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El recorrido de Parra, el encapuchado y un dato que coincide

El licenciado en criminalística Eduardo Prueger reveló en su testimonio -el segundo del día martes- el recorrido de Pablo Parra la noche del crimen y la aparición del "encapuchado" en los huecos de tiempo. Otro dato: la altura del encapuchado coincide con la de Parra.

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 La defensa intentó evitar su declaración asegurando que modificó un informe entre la audiencia de control de acusación y el juicio, pero el juez Guillermo Baquero Lazcano no accedió al planteo.

Prueger es un perito reconocido y tiene una base de datos con más de 800 femicidios. Fue contratado por la querella y colaboró con la fiscalía.

Dos días después hizo publicación en redes sobre el caso: "Ojo con que muchos hechos parecen robos, pero la perspectiva de género dice que puede ser un femicidio".

Advirtió que no todos los crímenes de mujeres son femicidios y consideró que "hay que hacer el foco en el agresor. Tiene la respuesta si es femicidio".

Un ataque "con mucha ira"

El perito de la querella, Eduardo Prueger, aseguró que "Agustina intentó escapar y le cerraron la puerta con una fuerza suficiente para explotarle la mano" y concluyó que en el ataque "la agarraron de los pelos y la golpearon contra la pata del sillón".

El licenciado en Criminalística dijo al jurado que la víctima "fue arrastrada en dos oportunidades. La persona que hizo esto demuestra un desprecio absoluto. La atacó con mucha ira y le arrancó mechones de pelo".

En su análisis de la escena y las lesiones que sufrió la joven, Prueger concluyó que el agresor "no tenía lesiones". Además, expresó que "hubo desproporción y asimetría entre fuerza y potencia entre el agresor y la víctima". Prueger consideró que la joven "no podría haber lesionado a su agresor".

Sostuvo que el ataque duró apenas unos segundos.

Otro testimonio contrario a la coartada de Parra

Pablo Parra denunció que fue víctima de un robo desde el minuto cero. Cuando le pidió ayuda a su vecino Adrián Monge le dijo que le habían entrado a robar y que habían atacado a Agustina. Durante el juicio, los policías que estuvieron en la escena declararon que el estado del departamento no se correspondía con lo que suelen ver en viviendas donde hubo robos.

El perito Prueger, quien trabaja para la querella, respaldó la apreciación de los policías. Dijo al jurado que "solo había desorden en la mesa de luz del dormitorio y que el resto no tenía muestras" del desorden que provocan los ladrones al buscar elementos de valor. Además, destacó que en el dormitorio había dos teléfonos en sus cajas que no fueron robados.

El especialista destacó que en la escena "no había rastros de otras personas".

El recorrido de Pablo Parra

Además de la escena, Prueger hizo un análisis de las imágenes de las cámaras de seguridad. Detalló que se ve salir su auto, un Hyundai Elantra, a las 19:16. Quedó registrado en dos cámaras, saliendo del complejo hacia calle Venezuela y dobló en Río Negro hacia el sur.

"¿Puede haber un auto igual que venga del complejo? Imposible", dijo el perito de la querella.

El vehículo se observa nuevamente a las 19:49, circulando hacia la casa de sus padres. En esos 33 minutos, para los investigadores, se cometió el femicidio.

A las 20:10, en tanto, fue captado yendo hacia el complejo por una cámara en Perú y Río Negro. "Regresa a su domicilio, después de haber cometido el hecho. Esto permite determinar que Parra estuvo en el lugar en la ventana de tiempo en que se produjo el hecho", detalló Prueger al jurado.

El criminalista hizo un detalle sobre las luces del auto del acusado. Aseguró que una apuntaba hacia abajo y otra hacia los autos de circulación contraria, pero en forma diferente a la configuración de fábrica. Advirtió que el auto permite que lo configure el conductor. Además, señaló que el volver al departamento, 300 metros antes apaga las luces, para pasar desapercibido, pero pone guiñe "para que no lo choquen".

La conclusión del perito

Luego del análisis de la escena del crimen, las lesiones que sufrió Agustina y de las cámaras de seguridad, el fiscal Santiago Márquez Gauna le pidió al licenciado en criminalística Prueger su conclusión sobre el caso.

La respuesta de Prueger, ante el jurado, fue la siguiente:

"El ADN (de Parra) se encontró también en la concertina, el único que podía saber que la concertina se sacaba fácilmente, que el vecino tenía una escalera a disposición, que se aseguró que Agustina estuviese sola en su departamento y que tenía una motivación para hacerlo, la razón de género para hacerlo. Hay una valoración subjetiva que hace Pablo Parra del comportamiento de Agustina. Ella ese día estuvo tres horas teniendo sexo con un hombre que no era él. Con todas estas pruebas, más el estudio de las cámaras, la única persona que pudo haber caminado por ahí es el señor Pablo Parra".

El encapuchado de negro coincide con Parra

El perito de la querella sostuvo que el encapuchado vestido de negro coincide con Pablo Parra. Se trata de la única persona que pudo entrar al complejo para los investigadores. Eduardo Prueger afirmó que al misterioso encapuchado lo rastreó por los videos.

A partir de una toma de la cámara de seguridad de Confluencia y Ecuador, a las 19:24, se ve al vendedor de torta fritas en bici, descartado como sospechoso. Y detrás de él aparece el encapuchado.

El perito afirmó que tomó como referencia cuando pasa por el cartel indicador de calles, "para saber su altura". Según la imagen, el encapuchado tiene una altura de 1,70 metros más-menos un centímetro. Pablo Parra mide 1,71 metros.

El abogado defensor, Juan Manuel Coto, confrontó a anteriores testigos que vincularon al encapuchado con Parra porque el acusado fue filmado en una heladería con otra ropa. Prueger, por su parte, sostuvo que la zapatilla que se ve en la imagen tiene "la misma tonalidad de las de Parra".

La cámara lo tomó regresando por el mismo lugar a las 19:40, poco antes de que el auto del acusado volviese a aparecer en imágenes de seguridad.

El interrogatorio de la defensa

Luego de un cuarto intermedio, la defensa de Parra interrogó a Prueger sobre sus conclusiones y los posteos que realizó en redes sociales.

El licenciado en criminalística advirtió que podía tratarse de un femicidio antes de ser perito. El abogado Coto le consultó si eso lo había condicionado, pero Prueger lo negó. También le hizo notar que dijo que "el hecho estaba esclarecido" cuando Parra fue detenido, antes de efectuar su último informe.

La defensa de Parra sostiene su hipótesis en un resultado de ADN que no concuerda con el acusado. Coto interrogó al perito de la querella sobre ese análisis, pese a que no fue realizado por Prueger.

El rastro se tomó bajo las uñas de la víctima. Prueger consideró que "es un indicio relevante" y confirmó que "se hizo comparación con sospechosos": ninguno dio positivo. Expresó, en función de las pruebas vertidas al expediente "que había material genético de otra persona que no se pudo identificar".

Por otro lado, el abogado de Parra consultó al perito sobre los anillos de otro de los sospechosos, de apellido Anaya. Las preguntas de Coto a los testigos sobre ese hombre evidencian que intenta marcarlo como potencial asesino. El testigo relató que analizó los anillos de Anaya por fotos. "Tenían dibujos y relieves, ninguno se plasmó en el rostro de Agustina".

El defensor recordó que hubo evidencias con rastros biológicos de policías, pero el especialista manifestó que "considera que la Policía trabajó bien".

Sobre las pruebas de ADN, el interrogatorio se centró en el trozo de tela azul y los rastros que Parra, dejó o no, al saltar el muro vecino -tal como concluyó Prueger-. El testigo dijo estar "convencido" que Parra dejó el trozo de tela azul enganchado al cerco cuando ingresó. La prenda a la que correspondía la tela nunca apareció. "Ojalá la hubiésemos encontrado", expresó Prueger.

El especialista contratado por la familia de Agustina dijo que "no recuerda si la escalera tenía ADN". Coto enfatizó que no había ADN de Parra en la escalera que el asesino, según la teoría de Prueger, utilizó para ingresar al departamento.

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