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Las �ltimas estimaciones, no necesariamente falsas ni mucho menos exageradas, afirman que Meryl Streep (Summit, Nueva Jersey, 1949) recibe un premio aproximadamente cada 15 minutos. Seg�n la p�gina IMDB son 185 los galardones y casi 400 las veces que ha estado nominada a algo. Tiene oscars (3), globos de Oro, osos de oro y de plata, donostia, cesares, davides de Donatello y hasta un Princesa de Asturias, que, recordemos, se bail� y todo. Le faltaba la Palma de Oro (la de Plata ya contaba con ella por su trabajo en Un grito en la oscuridad, de Fred Schepisi) y desde el mi�rcoles es suya.
No es dif�cil imaginarla en casa con la gu�a ilustrada de premios del mundo y cultivando el le�smo que todos alguna vez tuvimos... "Sile, sile, sile... �nole!". A por �l. Ya saben, ninguna otra int�rprete nacida antes de 1960 puede conseguir un papel en Hollywood a menos que ella lo haya rechazado antes.
As� las cosas, y tras recibir emocionada de manos de Juliette Binoche la joya de Chopard (eso es la palma de marras) el martes, el d�a siguiente le tocaba clase magistral. "Me siento un poco r�gida", dijo a modo de presentaci�n tras confesar que se acost� a las tres de la ma�ana. �Y qu� hace alguien como Streep hasta bien entrada la madrugada? "B�sicamente, hablar de cine, de la pel�cula de Dupieux que vimos ayer", dijo y, como toca, la cre�mos. "La verdad es que tengo una vida muy tranquila, dir�a que aburrida, por eso toda la emoci�n de la noche [se refer�a al premio y las l�grimas con el derramadas], de los premios y de los aplalsos me resulta agotadora". Aplausos.
Y dicho lo cual, con la exclusiva intervenci�n del periodista adem�s de moderador Didier Allouch, la estrella del momento dio repaso a su carrera. Lo hizo a la carrera, como en la distancia, como si con ella no fuera la cosa, como si la resaca se hubiera ido de paseo con el jet lag para celebrar tanta Palma. Coment� que un buen director es el que ofrece confianza a su equipo; record� que lo mejor de trabajar con Clint Eastwood (lo hizo en Los puentes de Madison) es que a las cinco se terminaba porque "ten�a que ir a sus clases de golf"; se detuvo en lo er�tico, ex�tico y hasta sexual que le result� que, en mitad de un r�o lleno (alguno ten�a que haber) de hipop�tamos, Robert Redford le lavara la cabeza en Memorias de �frica (que �c�mo lo hizo? Fue as�: y se levant� y masaje� el cr�neo sin pelo de Allouch. Y a�adi�: "Es mucho m�s sexual un masaje que tanta gimnasia en la cama que se ve en el cine"); confes� que le gusta cantar porque cuando se canta algo se abre aqu� dentro (el pecho mismamente)... Y as�.
Pero como sea que estamos en el Cannes del Me Too, toc� hablar de ello. O, por lo menos, de alguna de sus derivadas. �Qu� tiene que pasar para que una actriz cobre lo mismo que un actor? "La verdad es que las cosas han mejorado mucho. Estamos avanzando. Cada vez hay m�s actrices con sus propias productoras, yo entre ellas. Y eso hace que los papeles femeninos sean cada vez mejores, pero...". Y en los puntos suspensivos dej� el rastro no tanto de una duda como de una reflexi�n: "Quiz� el problema, y es donde tenemos que avanzar, es que es complicado que un espectador hombre se identifique con el personaje de la mujer. Una mujer se identifica con un actor, un hombre con una actriz, no. Al rev�s, no ocurre. Si ves El cazador cualquiera puede entender el sufrimiento de John Savage o Robert de NIro, pero es m�s dif�cil que un hombre lo haga con mi personaje, la �nica mujer en el reparto. �Se entiende lo que quiero decir?".
Y aqu�, otro aplauso. Es decir, parece que se entiende.
Meryl Streep se signific� tiempo atr�s (o no tanto, fue en 2017) por su papel activo en el movimiento Time's up, que es la otra forma (algo m�s abstrusa) de referirse al Me Too. "Est� claro que las cosas han cambiado. El movimiento no solo sirvi� para sacar a la luz el acoso en el cine y cambiar la situaci�n en el mundo del cine. En realidad, la transformaci�n lleg� en todo el �mbito de los servicios donde trabaja la mujer. Ahora el acoso se identifica como tal y no disfrazado de nada. Y los sitios en general son m�s seguros".
-�Tiene la impresi�n de que los personajes que ha encarnado en las pel�culas rom�nticas se escapan del patr�n habitual?
-No s�. Lo que siempre he procurado es que mis personajes fueran algo m�s que simplemente amantes de alguien, que tuvieran una profesi�n, una vida independiente. Y no por nada. Simplemente son m�s interesantes. En Memorias de �frica soy una escritora y due�a de una plantaci�n.
Queda claro.
Si me hubiera limitado toda mi carrera a hablar como una mujer de Nueva Jersey no estar�a aqu� ahora mismo
Y dicho lo cual, recuper� su carrera. Y record� que en Kramer contra Kramer, la escena insoportablemente definitiva (no spoilers) fue reescrita no una sino tres veces. "Robert Benton redact� su versi�n, Dustin Hoffman la suya y yo la m�a. Votamos y gan�". Y confes� que su incipiente carrera de cantante de �pera (tom� clases no sabemos si de tiple) qued� truncada en cuanto piso el instituto y empez� a fumar. "Sinceramente, prefiero el rock and roll". Y cuando lleg� el siempre discutido asunto de los acentos, no dej� opci�n a la duda. "Si me hubiera limitado toda mi carerra a hablar como una mujer de Nueva Jersey no estar�a aqu� ahora mismo. Me interesa la gente que no es como yo". Y volviendo al asunto Eastwood, rescat� de la memoria la �nica vez que le vio gritar. "Lo mejor de �l es que nunca alza la voz. Eso y que algunos de los ensayos los grab� y los meti� en la pel�cula sin avisar. Aunque una vez grit�. Lo hizo porque se escuchaba a la gente hablar en el set. Fue toda una revelaci�n". Y as�.
-�Es cierto aquello de que la escena cumbre de La decisi�n de Sophie se grab� en una �nica toma porque no se sent�a capaz de repetir tanto dolor?
-En verdad, fueron dos tomas. Pero se utiliz� la primera. Bueno no, fue la segunda.
El jet lag, quiz�.
Para el final qued� una de esas reflexiones que se dejan para el final. "Cuando era ni�a me pinte las arrugas de mi abuela en la cara y me hice una foto. Y veo la foto y �sa es la que soy ahora. Me interesaba el c�rculo de la vida, qui�nes somos y en qu� nos convertimos". Pocas palmas de oro m�s brillantes. Y van dos. De momento.