y probablemente, como se adivinó en este espacio, la ley siga perdiendo importancia y potencia, de la que le queda bastante poco. También significa que el oficialismo deberá pagar (en sentido figurado y en sentido real) de nuevo para lograr que al menos una pequeña parte de los objetivos, que de todos modos son magros y lo serán más.  Podría decirse que también en este punto los negociadores gubernamentales sufrirán algo parecido a un papelón.

La ley no sólo demorará más de lo prudente en ser aprobada, si finalmente lo es, y es muy probable que todavía sea reducida en cantidad y eficacia en su contenido. El Pacto de Mayo se aleja y se vuelve inocuo y vacío. Lo que también era previsible. 

Animémonos y vayan

Como se podía suponer, no ha habido aún una avalancha de inversiones, salvo la recomendación de compromiso de Musk invitando a invertir en Argentina, algo así como un animémonos y vayan sin demasiado efecto. Más bien se ha producido una cierta incomodidad adicional con la decisión de extender el Impuesto País en algunos casos, que se está convirtiendo de a poco en una trampa no sólo económica sino política de la que puede llegar sen tan difícil salir como de la trampa de las Leliq y los plazos fijos, que ahora en vez de pagar los tomadores paga toda la sociedad.  

La única inversión que visualiza algún medio es un supuesto emprendimiento del grupo Manzano-Vila (lo de grupo corre por cuenta del medio) que estarían analizando un emprendimiento para subcontratar algún área de YPF, señal inequívoca de que por ahí, el cambio no pasó, ¿ni pasará? 

También sería oportuno rogarles encarecidamente a los posibles inversores, que en vez de recomendar invertir, inviertan, y en vez de pedir que el país se endeude más para darles garantías cambiarias y jurídicas, tomen por su cuenta los préstamos e inviertan sus proveniencias en sus emprendimientos locales. De empresarios que se hacen billonarios con préstamos que toma el Estado para financiarlos está empedrado el camino del ajuste. 

Los próximos tres meses pueden llegar a ser mucho más complicados de lo que originalmente se preveía, porque no será tan fácil mantener la exuberancia de las bolsas que apuestan centavos a una recuperación rápida, porque tarde o temprano se notará que la Ley de Bases, si se aprueba, no tendrá demasiados efectos modificantes, porque la recesión – imprescindible e inevitable – por otra parte, puede exceder la buena voluntad de todo el sistema, porque hasta Cristina se envalentona ante la proximidad de su condena en firme, porque algunos de los logros pueden llegar a revertirse, algunos por prudencia del gobierno, otros porque aún no hay ahorro de gastos en serio, sino más bien licuación e impuestos. 

Los períodos de enamoramiento entre la ciudadanía y el Gobierno no suelen ser nunca muy largos, y aun cuando del otro lado está el kirchnerismo, que no puede ser mejor enemigo ni base de comparación, está tratando de reagruparse para sabotear cualquier mejora con una alevosía y ensañamiento digno de la resistencia degaulliana. 

Porque  en una lectura adicional al paro de la CGT, bien puede ser que se haya tratado de la más pura sedición según la definición constitucional.

Finalmente el ente obrero no puede protestar por las políticas del Gobierno. Su función es otra. Salir a hacer un paro contra leyes y normas nacionales, y decir púbicamente que forzará a los legisladores a votar de uno u otro modo, en una de esas merece algo más contundente que un protocolo antipiquete de Bullrich. 

Afortunadamente, como contrapartida, debido a ese panorama no parecen haber progresado demasiado las gestiones para lograr nuevos préstamos que supuestamente financien la salida del cepo, el aumento de reservas y otras excusas que han resultado siempre nefastas para el país. Los préstamos baratos y fáciles le suelen resultar muy caros y difíciles a la Argentina. 

La única esperanza

Si se intentase hacer un resumen de los cinco meses de gobierno, un intento podría decir que Milei ha demostrado tener muchas falencias, defectos y debilidades, pero sigue siendo la única esperanza disponible. Puntualizarle y puntualiza esas falencias es un deber de quienes intenten ayudarlo. Es hora de que se entienda el concepto. 

La semana culmina con el lamentable accidente ferroviario de ayer, que muchísima gente insiste en creer que fue provocado. La Patria semeja el escenario de una ópera bufa.