Con tan sólo 15 años, Diane Kruger (Algermissen, 1976) cambió su Alemania natal por las calles de París y su apellido, Heidkrüger, por uno más fácil de pronunciar. «Viviendo fuera, deletrearlo cada vez que haces una llamada de teléfono o una gestión se estaba volviendo demasiado complicado» (risas). Y de este modo comenzó una etapa en la que destacó primero como modelo (tenía de vecino al mismísimo Karl Lagerfeld) para más tarde emprender una exitosa carrera como actriz, trayectoria en la que ha rodado con directores de la talla de Quentin Tarantino o Robert Zemeckis (le gustaría añadir en su lista a Pedro Almodóvar).
«Recuerdo sentirme muy emocionada por estar empezando una vida adulta y encontrarme en París sin supervisión, además en una época en la que no había teléfonos móviles. Me sentía muy responsable, porque mi madre me dijo que si escuchaba cualquier cosa que no le gustara, tendría que volver a casa, y yo no quería. La verdad es que no hice demasiadas locuras».
Hoy reparte su tiempo entre Nueva York y la Ciudad de la Luz, y su corazón, entre su prometido, el también actor Norman Reedus (al que conoció en el rodaje de Sky), y la hija en común de ambos, Nova, de cinco años. Tiene pendiente de estreno las películas Joika (de James Napier) y The Shrouds (de David Cronenberg) y el biopic Saint-Ex (de Pablo Agüero), es imagen de la firma capilar Schwarzkopf Professional y de la marca de cuidado facial Skjur.
«The Shrouds es una narración muy personal, en ella se habla de cómo la gente lidia con el duelo. Saint-Ex está basada en una historia real acerca de Saint-Exúpery, de cómo llegó a ser escritor y lo que le inspiró para escribir El Principito. Mi personaje es la única mujer de la película». Y curiosamente un mismo hombre comparte cartelera con ella en estos dos filmes: el francés Vincent Cassel. «Siempre había querido trabajar junto a él, pero ni siquiera haciendo películas francesas me habían ofrecido un proyecto a su lado... Y de repente, ¡dos veces seguidas! Es genial, creo que vamos a compartir mucho tiempo este año» (risas).
Y es precisamente en Joika donde la alemana, que soñaba con ser bailarina a los 11 años, ha podido sacar de nuevo a relucir sus dotes para la danza, arte que reconoce haberla capacitado de una sensibilidad especial para la música y para el conocimiento de su cuerpo. Aún incluso realiza ejercicios buscando concentración antes de una escena: «Amo el ballet y en el rodaje pude bailar, incluso cuando mi papel no es el de una bailarina».
El cine, el baile... y añadimos a su lista de pasiones la moda, otro arte al que ha estado muy vinculada y por el que sigue destacando, ya que más allá de sus comienzos como modelo, sigue siendo siempre una de las más elegantes-
y sorprendentes con sus estilismos sobre la alfombra roja. «Me fascinó la moda cuando entré a formar parte de su mundo en mi adolescencia, poder llevar ropa que me era inaccesible resultaba maravilloso. Antes se mezclaba mucho y el total look no estaba bien visto, por lo que aprendí bastante de estilo y creatividad. Ahora disfruto las red carpets, siento que tengo que encontrar para cada una aquel vestido especial que me haga recordar ese momento».
De hecho, pudo aprender del mejor en París, viviendo muy cerca del kaiser, que fue uno de los primeros en contratarla como modelo. «Contó conmigo como la new face para un shooting en su apartamento con las tops de aquella generación, como Nadja Auermann. Yo estaba impresionada. Allí nos conocimos por primera vez, era un hombre estupendo, y que los dos fuéramos alemanes también nos unió».
Pero, si hay un motor que mueve la vida de la intérprete, es la familia que ha creado junto a Norman y Nova, a la que tuvo a los 42 años. «Fue una decisión personal, no estaba preparada para tener un hijo antes. Sé que no habría sido una buena madre con 22, ni con 35... Ya he estado en todas las fiestas que he querido, no me siento mal por quedarme en casa con mi hija, y tengo más paciencia que de joven, eso sí, también estoy más cansada (risas). La amo, es una niña impresionante. Es más cuidadosa que yo, vengo del campo y trepaba por los árboles, a ella le dan más miedo esas cosas. Es muy divertida, jugamos a echarnos spray rosa en el pelo, porque adora ese color». Y nos preguntamos, ¿no ha pensado nunca en darle ese gusto y teñirse? «Créeme que en mis sueños soy una chica de pelo corto rosa. Estoy esperando el guion que me obligue a hacerlo, aunque en mi vida real es difícil. De hecho, trato de usar pelucas cuando ruedo, porque así resulta más fácil proteger mi cabello. Lo tengo fino, y cuando no trabajo intento no hacer nada que pueda estropearlo. Lo cuido con aceite de argán y para el color uso siempre los productos Oleo Intense de Schwarzkopf, porque son naturales». Pero... ¿qué más hace para que no sólo su melena sea maravillosa? «Mi secreto de belleza es dormir, dormir y domir. Créeme que ahora, con una hija pequeña, es lo que más aprecio» (risas).
*Maquillaje: Iván Gómez (The Wall Group)
*Peluquería: Laura Carrillo (Schwarzkopf)
*Agradecimientos: Casa de Gärna Studio (Información Agencia Lucas Fox)
