A los 98 años, el legendario cineasta, Roger Corman, deja un legado de innovación y creatividad
En las tranquilas calles de Santa Mónica, California, se cierra un capítulo legendario de la cinematografía. Roger Corman, venerado por su audaz incursión en el cine de bajo presupuesto y aclamado como el rey de las películas B, nos ha dejado a los 98 años. Su deceso el pasado 9 de mayo en su hogar, rodeado de sus seres queridos, marca el fin de una era que ha dejado una huella imborrable en el corazón de Hollywood.
Un titán del cine, simplemente un cineasta
Roger Corman siempre se definió con modestia: “Era un cineasta, solo eso”. Sin embargo, su influencia trasciende esa sencilla descripción. Durante décadas, Corman fue el arquitecto de cientos de películas que, aunque ajustadas en presupuesto, rebosaban de una creatividad y audacia sin igual. Su carrera no solo moldeó el género de acción, horror y ciencia ficción, sino que también ofreció una plataforma para que futuras estrellas y cineastas encontraran su primera oportunidad. Nombres como Jack Nicholson, Robert De Niro, Francis Ford Coppola y Martin Scorsese deben parte de su formación a este visionario del cine.
Corman y su legión de estrellas
El legado de Corman se extiende más allá de sus propios proyectos. Su película de 1955, The Fast and the Furious, inspiraría el título de la famosa saga protagonizada por Vin Diesel. Grandes del cine, como Quentin Tarantino, también han expresado su admiración por el impacto que Corman tuvo en la industria, destacando cómo su visión y método de trabajo les influenciaron profundamente. Además, su presencia se ha sentido en grandes producciones, con cameos en películas icónicas como El padrino II, Apolo 13 y El silencio de los inocentes, gracias a directores que comenzaron bajo su tutela.
Uno de los capítulos más fascinantes en la carrera de Corman es la producción de la primera película de acción real de The Fantastic Four, que nunca llegó a estrenarse oficialmente. A pesar de su destino, este proyecto ha cultivado un culto alrededor de su historia, explorada en el documental de 2015 Doomed! The Untold Story of Roger Corman’s The Fantastic Four. Este filme, aunque inédito, sigue siendo un testimonio del espíritu indomable de Corman en enfrentar desafíos creativos y empresariales.
Reconocimientos y un legado perpetuo
A lo largo de su carrera, Corman fue honrado con múltiples premios, destacándose entre ellos el primer Premio de Productores en el Festival de Cannes en 1998 y el Oscar honorífico en 2009. Su historia personal, plasmada en su autobiografía Maverick: How I Made 200 Movies in Hollywood and Never Lost a Dime, inspira a generaciones de cineastas a soñar en grande con recursos limitados.
Roger Corman no solo fue un productor y director prolífico, sino también un lanzador de algunas de las películas más emblemáticas del cine B que han dejado una marca indeleble en la industria. Entre sus obras más destacadas se encuentra The Little Shop of Horrors (1960), una comedia negra que se convirtió en un clásico de culto y posteriormente inspiró un musical de Broadway y una adaptación cinematográfica.
Otra película significativa es Death Race 2000 (1975), una visión distópica y satírica que criticaba el sensacionalismo mediático y la cultura del espectáculo, y que más adelante inspiraría remakes y secuelas. Además, Piranha (1978), aunque inicialmente fue vista como una imitación de Jaws, ganó su propio reconocimiento por su mezcla de horror y humor, solidificando el estatus de Corman como un maestro de aprovechar las tendencias del cine mainstream y darles un giro único.
Roger deja tras de sí no solo una filmografía impresionante, sino también a su esposa, la productora Julie Corman, y sus hijas, Catherine y Mary. A través de ellas, y de las innumerables vidas que tocó, el espíritu rebelde de Roger Corman seguirá vivo, recordándonos que el verdadero arte no conoce de presupuestos, sino de pasión y perseverancia.
