Los surfistas asesinados en Baja California, México, no fueron imprudentes: eran parte de una comunidad

Familiares y amigos de los tres surfistas asesinados en México no están de acuerdo con quienes afirman que los hombres fueron imprudentes por decidir viajar a Baja California, ya que esta región mexicana ha atraído a surfistas del sur de California (EE.UU.) y de todo el mundo por décadas.

“Estaban haciendo lo que muchísimos surfistas han hecho por años”, dijo Kara (35), amiga y vecina de Callum Robinson, un australiano residenciado en la ciudad de San Diego (EE.UU.).

Callum (33), su hermano Jake Robinson (30), y el amigo de ambos Carter Rhoad (30), de San Diego, murieron por disparos en la cabeza en un viaje para practicar surf en Baja California, según reportaron las autoridades mexicanas.

Kara habló con la madre de Callum y Jake, Debra Robinson, y le explicó que ella ha acampado muchas veces en el punto exacto donde se estaban quedando los hombres cuando fueron asesinados; incluso se había trasladado a áreas más remotas de la península acompañada solo de otras dos mujeres.

“[La madre de Jake y Callum] me dijo que era un gran consuelo para ella saber que yo había hecho ese viaje muchas veces”, relató Kara, quien pidió mantener su apellido en secreto, a The Independent.

Debra Robinson, por su parte, le reveló que desde el día en que desaparecieron sus hijos mucha gente la había abordado para “insinuar que ellos debieron 'ser más precavidos' y que estaban haciendo algo que no debían”.

“Para ella es importante saber que sus hijos no estaban haciendo nada malo, y que no estaban siendo irresponsables”, explicó Kara. “Fueron víctimas de personas malvadas que no valoran la vida humana”.

Los padres del amigo de los hermanos, Carter Rhoad, aún no se han manifestado públicamente. El hombre de 30 años le había propuesto matrimonio a su novia el año pasado, y estaban planeando casarse en agosto. La última publicación en la página de Facebook del surfista estadounidense fue una foto de la pareja comprometiéndose en julio de 2023.

Su descorazonada prometida y muchos de los seres queridos de los tres amigos se han reconfortado luego de hablar con un residente de Baja California que experimentó una tragedia similar.

Más al sur de la península, Ron Gómez Hoff, conocido como “Baja Gringo”, está en el centro del intercambio de información de la región.

Cuando se mudó a la región, hace más de 20 años, el hombre creó un foro en línea que luego se convertiría en el grupo de Facebook TalkBaja. Fue en este grupo que la madre de los australianos hizo una publicación pidiendo ayuda para encontrarlos.

Hoff dice que se siente conectado con los seres queridos de los turistas porque él y su esposa mexicana fueron atacados y dados por muertos en 2011 en la misma región.

“He conversado con muchos de sus familiares, incluyendo a la prometida de Carter, el estadounidense, y tengo el corazón roto”, dijo a The Independent. He tenido que revivir lo que nos ocurrió a nosotros”.

Luego del asesinato de los surfistas, Hoff publicó un editorial en TalkBaja sobre su propia experiencia con la violencia extrema de la región: en él relata cómo unos hombres lo golpearon hasta dejarlo inconsciente con una palanca, y cómo le cortaron la garganta a su esposa y la lanzaron desde un risco, todo cerca del hogar de la pareja en la localidad de San Quintín. Milagrosamente ambos sobrevivieron, y decidieron quedarse en Baja California por la comunidad que los abrazó.

Hoff dijo a The Independent que muchas personas, incluyendo quienes mejor conocían a los tres surfistas, le expresaron su gratitud por compartir su experiencia.

“Muchas personas me han contactado para decirme 'tú entiendes por lo que estamos pasando'. Y lamentablemente sí, lo entiendo”, dijo.

“Fue algo difícil de superar, y sé por lo que está pasando esa pobre gente. Es algo imposible de imaginar para quien no lo haya vivido. Quisiera tener las palabras para consolarlos”, añadió. “Es una pérdida terrible”.

Los trágicos asesinatos han aparecido en los titulares de todo el mundo y arrojan luz sobre la violencia que afecta a los surfistas y visitantes de la península, quienes siguen conmocionados por el traumático suceso. Este contrasta con la belleza del paisaje y de sus playas, en las que muchos buscan un escape de la vida diaria.

Kara, quien vivía a solo dos cuadras de Callum, disfruta conducir a Baja California, lo que hace varias veces al mes. Es su pasatiempo preferido.

“Te permite conocer una cultura diferente. Pasas Tijuana y de repente te encuentras en ese tramo entre Rosarito y Ensenada, donde hay acantilados hermosos y la belleza del paisaje te quita el aliento. Es lo que más disfruto hacer”.

La surfista de 35 años originaria de Missouri (EE. UU.) ha vivido por todo el mundo, incluida una zona remota de Australia Occidental, y se estableció en San Diego hace seis años.

Confesó a The Independent que desde que ocurrieron los asesinatos está preocupada, y no puede evitar pensar que le podría haber sucedido a ella.

“Si hubiera sabido que Callum y los otros chicos estaban ahí, me habría unido a ellos”, dijo, y explicó que estuvo en Baja California el viernes antes de que los hombres desaparecieran. En ese momento se comunicó con Callum, pero ellos ya habían continuado su viaje, así que decidió quedarse en K38, un popular centro de alojamiento para surfistas.

Los cuerpos de los tres hombres fueron hallados el 3 de mayo, alrededor de una semana después de que no se registraran en un Airbnb local y de que sus familias perdieran contacto con ellos; los habían arrojado en un pozo ubicado en una zona muy alejada del su campamento, en la localidad de Punta San José.

Kara dijo que Punta San José se ha vuelto un lugar más peligroso en los últimos años, pero eso no ha detenido a los surfistas. Explicó que ella se habría sentido cómoda yendo con dos vehículos y más gente, especialmente si el grupo incluía a Callum, Carter y Jake, a quienes describió como hombres fuertes e inteligentes que sabían cómo desenvolverse.

Kara también tiene una relación cercana con muchos de los amigos de Carter, quien vivió en Guatemala y hablaba español con fluidez.

Kara añadió que los surfistas saben que deben “estar conscientes de los riesgos, ser cautelosos, estar alertas, no conducir de noche, y pagar al dueño de la tierra en la que quieran acampar. Todo esto proporciona seguridad”.

“Los surfistas no quieren vivir con miedo. Queremos seguir montando olas que casi nadie conozca, eso es lo que nos apasiona”, expresó. “Todos los surfistas con los que he hablado, los conocieran a ellos o no, están preocupados. Sienten que les podría ocurrir lo mismo”.

Callum, Carter y Jake eran parte importante de la comunidad surfista, y Kara dice que muchos están asustados.

Uno de sus amigos le dijo que esto cambiaría la manera en que viajan a la región, ya que desapareció la “ilusión de seguridad”, explicó.

Kara no sabe si regresará a Baja California, pero está segura de que no volverá a Punta San José.

“No creo que sea capaz, sería muy duro ir después de lo que pasó ahí”, dijo.

El martes, la madre de Callum y Jake hizo un emotivo homenaje a sus hijos en una playa de San Diego.

“Nuestros corazones están rotos y el mundo se ha vuelto un lugar más oscuro”, dijo la mujer, luchando contra las lágrimas. “Eran hombres jóvenes que solo estaban disfrutando su pasión por el surf”.

Relató que su hijo Callum “consideraba a los Estados Unidos su segundo hogar”; y que Jake, quien era médico, amaba tanto surfear que siempre intentaba trabajar en hospitales ubicados cerca de playas.

“La pasión de Jake era el surf, y no es coincidencia que la mayoría de los hospitales en los que trabajó estuvieran cerca de playas”, dijo.

Conteniendo las lágrimas, Robinson finalizó con un mensaje en el que celebró el estilo de vida aventurero de sus hijos. “Luchen por sus sueños, vivan con alegría, y amen con intensidad en su memoria”, dijo.

La península de Baja California, un lugar visitado por sus extraordinarias playas y por sus rompimientos de olas, abarca dos estados de México: Baja California, que limita con el estado de California de EE. UU., y Baja California Sur, que alberga la ciudad turística Cabo San Lucas en su extremo meridional.

“Hoy en día ningún lugar es completamente seguro”, añadió Hoff, y explicó que para reducir los riesgos es clave prepararse lo mejor posible, investigar, y familiarizarse con el área.

“Pero en Baja California todo está separado por grandes distancias, y hay factores que juegan en contra: las fuerzas de seguridad son menos numerosas y cuentan con un menor presupuesto, hay pocos caminos pavimentados, y no hay conexión celular en la mayoría de los lugares. Puedes conducir cientos de kilómetros sin cruzarte con una estación de servicio”.

La ruta entre Tijuana y San José del Cabo por la Carretera Federal 1, una carretera de dos vías que en muchos puntos no está pavimentada, se extiende por más de 1.600 km. Según Hoff las personas que toman carreteras secundarias lo hacen a su propio riesgo. Muchas están inundadas, y otras incluso se desvían, lo que lleva a los viajeros a áreas todavía más remotas.

La fiscal principal del estado, María Elena Andrade Ramírez, dijo el domingo que los presuntos asesinos, tres hombres que fueron arrestados, podrían haber querido robar las llantas de los vehículos al ver el campamento y las camionetas de los surfistas. Pero "cuando [los extranjeros] llegaron y los descubrieron, seguramente se resistieron", añadió. Tras disparar y matar a los hombres, arrojaron sus cuerpos a un pozo.

Hoff también dijo que este tipo de asesinatos no son nada nuevo para la población local y que cientos de asesinatos o desapariciones de mexicanos en la región nunca se resuelven.

Pero cuando se trata de víctimas extranjeras, desde sus países de origen y las redes sociales se genera mucha presión para que los culpables sean arrestados cuanto antes. Esto ocurrió tanto en el caso de los surfistas, como en el de Hoff en 2011.

“Este acontecimiento provocó un cambio. Creo que está relacionado con la cobertura que ha tenido”, dijo Hoff. “La población local siente que finalmente alguien entiende lo que están viviendo. Se está hablando sobre lo que sucede en la región”.

Traducción de Sara Pignatiello