The Suicide Squad Review: la película de superhéroes más James Gunn de todos los tiempos

James Gunn hace suyo The Suicide Squad en esta secuela sucia y refrescantemente extraña.

Se siente como si hubiéramos estado aquí antes. Un importante talento de Hollywood (Idris Elba como Bloodsport en este caso) le dio vida a un villano de DC Comics de la lista C, solo para ser cargado en una escena aparentemente genérica con la hija adolescente del personaje. Cuando vimos una variación de este cliché en la primera escuadrón suicida película, reemplazó el desarrollo básico del personaje; un ritmo de historia familiar que le permitió a Deadshot de Will Smith demostrar que realmente solo quiere enorgullecer a su pequeña. Pero eso fue entonces y esto es ahora. Este es el de James Gunn. El escuadrón suicida.

Por lo tanto, cuando el malo encarcelado de Elba mira a su hija a través del plexiglás de la prisión y ella le revela que a ella también la han pellizcado y que ahora está esperando una cita en la corte por robar un reloj inteligente, solo tiene una pregunta: ¿Por qué la atraparon por robar algo? ¿tan estupido? “Un año en el reformatorio le vendrá bien”, dice más tarde. “Ella siempre ha sido un poco tonta como su madre”.

Bienvenido a la versión familiar pero perversamente singular de Gunn de una valiosa pieza de propiedad intelectual de Warner Bros. En una señal de los tiempos extraños que atraviesan los ejecutivos de los estudios, Gunn’s El escuadrón suicida es un duro reinicio tonal de una película que recaudó casi 750 millones de dólares hace cinco años. Para ser claros, también es una secuela de la película de David Ayer de 2016, a pesar de lo que el talento ha dicho a la prensa en los últimos meses, con referencias pasajeras tanto a la película anterior como a la temporada en solitario de Margot Robbie como Harley Quinn en Aves de presa. Y, sin embargo, incluso con su ambientación en el Universo Extendido de DC, El escuadrón suicida está en un planeta creado, gobernado y, en última instancia, atormentado a través del prisma de la singular sensibilidad de Gunn. No desde Súper ¿La visión del cineasta ha sido tan desenfrenada o subversiva, creando una película completa que se parece mucho al humor de Gunn: oscuro, crudo y, paradójicamente, sincero?

Que Warner Bros. entregue una de sus franquicias más importantes a ese tipo de voz es un milagro menor.

La configuración de la visión de Gunn para El escuadrón suicida Es narrativamente bastante simple. Amanda Waller, de Viola Davis, todavía está persiguiendo la idea realmente horrible de tomar a los supervillanos convictos y ponerles bombas en el cuello antes de ordenarles que vayan a salvar el mundo o mueran en el intento. Pero a diferencia de la caótica mezcolanza de hace cinco años, Gunn no quiere que sus antihéroes luzcan geniales mientras lo hacen… al menos la mayor parte del tiempo.

Entre las víctimas de Waller todavía se incluyen rostros familiares como la alegre Harley Quinn de Robbie y el hombre clave, el coronel Rick Flag (Joel Kinnaman). También hay una gran cantidad de carne nueva para el molinillo, la principal de ellas es el estoico Bloodsport de Elba (un sicario que puede convertir cualquier objeto en un arma); Peacemaker de John Cena (Capitán América si miraba Fox News todo el día); Ratcatcher II de Daniela Melchior (una joven que puede controlar ratas); y Polka-Dot Man de David Dastmalchian (un saco triste que puede controlar… ¿los lunares?). Sylvester Stallone también da voz al gran tiburón blanco que camina y habla, que es tan adorable como parece.

El equipo es enviado a la nación insular ficticia de Corto Maltese para destruir la evidencia de algo llamado “Proyecto Estrella de Mar”. Sobreviene la locura y muchos asesinatos.

En esencia, la historia de Gunn es hacia lo que siempre se ha inclinado el concepto de Suicide Squad: hombres y mujeres en una aventura misionera. De hecho, Gunn rinde homenaje a la estructura narrativa de numerosos éxitos de taquilla de los años 60 sobre “infiltrarse y escapar”, con La docena sucia (1967) y Donde las águilas se atreven (1968) siendo las piedras de toque más importantes. Uno incluso podría entrecerrar los ojos y ver al cínico de Elba con un corazón de oro en Bloodsport y al patriótico Peacemaker de Cena como riffs en duelo del mismo arquetipo de Lee Marvin.

Pero a pesar de todas esas alusiones narrativas, Gunn no busca algo particularmente altruista o incluso mediocre. Está feliz de arrastrarse por tanto barro y pedazos asquerosos como el tiburón, y de que su pluma se libere alegremente de las limitaciones de Disney. Más que el suyo Guardianes de la Galaxia películas, El escuadrón suicida se siente bien con sus primeros trabajos, incluso para el estudio independiente de terror y shock, Troma Entertainment, y quizás más acertadamente con su primera película de Hollywood, la espantosamente mezquina. Deslizarse. Al igual que esa comedia escalofriante sobre extraterrestres invasores y horror corporal, hay algo levemente perverso e incluso juvenil en las escenas de El escuadrón suicidaespecialmente cerca del principio.

Sospecho que a muchas audiencias les encantará lo duro El escuadrón suicida continúa en los primeros 15 minutos aproximadamente, aunque a más de unos pocos les resultará abrasivo, gratuito y un poco inmaduro. Cual es. Afortunadamente, Gunn es capaz de enhebrar la aguja entre sus excesos, equilibrando la alegría primordial de ver a un gran tiburón blanco partir a un tipo por la mitad con la autenticidad emocional por la que ha sido subestimado durante mucho tiempo. Es lo que hizo su Guardianes películas las películas extrañamente más sarcásticas pero sinceras de la obra de Marvel, y es lo que mantiene El escuadrón suicida de ser sólo un ejercicio de estilo.

Si bien Robbie ha perfeccionado a Harley a la perfección en esta tercera entrega, lo que plantea la pregunta de hasta qué punto puede llevar a este personaje salvo una posible película de Poison Ivy, y Elba es un ancla carismática sólida como una roca, Melchior y Melchior son relativamente desconocidos. Dastmalchian quienes brillan más. Los actores están cargados de los superpoderes que suenan más lamentables jamás comprometidos en la pantalla: control mental de ratas y la capacidad de lanzar lunares coloridos, pero la afinidad de Gunn por los marginados y los perdedores los eleva a las personas con las que más queremos pasar el tiempo. Hay verdadero patetismo aquí, y en el caso de Melchor, gracia en esta cacofonía que de otro modo sería descabellada. Ratcatcher II comienza como un divertido riff de “chistes milenarios” en una película de superhéroes, mientras que Polka-Dot Man recibe el acertado apodo de “Norman Bates” y, sin embargo, ambos casi se llevan la película completa.

Por supuesto, con tanta locura como hay en esta película (¡ni siquiera he llegado a la estrella de mar gigante!), es difícil que un solo elemento eclipse a los demás por mucho tiempo. La película está tan repleta de ideas y chistes que a veces es francamente abrumadora. Para algunos eso será un perjuicio, pero el hecho de que Gunn sea capaz de mantener todas las bolas en el aire y logre hacer que la mayoría de estos inadaptados sean atractivos, e incluso entrañables, es su mayor ventaja.

Durante demasiado tiempo, las películas de superhéroes se han vuelto desdentadas, inocuas y despojadas de cualquier fuerte sentido de identidad. Muchos están bien de una manera inofensiva que les permite desaparecer de la memoria más rápido de lo que entraron. Con su rareza y calidez, El escuadrón suicida es claramente el resultado de un cineasta singular al que se le dio rienda suelta sobre uno de estos ejes del calendario fiscal. No estoy seguro de si eso genera un buen negocio, pero sí un excelente cine, con lunares y todo.

El escuadrón suicida se estrena en cines y en HBO Max el viernes 6 de agosto.