El grito de los universitarios - La Opinión de A Coruña

Opinión | Error del sistema

El grito de los universitarios

No se sabe en qué minuto exacto murió. Si logró adormilarse o si sufrió hasta el último segundo. Sí sabemos que viajaba en un coche con sus tíos y primos. El ejército israelí había ordenado la evacuación de su barrio. Eran, pues, una familia obedeciendo las órdenes. Les bombardearon. Eso es otra de las informaciones que, desde hace unos meses, hemos constatado: el ejército israelí tiende trampas letales a los ciudadanos de Gaza.

La familia, por tanto, fue atacada. Quedó con vida una joven y su prima de seis años. Advertidos por un familiar, la Media Luna Roja consiguió contactar con la muchacha. En medio de la conversación, el coche fue acribillado. Ya solo quedaba con vida la niña. La pequeña Hind rogaba a los servicios de emergencia que vinieran a rescatarla. Estaba herida, tenía miedo. Al otro lado de la línea, su madre se esforzaba por darle consuelo. Durante horas, el Ministerio de Sanidad de la Autoridad Nacional Palestina negoció con el Ministerio de Defensa israelí. Fue autorizado el paso de una ambulancia. Justo cuando esta localizó el coche, también fue alcanzada. Fin.

Hasta hace una semana —cuatro meses después del suceso— no se han podido recuperar los cadáveres. Durante este tiempo, miles de niños palestinos han muerto. Sobre el cuerpo de Hind han impactado décadas de abusos y violencia, de pactos y desacuerdos, de miedos y traiciones. La geopolítica estallando en las entrañas de una niña.

¿Qué le contamos a la memoria de Hind que justifique su agonía? ¿Le hablamos del Holocausto, de la mala conciencia europea, del Plan de la ONU para la Partición de Palestina, de la expulsión de palestinos de sus tierras, de las diferentes guerras, de la avidez de los colonos israelíes, de la asfixia de los habitantes de Gaza y Cisjordania? ¿Le detallamos las derivas fanáticas de Hamás o de Netanyahu? ¿Apelamos a otros asesinatos para justificar el suyo? Ya sabemos, ese guion reiterado para evitar denunciar a Israel: “Acordémonos de las judías, mutiladas y desguazadas por Hamás”, respondió Isabel Díaz Ayuso sobre las protestas universitarias por el genocidio en Gaza.

¿Cuántos miles de niños palestinos tienen que morir para ser considerados víctimas de primer orden? ¿A cuántos palestinos corresponden esos 1.200 israelíes asesinados por Hamás? Como si las lágrimas vertidas por unas víctimas impidieran llorar por otras. Ya basta de utilizar obscenamente a las víctimas israelís de la masacre de Hamás. La matanza de unos no justifica el genocidio de otros. Netanyahu ha emprendido una venganza superlativa únicamente para apuntalar su poder.

Más de 30.000 palestinos han muerto. Más de un millón sufren una situación alimentaria catastrófica, cercana a la hambruna. El conflicto es complejo, lo sabemos. Pero pedir que se detenga una matanza indiscriminada de civiles, no lo es tanto. Eso es lo que exigen los universitarios. No están elaborando un tratado sobre la resolución del conflicto, simplemente se revuelven contra la iniquidad. Lo preocupante es que su grito no sea unánime.

Suscríbete para seguir leyendo