Polanski, por Cristina Casabón
THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

Polanski

«Su cine nos ha dado tantas bellezas (Deneuve, Kinski, Seigner) que ya no aceptamos el regalo triste de una comedia de la decrepitud»

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Polanski

Manifestación contra el director de cine Roman Polanski | Europa Press

Suiza, paraíso de la democracia, madriguera del dinero. Suiza está regida no por alcaldes, policías, bomberos o líderes políticos, sino por los divinos. De vez en cuando, un divino rompe su silencio divino para criticar otros divinos que viven en un hotel multimillonario de los Alpes. Ahora ha sido Roman Polanski. Su última película, The Palace, cabrea a los viejos críticos, porque creían cándidamente que Polanski nos iba a hacer eternamente jóvenes. Nos ha dado tantas bellezas el cine de Polanski (Deneuve, Kinski, Seigner) que ya no le aceptamos el que nos dé ahora el regalo triste, la primavera mustia de una comedia de la decrepitud. Y rompe con esa sublime mentira que es común al cine y a todas las artes, nos muestra que envejecer es triste. El cine nos vende o nos regala juventud, tiempo futuro, belleza, alegría y una suerte de perpetuidad, todo ello por el precio de una butaca.

Este es el cuento que nos cuenta Polanski, un cuento del fin del milenio. A algunos les gustaría enjuiciar al magno realizador que narra estos evangelios de sangre y sin embargo, los redime hoy lejos de Hollywood. Hollywood es una institución conservadora y propende a expulsar a sus mitos descarriados. Este huyó en 1977 y se adelantó al MeToo, mas ocurre que la vieja guardia se resiste a ser olvidada. Ahora, cuando todas las mujeres se retocan la cara, cuando todos sus personajes se resisten a envejecer y morir, Polanski nos enseña que los iconos y los creadores son los únicos que perduran.

«The Palace es una película vulgar y triste, pero lo revelador es que no es una simple extravagancia, Polanski se parece al tipo que se ríe de la mejor fiesta a la que ha sido invitado»

Es demasiado fácil decir que Polanski es una fuerza agotada, una pálida sombra del cineasta prodigiosamente talentoso de Bitter Moon, Tess, Repulsion. The Palace es una película vulgar y triste, pero ¿no es acaso un retrato de la época en que vivimos? Lo revelador es que su película no es una simple extravagancia, Polanski se parece más al tipo que se ríe de la mejor fiesta a la que ha sido invitado. Y acaso lo más parecido a aquella película sea una ceremonia o gala de premios de cine americano. Para aumentar el ambiente holliwoodiense, Polanski también incluye a una estrella porno bien dotada llamada Bongo y a un cirujano plástico, el Dr. Lima, que ha trabajado en los rostros de al menos la mitad de las invitadas. Sepan ustedes que estamos en las manos de esta industria de la belleza eterna. Ni políticos, ni militares, ni banqueros, mueven hoy el gran dinero como uno de estos divinos que no aparecen en sociedad y reservan su belleza para los espejos intactos de un palacio suizo.

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