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Leonora Carrington y su estancia en España, narrada mediante una novela gráfica

Llega a ese país por el arresto de su pareja Max Ernst y años después se traslada  a México

Algunas de las viñetas del libro

Algunas de las viñetas del libro "Leonora Carrington en España", creadas por María Luisa Fruns.

"Leonora somos todos porque ¿quién en ciertas circunstancias no se vuelve inestable? a los 23 años ver que tu pareja fue llevada a un campo de concentración y llegas a otro país que está en guerra, ¿quién no se hubiera desestabilizado psicológicamente?", pregunta la escritora e ilustradora María Luisa Fruns a propósito de su libro "Leonora Carrington en España".

La obra editada por Turner narra el momento en que la pintora llega a España, en 1940, tras el arresto de su pareja Max Ernst, desde ese instante ella trata de librarse de la guerra, sin embargo, lo consigue años después cuando llega a México.

"Conocía la obra de Carrington pero no había profundizado en el personaje, a grandes rasgos sabía de su vida y cuando empecé a saber más del personaje supe que necesitaba ser visibilizado. En esa lectura hubo un periodo que me llamó la atención: su paso por España, y es donde de inmediato vi una novela gráfica", narra Fruns.

Un tema importante del libro es cómo la guerra marcó la vida de la artista surrealista.

"La guerra en la vida de Leonora lo es todo, por eso en el libro se refleja una parte previa que es su paso en Francia. Leonora había tenido ya las discusiones con sus padres, se había ido de su casa y en ese momento previo a la guerra tiene un momento idílico, es decir, fue a París y junto con Max compraron una casa y estaban solos dedicados a crear", comenta la autora.

De pronto, la guerra irrumpió la vida de Carrington, los alemanes detienen a Max Ernst, lo llevan a un campo de concentración y ella termina dejándose convencer para salir a España.

"La desgracia es que llega a un país que ha salido de una guerra, eso sin tener en cuenta todas las vivencias que pasó, que son terroríficas, desde el ambiente que es una imagen real, la del círculo de Bellas Artes de Madrid con las tres banderas esvásticas colgando de los balcones porque había una exposición de libro alemán", señala.

La relación entre el franquismo y el Tercer Reich era muy estrecha, más de lo que hoy se puede pensar, añade Fruns.

El libro.

El libro.

SIN VICTIMIZARSE

Uno de los personajes que aparecen en la novela ilustrada es Van Ghent, un holandés judío cuyo hijo trabaja para la ICI en Madrid, la empresa del padre de Leonora.

"Leonora está en un momento en que describe todo según su estado mental. Ella le contó a Elena Poniatowska que Ghent no era el monstruo que vio al inicio, pensaba que estaba relacionado con Hitler y que tenía relaciones directas con el Tercer Reich porque Holanda fue invadida previamente a Francia", detalla.

Este personaje se ofreció sacar de Madrid a Leonora, pero al final la abandona. "Ella está fuera de sí, fue cuando sufrió una violación, ¿quién no estaría fuera de sí?", añade.

Fruns destaca que uno de los grandes valores de Leonora es que nunca se consideró así misma una víctima de nada ni de nadie.

"Nunca la derrotó ni la guerra, ni el psiquiátrico, ni las mil vicisitudes que se tuvo que enfrentar en la vida. La guerra fue el gran mal. Leonora como mujer joven y con Max a su lado no se hubiera desequilibrado tanto ni hubiera sentido tanto peligro en su cabeza", expresa.

La autora comenta que en el libro se observa a una persona joven e idealista.

"Carrington está convencida de que puede acabar con la guerra y hace todo lo que está en sus manos para terminarla, pero la guerra no está en la mano de una sola persona y menos en una pintora de 23 años", indica.

¿Cómo decidió la técnica de las ilustraciones?

No me interesaba ser objetiva o mantener un mismo estilo en todo el libro, me interesaba implicarme, que el dibujo dependiera del texto y los hechos.

Inicio con colores muy idílicos, los trazos son finos, ligeros y las viñetas son grandes. Después, la época de la soledad cuando los alemanes invaden Francia y cuando viaja a Madrid la línea sigue siendo ligera, pero los tonos cambian a azules más fríos, la situación se complica y se va intercalando con sus ensoñaciones que son a toda página y a color porque ese mundo para Leonora es más real que el otro.

Luego llega a Santander y las imágenes sólo son en blanco y negro, la línea son manchas de color para dar una sensación de claustrofobia a partir de viñetas más pequeñas. Finalmente entra el color según va llegando a la embajada de México.