Sínodo sobre la sinodalidad, etiquetado fraudulento: La sinodalidad no es católica. Joachim Heimerl

15 Maggio 2024 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, el padre Joachim Heimerl, a quien damos las gracias de todo corazón, les presenta estas reflexiones referidas al Sínodo sobre la sinodalidad y su verdadero significado. Disfruten la lectura y difundan

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“¡La “Sinodalidad” no es católica!

Por el padre Joachim Heimerl

 

Hace poco alguien me preguntó: “Discúlpeme, Padre, ¿qué es la sinodalidad?”.

Admito que me sorprendió. Al fin y al cabo, pensamos que ahora todo gira en torno a la “sinodalidad”, pero en realidad el término no parece haber llegado a los fieles; sólo existe en la burbuja de los funcionarios eclesiásticos. No se dan cuenta de que hay cosas más importantes que la “sinodalidad” y que la Iglesia ha funcionado sin ella durante 2000 años. En lugar de ello, afirman que la Iglesia es “sinodal” por naturaleza, lo cual es falso desde el punto de vista histórico y teológico que sólo dan ganas de sacudir la cabeza ante ello.

Pero volvamos a la pregunta: “¿Qué es realmente la sinodalidad?”.

Me hubiera gustado responder que “la sinodalidad es simplemente una tontería”, y, a decir verdad, lo es; sólo que hay tonterías que son extremadamente peligrosas, y éste es el caso de la “sinodalidad”.  Por eso, la “sinodalidad” no es algo que se pueda dejar de lado, sino algo que se debe comprender y, sobre todo, combatir. No es raro que las peores cosas surjan de tonterías, y más aún cuando se etiquetan con palabras de moda ridículas. Entonces, ¿la sinodalidad es una palabra “ridícula”?

Permítanme decirlo así: sólo es “ridícula” en la medida en que es un neologismo tonto que puede rellenarse a voluntad. Sólo por eso, es un término político más que eclesiástico, y esto se reconoce también por el hecho de que este término no ha existido nunca en el lenguaje eclesiástico habitual: “sinodalidad” no aparece en un solo texto conciliar; en el fondo, es pura fantasía, un tópico que sirve para jugar a la política. No es nada más que eso.

Que “sinodalidad” suene de alguna manera a “sínodo” no es más que una hermosa apariencia, porque con ello se sugiere una continuidad histórica que no existe en absoluto: “Sinodalidad” no tiene absolutamente nada que ver con los grandes sínodos que hubo desde la antigüedad hasta la Edad Media, ni tampoco con los “sínodos de obispos” que instituyó Pablo VI en 1965.  Desde que Francisco impuso el tema de la “sinodalidad” en el actual Sínodo de los Obispos, “sinodalidad” se ha convertido en sinónimo de “cisma”. En síntesis: con el actual “”Sínodo sobre la sinodalidad” la Iglesia se encuentra en una encrucijada.

Naturalmente, esto se debe también al hecho de que este “Sínodo” no es un “Sínodo de Obispos” en el sentido de Pablo VI, sino más bien un descarado y fraudulento etiquetado: en el “Sínodo sinodal”, obispos y laicos deliberan y son dirigidos específicamente por un “Secretariado del Sínodo”. Digámoslo de este modo: este “Sínodo de los obispos” es una pantomima de política eclesiástica comparable, en el mejor de los casos, a un Congreso del Partido Comunista en China.

En consecuencia, la misión del Papa es clara y sin ambigüedades: el “Sínodo” debe constituirse como un viento de cola para sus “reformas”: El reconocimiento de la homosexualidad y el diaconado de las mujeres son el objetivo mínimo. Además, la Iglesia debe convertirse en el mediano plazo en una Iglesia laica, organizada en forma descentralizada. En pocas palabras: la “Una sancta” debe estar formada en el futuro por Iglesias regionales protestantes y dirigida por laicos.

Para lograrlo, Francisco ha dado al Sínodo el aura de un Concilio Vaticano III – y el poder explosivo de un cisma eclesiástico. Al fin y al cabo, muchos católicos están hartos de que el Papa gobierne permanentemente en contra de las enseñanzas de la Iglesia y recurra para ello al truco de un “Súper sínodo”.

Por ello, la “Secretaría del Sínodo” impide resueltamente las voces críticas afirmando con toda seriedad que la dirección del “Sínodo Mundial” corresponde al Espíritu Santo. Todo el mundo sabe que se trata de una falacia, y que ni siquiera un Concilio podría reivindicar para sí el liderazgo del Espíritu Santo. Pese a ello, esta maniobra otorga al Sínodo una autoridad “doctrinal”; y nadie se atreve a desafiar esta propaganda oficial, que por cierto nos remite nuevamente al Congreso del Partido Comunista Chino.

Los que se preguntan ahora qué significa realmente la “sinodalidad” pueden ver aquí el quid de la cuestión: la “sinodalidad” es la idea de manipular la Iglesia para ponerla patas arriba; lo que nunca fue católico se convertirá en católico sin más.

El “Camino Sinodal” en Alemania ya lo ha demostrado y ahora el Súper sínodo no hace más que imitarlo. Al final, ambos caminos conducen a la misma meta: a la reorganización sustancial de la Iglesia, lo que también podría llamarse su destrucción.

Es por eso que Francisco permite que los obispos alemanes sean tan provocadores, mientras que por lo demás gobierna con mano de hierro. Si los alemanes van demasiado lejos, a lo sumo un cardenal prefecto grita, pero no pasa nada más. A pesar de la herejía abierta, ningún obispo pierde su cargo. ¿Por qué no? Básicamente, los alemanes son solamente discípulos demasiado entusiastas de su patrón romano.  Con el “Camino Sinodal” han hecho un ensayo; ahora el Papa puede crear los hechos deseados con el Súper sínodo. A más tardar, desde el controvertido documento de bendición Fiducia supplicans sabemos adónde conduce esto: a la venta de las Sagradas Escrituras y al abandono de la Revelación divina y de la Tradición eclesial.

Quien habla hoy de “sinodalidad” habla, en consecuencia, de una Iglesia que ha perdido su fe sobrenatural y se ha degradado hasta convertirse en una ONG. Esta “Iglesia”, que con razón ha sido llamada la “Iglesia de Francisco”, ya no es católica y no encuentra respuesta a la falta de fe de nuestro tiempo. Al contrario: ella misma se ha convertido en parte de esta falta de fe y acabará pereciendo en ella. Es por eso hay una sola cosa que nunca jamás es la verdadera Iglesia, que es católica y apostólica: ¡NUNCA es “sinodal”!

Si algún día les preguntaran a ustedes qué significa “sinodalidad”, quizá lo mejor que podrían decir es: “La sinodalidad no es católica”. Difícilmente se podría decir algo mejor.

 

Publicado originalmente en alemán el 13 de mayo de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/05/13/synode-zur-synodalitat-etikettenschwindel-synodalitat-ist-nicht-katholisch-joachim-heimerl/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

 

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