Columna de Andrés Palma: La salud, ¿mejor o peor después de la ley corta? - La Tercera

Columna de Andrés Palma: La salud, ¿mejor o peor después de la ley corta?

Isapres


Se dice que hay dos resultados de una negociación que son positivos: que todos queden contentos o que nadie quede contento. En la tramitación de la Ley Corta de Isapres el resultado parece haber sido positivo: nadie quedó contento.

Unos no quedaron contentos porque van a tener que pagar la totalidad de lo que la Corte Suprema determinó que habían sido cobros excesivos respecto al ordenamiento que regula las Isapres, otros no quedamos contentos porque la forma de pago es en cuotas o con descuento respecto del valor final y porque para que no se genere una crisis mayor, los afiliados a las Isapres tendrán que pagar más, y es posible que algunos (está bien escrito en masculino) terminen pagando la deuda, debido a que los ingresos son fungibles, es decir, todo entra en una misma bolsa y de ahí sale para pagar los compromisos, la deuda y las prestaciones efectivas. En todo caso, en esos algunos no estarán los acreedores que se retiren de una Isapre para ir a Fonasa ya que seguirán recibiendo sus pagos, y por estar en Fonasa no aportarán ingresos para pagar la deuda.

Sin embargo, aunque sea discutible quién termine pagando, si no hubiera el compromiso de pagar la deuda, los dineros destinados a dicho pago (unos US$ 1.500 millones) se destinarían a retiros de utilidades por los propietarios de las Isapre, y como eso no lo podrán hacer mientras no hayan pagado hasta el último peso de esa cantidad, lo que probablemente ocurrirá en 13 años más, al menos implícitamente son ellos los que pagan.

Aun así puede parecer injusto, especialmente si lo comparamos con el escenario que enfrenta cualquier deudor, y más aún si lo comparamos con el monto que cobraron indebidamente durante casi 15 años y que, por la no retroactividad de la ley, la Corte Suprema condonó en la deuda de 8 de esos años. Pero, a las Isapre y sus dueños, se les acaba el negocio, primero por 13 años y muy probablemente porque se llegue a un consenso sobre transformar el sistema del que han usufructuado.

¿Por qué esta última afirmación? Porque la negociación para dar continuidad de corto plazo a la operación de las Isapre permitió dar impulso a una transformación trascendental al sistema de salud al permitir que el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) pueda contratar seguros colectivos complementarios a la cotización obligatoria de 7% al crearse la Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) y, ella mediante, posibilitar que Fonasa sea competitivo con las Isapres en cobertura financiera, oportunidad y calidad de las prestaciones de salud.

Y esta posibilidad traerá otras consecuencias al negocio de las Isapres. Si Fonasa consigue una buena licitación, la prima del seguro complementario es baja y la cobertura de las prestaciones es similar a la de las Isapres, la fuga de personas jóvenes y sanas desde las Isapre a Fonasa se incrementará, aún cuando se recupere la economía, como hay signos que lo demuestran. Esa fuga disminuirá los ingresos de las Isapres, pero no sus deudas, que deberán seguir pagando, inclusive a las personas que dejen la Isapre, hasta su extinción en 13 años, agravando su situación y obligándolas a aceptar cambios que, hasta ahora, haciendo uso de su poderoso lobby, no han aceptado.

En síntesis, se superó la crisis y se mejoró el sistema en conjunto, al mejorar Fonasa. Esperemos que este no sea el único acuerdo que se alcance.

Por Andrés Palma, académico FAE Usach e integrante del Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible

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