Fútbol Real Murcia: El Real Murcia, a aprender del fracaso

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El Real Murcia, a aprender del fracaso

Los granas, después de quedarse sin play off en el primer proyecto deportivo firmado por Felipe Moreno, se adentran ahora en unas semanas de reflexión en las que tendrán que corregir los numerosos errores cometidos en un curso decepcionante

José Ángel Carrillo, en primer plano, cabizbajo tras el pinchazo del sábado. | JUANC ARLOS CAVAL

José Ángel Carrillo, en primer plano, cabizbajo tras el pinchazo del sábado. | JUANC ARLOS CAVAL / ángela moreno

Ángela Moreno

Ángela Moreno

No se ha quedado el Real Murcia fuera del play off porque empatara este sábado ante el Mérida o porque hace dos semanas cayera contra el Castellón después de fallar un penalti en el último minuto. Si el Real Murcia no va a estar en al fase de ascenso no es «por el final cruel» del que hablaba Pablo Alfaro en la rueda de prensa posterior al penúltimo partido liguero. Si el Real Murcia, por quinto año consecutivo, se queda sin acceder a la fase definitiva es por la suma de muchos factores, destacando la lamentable primera vuelta firmada por un equipo que en enero estaba más cerca del descenso que del quinto clasificado; un equipo que, pese a contar con el segundo mayor presupuesto de la categoría, ha visto cómo le pasaban por encima sin piedad ninguna los cuatro primeros clasificados. Hasta 24 puntos le saca el líder Castellón; 16 más tiene el Córdoba; el Ibiza le aventaja en diez y el Málaga en nueve.

Los ‘gallitos’ necesitaron apenas una vuelta para expulsar al Real Murcia de un corral que no merecía, de ahí que la reacción del segundo tramo solo haya servido para optar a un quinto puesto para el que no había ningún favorito, y ni así han podido dormir los granas ni una sola semana en esa posición. Posición que finalmente ha sido para un Ceuta que, curiosamente, experimentó su gran mejoría gracias al Real Murcia, un Real Murcia que en enero le ‘donaba’ a Rodri Ríos. Hasta siete goles ha marcado el delantero soriano en esta segunda vuelta, siete goles que han significado y mucho para que los de Romero asegurasen el billete a la deseada fase de ascenso.

Aunque todavía falta una jornada para acabar la liga regular, el Real Murcia, ya sin objetivos, inicia un periodo de reflexión en los despachos, un periodo de reflexión en el que el fracaso firmado este curso debe servir de aprendizaje para el siguiente. A la espera de saber si Javier Recio continuará como director deportivo o de si Pablo Alfaro tendrá una oferta de renovación sobre la mesa, Felipe Moreno tiene mucho que meditar, y es que han sido muchos los errores que han dinamitado su primer proyecto deportivo en el Real Murcia. Errores que comenzaron con la elección de Javier Recio como director deportivo, que continuaron con la mala planificación veraniega y que continuaron en el césped a las primeras de cambio. Repasemos algunos de los más significativos.

Javier Recio, desbordado

Eligió Felipe Moreno a Javier Recio como director deportivo y a las primeras de cambio erró el presidente grana. No llevaba el madrileño ni un mes en Nueva Condomina y ya estaba desbordado. De hecho, con la pretemporada a punto de empezar, hubo que sacarse de la chistera a un entrenador ante la incapacidad de Recio de hacerlo. No pudo salir peor la elección de Gustavo Munúa, una elección que lleva la firma de Felipe Moreno. Pero tampoco pudo salir peor la planificación de la plantilla. Roto completamente el bloque del curso anterior por obra y gracia de Recio -en enero a modo de castigo divino tuvo que repescar a Loren Burón-, se firmaron jugadores que solo unas semanas después eran despedidos, priorizando posteriormente la llegada de futbolistas veteranos, la mayoría sin experiencia en Primera RFEF, y firmando en muchos casos sin tener en cuenta la verdaderas necesidades del equipo. Como resultado, una plantilla desequilibrada y a la que se le veían las costuras en posiciones determinantes.

Munúa-Recio, en mundos opuestos

Cuando firmas con urgencias, pasa lo que pasa. Nunca hubo una comunión entre Javier Recio y Gustavo Munúa, nunca hubo un entendimiento a la hora de planificar la plantilla, ninguno de los dos tenía ni idea de Primera RFEF . Teniendo en cuenta que además el hijo de Felipe Moreno no dudaba en opinar, pues solo podía pasar lo que pasó. Las piezas que iban llegando no se compenetraban entre ellas y el técnico tampoco ponía mucho de su parte en buscar soluciones. Se vio desde la pretemporada, una pretemporada decepcionante pero que se maquilló hablando de «paciencia», y se confirmó nada más empezar la liga. Ni las tres victorias consecutivas que calmaron los ánimos a las primeras de cambio ayudaban, y es que el Murcia de Gustavo Munúa nunca tuvo un plan sobre el terreno de juego.

Mala preparación física y bajo ritmo = lesiones

Firmó Recio a muchos jugadores que no llegaban al Real Murcia en la mejor forma física. Futbolistas que venían del extranjero, de ligas menores, y jugadores como Marcos Mauro, Montoro y Larrea, con un gran historial de lesiones y apartados del grupo en pretemporada como es el caso del último. Con ese cóctel explosivo se encontró Gustavo Munúa, que en vez de buscar una solución, agravó el problema. No había empezado la liga y el Real Murcia ya se había caído físicamente, ni 45 minutos eran capaces de competir. Y por si fuera poco, cuando se intentó apretar las tuercas, llegaron las lesiones, hasta el punto de provocar un overbooking en la enfermería.

Alfaro, el remedio que tardó demasiados meses en hacer efecto

A principios de noviembre Gustavo Munúa ya era historia del Real Murcia. Con el uruguayo despedido, los granas apostaron por Pablo Alfaro y durante muchas semanas el remedio fue peor que la enfermedad. Una victoria en ocho partidos fue la contribución del maño en sus primeros tres meses. Ni ayudaba el estado físico de la plantilla ni ayudaba su actitud incendiaria, que llegó a su máximo nivel en enero, cuando todo parecía saltar por los aires. Aunque en febrero, marzo y abril se ha visto la mejor versión del equipo en cuanto a resultados, si el Real Murcia no está en el play off es por los meses desperdiciados por Alfaro y por su incapacidad para hacer competir al equipo ante los mejores, de hecho no ha sido capaz de ganar a ninguno de los cuatro de arriba, pese a que se enfrentó al Málaga o al Ibiza en sus peores momentos del curso.

Nueva Condomina, un lastre

Un equipo que quiere estar en el play off no puede dejar escapar hasta 28 puntos de su estadio. Eso es lo que ha hecho el Real Murcia en esta temporada. Solo ocho victorias han celebrado los aficionados granas en Nueva Condomina, y gracias a la reacción en la segunda vuelta, porque durante gran parte de la competición los murcianistas fueron de los peores del grupo como local. Con el play off a mano, después del triunfo contra el Ceuta, los dos siguientes partidos en casa acabaron con pinchazo. Ante el Castellón se iba perdiendo 0-2 a los veinte minutos y el Mérida, que no se jugaba nada, les sacó un empate en el minuto 87.

Se invierte en gol, pero no hay gol

Allá por agosto, si de algo podía presumir el Real Murcia era de delantera. Se frotaban las manos los aficionados granas mientras se anunciaban los fichajes de Rodri Ríos, José Ángel Carrillo y Guarrotxena. Nadie podía poner un ‘pero’ al ataque grana. Pero quién iba a decir que la línea en la que más se invirtió, se ha convertido en la línea menos productiva. Quién iba a decir que Rodri Ríos, uno de tus fichajes estrella, acabaría dando el play off al Ceuta. Pues así ha sido la historia. El soriano daba la espantada en enero, ante la incapacidad de Alfaro de mimarle un poco; y Carrillo, pese a marcar nueve goles, no ha sido el jugador determinante que se esperaba.

¿A qué juega el Real Murcia?

Se debatirá y mucho en los próximos días de nombres. ¿Cumpirá su contrato Recio? ¿Se le ofrecerá la renovación a Alfaro? ¿Se mantendrá el bloque? Todos ellos tendrán que enfrentarse a sus aciertos y sus errores en la temporada que ya está a punto de terminar. Sin embargo el debate debería ir más allá de los nombres, porque este curso lo que ha dejado claro es que, al margen del entrenador o de la plantilla, lo que nunca ha tenido el Real Murcia es un plan, un modelo. Se vio en pretemporada con los fichajes, cuando se iban dando bandazos semana a semana; se vio con Munúa, que llegó como último recurso y que nunca supo trasladar una identidad al equipo, y se ha visto con Pablo Alfaro que, pese a elevar la fiabilidad defensiva, nunca ha tenido un plan claro, salvando la cabeza en esta segunda vuelta por algunos chispazos de Loren Burón o por varios penaltis salvadores como ocurrió ante el Recreativo Granada, el Ceuta o el Antequera.