Las memorias políticas [I] | El Heraldo de México
COLUMNA INVITADA

Las memorias políticas [I]

Los expresidentes narran sus experiencias para llegar a la silla presidencial, las cuales están relacionadas con sus antecesores y sucesores, así como la pugna en la casa presidencial

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Se ha hecho costumbre que los expresidentes de México escriban sus memorias para narrar su paso por la primera magistratura del país, entre otros aspectos abordan sus experiencias para llegar a la silla presidencial, además, está el relacionado con sus antecesores y sucesores, así como la pugna en la casa presidencial.

El general Lázaro Cárdenas del Rio gobernó el país de 1934 a 1940, escribió sus apuntes 33 años después de haber dejado la presidencia. Durante su sexenio Cárdenas se enfrentó con el Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles, suceso que relató.

El general Cárdenas narra: “En dos entrevistas que he tenido con el general Calles le he expresado la conveniencia para el gobierno y para él mismo de retirarse de los políticos, y me ha contestado: ya me canso de decirle a estos …que me dejen en paz”.

El 22 de diciembre de 1935, escribe el divisionario de Jiquilpan: “El distanciamiento definitivo con el general Calles me ha deprimido; pero su actitud incongruente frente a mi responsabilidad me obliga a cumplir con mis deberes de representante de la nación”.

Finalmente, el 1 de abril de 1939, Calles es desterrado y Cárdenas lo consigna con un escueto: “Salida del general Calles del país”.

Don Adolfo de la Huerta, quien ocupó la presidencia provisional del 24 de mayo al 1 de diciembre de 1920, posteriormente buscó la presidencia, escribe en sus Memorias de don Adolfo de la Huerta, “Calles hizo declaraciones en Monterrey al saber que yo había roto con Obregón, diciendo que él estaba con el presidente y que apoyaba su política como interior como exterior”.

Continúa de la Huerta: “¿Cómo podía yo seguir siendo callistas? La actitud de Calles al hacer tales declaraciones era totalmente incongruente para mí, que en muchas ocasiones serví de intermediario y amigable componedor cuando Obregón se le había echado encima”.

“Acepté como decía, una candidatura que había rechazado mil veces antes. Después de las declaraciones de Calles, yo ya no podía ser su partidario y, por otra parte, mi aceptación de la candidatura me proporcionaba cierta protección por el fuero que gozaba un candidato. Yo sabía que me enfrentaba a dos lobos y necesitaba defenderme como gato boca-arriba”.

Por su parte, Abelardo L. Rodríguez, despachó del 4 de septiembre de 1932 al 30 de noviembre de 1934, nombrado por el Congreso tras la renuncia de Pascual Ortiz Rubio.

En su Autobiografía, editada en 1962, aclara, “Deseo precisar una cuestión de importancia histórica, que repercute también en mi propia personalidad. Se trata de la influencia del general Calles durante mi administración y de la intervención real que tuvo en mi gobierno… Calles jamás fue ni trató de ser jefe de mi gobierno. Calles jamás intentó mandar en mi administración”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ