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Albert Einstein, uno de los genios más influyentes de la historia, se divorció en 1916 de Mileva Marić, su primera esposa, que pese a ser tan brillante como él, renunció a su carrera para dedicarse a la crianza y a su esposo. Se ha especulado sobre la imagen de Einstein como un "genio incomprendido", mientras evidencias apuntan a que su relación con Marić se tornó distante y problemática, culminando en una carta en la que él le exigió una serie de paupérrimas condiciones para seguir juntos.

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No cabe duda de que Albert Einstein fue uno de los genios más importantes de la humanidad, marcando un antes y un después en la historia de la ciencia con su Teoría de la Relatividad. Pero no hay que olvidar que, si bien, destacó entre otros con sus habilidades en la física, también fue un hombre común de la época.

Y aquello quedó evidenciado tras su primer matrimonio, del que se divorció en 1916 después de 15 años casado con Mileva Marić, que también inspirada por la física y las matemáticas, lo ayudó en muchos de sus estudios pioneros por los que él recibió el reconocimiento.

De acuerdo con BBC News, ambos se conocieron en el Instituto Politécnico de Zúrich, que por la época era una de las pocas universidades de Europa que permitía el ingreso a mujeres. Allí, congeniaron al compartir su amor por la ciencia.

El medio señala que, durante sus primeros años juntos, colaboraron en diferentes estudios, pero Marić no recibió créditos y tras embarazarse en 1900, sin estar casados, la pareja se unió oficialmente en matrimonio.

Fue a partir de allí que Mileva comenzó a distanciarse de la ciencia, dedicando su vida a la crianza, mientras Einstein se forjaba una carrera brillante por la que sería reconocido mundialmente, y más tarde, ganador del Premio Nobel.

Un Albert Einstein distorsionado

Según recoge El Mundo, los problemas habrían comenzado cuando la pareja contaba ya con dos hijos y Einstein presumía su primer doctorado, mientras que Mileva cumplía labores de madre y esposa.

Versiones de Albert Einstein hay muchas. Por ejemplo, ha sido representado en películas, libros y la cultura popular, donde se le personifica como un genio incomprendido, algo “loco”, derrochando sabiduría y conocimiento.

En paralelo, diferentes historiadores han recopilado partes de su vida que han formado una imagen más sensata de su persona, un genio, pero al mismo tiempo un hombre cualquiera de la época, con costumbres y pensamientos que, hoy en día, para muchos serían “retrógrados”.

Se rumora que era mal padre y a la vez se contradice por cartas donde expresaba el cariño por sus hijos a sus amigos; mientras que en rincones más oscuros se cree que tuvo sentimientos “inapropiados” por una hijastra en su segundo matrimonio, que era infiel y que le aquejaba no poder sentar cabeza con una sola mujer.

Pero entre un sin número de registros, teorías y suposiciones sobre su vida privada, más allá de su aporte científico, lo que se puede decir real es que su quiebre con Mileva Marić, no fue en buenos términos.

	
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Albert y Mileva, 1905 | Wikimedia Commons

La “infame” carta de Einstein a Mileva Maric

Este año se publicó la segunda edición en español de la biografía de Mileva Marić escrita por la periodista croata Slavenka Drakulic´ años atrás, titulada Mileva Einstein, teoría de la tristeza, donde se revelan algunos detalles del término de su matrimonio.

Esta biografía, en formato novela, comienza justamente cuando en medio de la crisis matrimonial, Einstein le hace llegar a Mileva una carta donde le pide una serie de condiciones para seguir juntos.

“Con la palma alisa unas hojas de papel escritas a mano. Sabe que son de Albert, pero las relee y examina la firma, como si no le creyese capaz de escribir algo así…“, dice Drakulic´ en el libro.

La carta hacía peticiones como mantener limpio y cómo no molestarlo ni dirigirse a él. La periodista catalogó este escrito como “infame” y teorizó que Marić sabía que su esposo ya no la quería, pero intentaba que fuera ella quien tomara la iniciativa de terminar el matrimonio.

“A. Te vas a ocupar:
1. De que mis trajes, ropa interior y sábanas estén limpios.
2. De que reciba tres comidas diarias en mi habitación.
3. De que mi dormitorio y estudio estén limpios y, especialmente, de que mi escritorio lo utilice sólo yo.

B. Te abstendrás de cualquier relación conmigo, salvo que sea necesario por motivos sociales. En especial, renunciarás a:
1. Que yo pase tiempo contigo en casa.
2. Los viajes juntos.

C. Al tratar conmigo, cumplirás estas reglas:
1. No esperarás de mí ningún afecto ni me lo reprocharás de ninguna forma.
2. Si lo exijo, dejarás de dirigirte a mí.
3. Si lo exijo, saldrás de mi dormitorio o estudio enseguida y sin protestar.
4. No me harás menos frente a nuestros hijos, sea con tus palabras o tu comportamiento”.

De acuerdo con The New York Times, esta carta, que a la fecha todavía debería existir, se subastó en 2006 en Nueva York junto a otras 400 que alguna vez compartió el científico con sus cercanos, evaluadas en 2 millones de dólares.

Las cartas se habían mantenido en archivo hasta entonces y no revelaron muchos detalles nuevos sobre Albert Einstein, pero sí algunos sobre cómo se enamoró de Mileva Marić , los aportes que hizo ella a su teoría científica y el posterior “desencanto”.

La BBC recoge que, al divorciarse acordaron que de ganar el Nobel, el dinero del premio sería para ella. Aunque cuando lo obtuvo en 1921 ya estaba casado con su segunda esposa, cumplió su promesa y dejó la parte monetaria del galardón a su exesposa, quien lo ocupó en sus hijos.

Después de su separación, Mileva tuvo problemas económicos y pasó el resto de su vida cuidado a su hijo Eduard Einstein, quien fue diagnosticado con esquizofrenia en 1930.