¿Qué pasó el 6 de julio de 1944 en San Pedro Sula?
30/05/2024
09:58 PM

El sanguinario hecho que tuvo lugar el 6 de julio de 1944 en SPS

El 6 de julio de 1944 San Pedro Sula vivió uno de los actos vandálicos más crueles e inhumanos perpetrados en Honduras. A casi 80 años del suceso, recordamos ese triste y fatídico día

San Pedro Sula

La historia política hondureña se caracterizó durante sus dos siglos de existencia por su proceder antidemocrático y por hechos terribles que quedaron en la mentalidad colectiva de muchos catrachos.

Mientras se encontraba en el poder el general Tiburcio Carias Andino, la población de la dinámica Capital Industrial fue víctima de un baño de sangre el 6 de julio de 1944, bajo la sombra del encierro, destierro, y entierro de un gobierno dictador y autoritario.

La masacre que marcó la historia de San Pedro Sula

Las noticias sobre las protestas en Centroamérica y la caída de dos de los dictadores del vecindario motivó para que en Honduras, grupos se organizaron para presentar su inconformidad.

El 4 de julio de 1944, un grupo de mujeres de la élite capitalina se manifestaron junto con otros sectores exigiendo renuncia de Carías. En esa manifestación participó la comunista Graciela García y su esposo José Lardizábal. Ambos fueron enviados al exilio después de estos hechos. Los dos eran parte del movimiento comunista hondureño.

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Dos días después (el fatídico 4 de julio), se repite en la ciudad de San Pedro Sula una manifestación contra Tiburcio Carías. La manifestación en la Capital Industrial fue convocada por el Comité Democrático Centroamericano, el cual estuvo dirigido por personas reconocidas de la ciudad.

Ciudadanos de las familias influyentes, personas importantes del Partido Nacional, obreros, comunistas y varios vecinos de la ciudad iniciaron la manifestación en el boulevard Morazán.

El punto donde comenzó la manifestación representa la primera calle de esta ciudad. Los manifestantes hicieron un recorrido por varios puntos de la ciudad, hasta llegar a la tercer avenida.

A la altura de lo que fue la Droguería Nacional en la casa de Jesús Sahury, el Doctor Jóse Antonio Peraza, nacionalista que adversaba al régimen de su mismo partido, pronunciaba su discurso para disolver la manifestación pacífica.

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Desde el balcón Peraza dijo: «Pueblo sampedrano, habéis dado una muestra más de verdadero civismo; la patria os lo agradece, viva Honduras!». Estas últimas palabras fueron seguidas por un disparo que el mayor Ángel Funes asestó en el pecho al periodista Alejandro Irías.

Y como si esa fuera la señal, comenzaron los policías a disparar sus ametralladoras de mano, fusiles y pistolas directamente sobre la multitud durante unos diez minutos. La manifestación estaba rodeada, no tenía salida. Les disparaban desde distintos lugares donde se habían apostado los militares.

Los sobrevivientes narraban con horror como la calle quedó anegada en sangre y cubierta de cadáveres y heridos. Los camiones municipales los tenían listos para trasladar los cuerpos, lo cual hizo suponer que la masacre fue detalladamente preparada.

Las cifras de muertos varían según los testimonios, pero todos coinciden en que no fueron menos de 100 y pudieron llegar hasta 200 los asesinados y unos 150 heridos, considerando la cantidad de gente concentrada y las enormes descargas de proyectiles.