Las mil vidas de Pere Portabella, el hombre que fue cineasta, senador, trajo a Tarradellas y expuso en el MoMA | El Periódico

Novedad editorial

Las mil vidas de Pere Portabella, el hombre que fue cineasta, senador, trajo a Tarradellas y expuso en el MoMA

Su amigo Josep Ramoneda dice de él que Portabella siempre fue “un apasionado de lo que estaba pasando”

Fue un agitador político y social con sus celebrados ‘suquets’ en su casa de Llofriu, homenajeado en el Centro Pompidou de París, el MoMa de Nueva York o el MACBA de Barcelona

En un mítin de la Assemblea de Catalunya en 1976 celebrado en el Palau d'Esports.

En un mítin de la Assemblea de Catalunya en 1976 celebrado en el Palau d'Esports. / EPC

Quim Casas

Quim Casas

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Pere Portabella cumplió el pasado 11 de febrero 97 años. Miembro del movimiento cinematográfico conocido como la Escuela de Barcelona, compañero de viaje de la ‘gauche divine’, cineasta experimental y combativo, fundador de Films 59 y cofundador de la editorial Empúries y de la Asamblea de Catalunya, productor de ‘Viridiana’ de Luis Buñuel, senador en España (1977-1979) y diputado en el Parlament de Catalunya (1980-1984), amigo personal de Carles Santos, Joan Brossa y Antoni Tàpies, uno de los artífices del retorno de Josep Tarradellas a Catalunya, artista que ha reflexionado como pocos sobre los flujos y reflujos del cine y el arte moderno, condecorado con la Creu de Sant Jordi, Doctor Honoris Causa por la Universidad Autònoma de Barcelona y la Universitat de Girona, artista residente en el Palau de la Música, agitador político y social con sus celebrados ‘suquets’ en su casa de Llofriu, homenajeado en el Centro Pompidou de París, el MoMa de Nueva York o el MACBA de Barcelona… 

Portabella con Brossa y Tàpies en el rodaje de 'No compteu amb els dits'.

Portabella con Brossa y Tàpies en el rodaje de 'No compteu amb els dits'. / EPC

 El fascinante trazo biográfico de Portabella llenaría todo el espacio de este texto, que debe ser el de una celebración, pues ‘Impugnar las normas’, libro editado en catalán y castellano por Galaxia Gutenberg, reúne sus muchos textos sobre arte, cine y política. La iniciativa de este volumen, con edición a cargo de Esteve Riambau, parte del propio cineasta y político. No quería unas memorias. No deseaba una biografía. “Quiero la edición de mis textos”, le dijo a Riambau, tal y como este recordó en la presentación del libro celebrada el martes en la Casa del Llibre de Barcelona. “Todo son escritos de él, prólogos, conferencias, textos para catálogos y de presentaciones de películas”, comentó Riambau. “Y quería sobre todo que estuvieran también sus discursos como senador”.

Pere Portabella y Avel·lí Artís-Gener en un acto del 11 de septiembre en Sant Boi, en 1981.

Pere Portabella y Avel·lí Artís-Gener en un acto del 11 de septiembre en Sant Boi, en 1981. / EPC

 Planteado de forma nada cartesiana, nada cronológica, son textos a través de los cuales Portabella expresa su sentir artístico y social. Están divididos en tres partes (franquismo, política y a partir de 1989). Este es el año en el que dirigió “Pont de Varsòvia”, su primer largometraje desde que rodara en 1976 ‘Informe general’, uno de los filmes esenciales para entender la política española antes y después de la muerte de Franco. ‘Pont de Varsòvia’ supuso para casi todo el mundo un esperado retorno, menos para él: “Yo no vuelvo, no me he ido nunca del cine”, le dijo Portabella a Riambau. El cineasta estuvo muy encima del libro y de la selección de las fotografías incluidas. El prólogo se lo hizo escribir tres veces. “Es su libro”, sentencia Riambau.

Pere Portabella y Ricardo Bofill en 1992.

Pere Portabella y Ricardo Bofill en 1992. / EPC

 Y en él encontramos artículos hechos en retrospectiva sobre el escándalo que supuso ‘Viridiana’ en su momento; la presentación realizada en 2010 en la universidad de Düsseldorf de ‘El cochecito’ de Marco Ferreri –otra de las películas que produjo en pleno franquismo–; prólogos de guiones de sus filmes; las derivas del realismo cinematográfico y sus mutaciones; un homenaje a Antoni Tàpies –la visión de uno de sus cuadros de 1956 supuso para él un impacto emocional, sorprendente y perturbador, y recuerda las proyecciones de filmes de Murnau, Lang o Dreyer en formato de 8 mm que les hacía al volver de París–.

Portabella con Felipe González y Ramón Tamames, entre otros, en 1976.

Portabella con Felipe González y Ramón Tamames, entre otros, en 1976. / EPC

También textos sobre la censura; dos cartas a Christopher Lee –con quien trabajó en dos de sus obras más representativas, ‘Vampir Cuadecuc’ y ‘Umbracle’–; la declaración de intenciones de su ‘Informe general’ –del que rodaría una segunda parte en 2015, ‘Informe general II-El nuevo rapto de Europa’–; una remembranza muy significativa sobre el retorno del presidente Tarradellas publicada en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA el 23 de octubre de 1992; análisis de las industrias culturales, las políticas alternativas y la sostenibilidad, y una serie de ensayos y discursos sobre la relación entre iglesia y Estado, el estado de las autonomías, el referéndum de la OTAN, el sistema penitenciario, la libertad de prensa, las televisiones autonómicas o la reforma universitaria.

 Tan inabarcable como placentero, ‘Impugnar las normas’ acaba tomando la forma de un relato literario en el que Portabella se expresa tan bien como en sus películas y queda perfectamente claro su ideario desde los tiempos oscuros de la dictadura hasta los desastres de nuestro tiempo.

En la presentación, el poeta Vicenç Altaió dijo que esto era un testamento, no un libro de memoria sino de presente, sumó el nombre de Portabella a la causa de los muchos impugnadores catalanes –y citó a Gaudí, Verdaguer, Foix, Miró, Tapies, Brossa– y lo definió como “el artista conceptual que formaba parte del grupo de Boccaccio, un lugar en el que nunca pusieron los pies sus amigos de Dau al Set”, lo que es una buena definición del carácter panorámico de su singladura. Otro de sus amigos, Josep Ramoneda, cerró la presentación asegurando que Portabella siempre fue “un apasionado de lo que estaba pasando”. Se refería a los primeros años 70, pero podríamos extenderlo hasta el momento presente.