Crítica de 'Lo que sucede después' con Meg Ryan y David Duchovny
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'Lo que sucede después' y el final de la comedia romántica de Meg Ryan

Meg Ryan presenta su segunda película como directora, Lo que sucede después, que se estrenó en cines el viernes.

Meg Ryan presenta su segunda película como directora, Lo que sucede después, que se estrenó en cines el viernes.
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Tras un comienzo temible digno de un telefilme del canal Lifetime, Lo que sucede después no llega a sorprender pero sí agrada cobrando forma de homenaje a la fallecida Nora Ephron, autora de algunas de las comedias románticas más populares de los noventa y una de las grandes responsables de la fama en aquella época de la actriz Meg Ryan, también directora y coguionista. Un ejercicio de nostalgia justificada en tanto la propia película parece manejarse, encajar en el panorama actual como los personajes de David Duchovny y Meg Ryan en este impasse de aeropuerto.

Porque Lo que sucede después, que narra el reencuentro ¿casual? de dos amantes del pasado en una terminal, esconde también otro significado igualmente personal para la autora: la segunda película como directora de Meg Ryan, musa de la rom-com prematuramente defenestrada por la industria, tiene algo de feliz cierre de etapa, un testamento de ese género clásico (al menos en la iteración Ephron-Ryan) condenado ahora a tristes simulacros de marca blanca para su suscripción de streaming. Tanto si los ex amantes acaban juntos como si no lo hacen tras su reencuentro, toda la experiencia en tiempo casi real que compone la película parece un broche final necesario, tanto para ellos como para la propia actriz y directora, para formular quizá ese adiós verbalizando aquello que se quedó sin decir.

Perjudicada por unos diálogos que hubieran, simplemente, necesitado ser más graciosos, pero beneficiada por el infinito afecto con los que David Duchovny y la propia Ryan los recitan, Lo que sucede después muestra también un clasicismo visual agradable: es una película pequeña pero parece, se siente, una película para ver en salas gracias a un uso limpio del formato panorámico.

Evidentemente, Ryan no es Nora Ephron ni tampoco Rob Reiner, que dirigió la seminal Cuando Harry encontró a Sally con guion de la primera y protagonismo de la segunda, y su película se queda corta en todo lo demás. Pero ambos intérpretes aprovechan la oportunidad para practicar cierto músculo actoral (llama la atención que Duchovny, de la icónica Expediente X, se llame igual que el intérprete que hizo del célebre Fumador en aquella serie) y la película se ve con agrado precisamente por su aire noventero. Mejor, por tanto, de lo esperado.

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