Crítica de “La garra de hierro”: familia y lucha libre con Zac Efron | EscribiendoCine

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Crítica de “La garra de hierro”: familia y lucha libre con Zac Efron

En su tercera película, Sean Durkin (El refugio) reúne a un talentoso elenco para retratar la vida de los Von Erich, una de las familias más icónicas de la lucha libre.

lunes 13 de mayo de 2024

Dolor. Sacrificio. Valores. Familia. Legado. Vida. Muerte. Estos elementos rodean La garra de hierro (The Iron Claw, 2023) y logran concertar un drama desgarrador, intenso, desperanzador y poderoso. Agrupar jóvenes figuras como Zac Efron (Ricky Stanicky), Jeremy Allen White (El Oso), Harris Dickinson (El triángulo de la tristeza) y Lily James (Pam & Tommy) no nos tiene que confundir: no es para llamar la atención. Estos populares rostros son solo pintorescos cuando te choca de frente una historia que, de principio a fin, irradia elocuencia, ahogo, euforia, mandato, manipulación y poder.

La atmósfera competitiva y aprisionadora que genera el largometraje nos arrincona hacia una esquina del cuadrilátero. Cuatro hermanos criados para continuar con el legado del padre, un legendario luchador que nunca pudo hacerse del título mundial, serán los que lleven en sus espaldas todo el peso del relato. Efron, como Kevin Von Erich, mueve los hilos y es quien, gracias a su sacrificio, temperamento, sensibilidad y talento, compone el personaje con mayores capas. El actor de High School Musical (2006) brinda la mejor interpretación de su carrera. Su personaje es, naturalmente, el que acarreará la gran responsabilidad de ser el primero en seguir las indicaciones de su papá. Si bien el resto de los hermanos presentan otros deseos, también se verán forzados a seguir una orden familiar ejercida por el patriarca, un personaje que nada tiene que envidiarle a la caracterización de un capo de la mafia. Interpretado por Holt McCallany (Mindhunter), éste será quien oprima el presente y el futuro de los jóvenes.

La historia desnuda el impacto de la competencia y la presión sobre el destino de los hermanos. El acierto está en cómo estos vínculos evolucionan, o involucionan, a medida que la vida transita. La unión hace la fuerza, circunstancia que también se expone arriba del ring al luchar en conjunto. Maura Tierney (Beautiful Boy) es quien se pone en la piel de la madre de los luchadores, analogía familiar de legado que será tomada por el personaje de Lily James al ponerse en pareja con Kevin.

La coherencia del guion, así como la solidez técnica de las transiciones, el peso de las imágenes y la excelente utilización de la elipsis, hablan de una película con las intenciones claras. Estamos en presencia de un director que supo qué historia contar (y de qué forma). ¿El resultado? Uno de los dramas deportivos más profundos y angustiantes de los últimos años.

Por momentos, La garra de hierro puede pecar de cruda. Sin embargo, su multiplicidad de elementos a la hora de interactuar con el espectador resalta su lucidez y fluidez. Registros fotográficos, escenas en la televisión, conversaciones familiares, canciones, sufrimiento físico, sombras y luces instalan estímulos que no nos subestiman ni alejan.

La entereza del largometraje desviste armas para una batalla que se cruza con la templanza y la calidez del amor. Con una segunda mitad demoledora, capaz de golpearnos, sacudirnos y dejarnos en la lona, el film protagonizado por Zac Efron encuentra en la naturaleza humana más oscura un absorbente drama conmovedor.

8.0
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