Zouhair Lahna, médico francés y miembro de la ONG Palmed, fue evacuado de Rafah el lunes 6 de mayo, justo antes de que comenzara la ofensiva de Israel. El ejército israelí cerró dos pasos fronterizos que eran esenciales para la entrada de ayuda humanitaria. Dice que el suministro se ha vuelto prácticamente imposible. 

RFI: ¿Cómo ha sido su regreso a Francia

 Zouhair Lahna: En cuanto pasas el paso fronterizo de Rafah, es decir, cuando llegas a Egipto, estás en una zona en la que ya no puedes recibir misiles. Cuando estás en Gaza, puedes ser alcanzado por un misil en cualquier momento, ya sea directamente, por proyectiles o por metralla. La ONU describe Gaza como la zona más peligrosa del mundo.  

Nuestros amigos médicos, que atraviesan enormes dificultades con sus familias y los trabajadores humanitarios no tienen más remedio que quedarse y sufrir. En cuanto se anunció la ofensiva de Rafah, empezaron a trasladar a sus hijos de un lado a otro.  

El 70% de las casas están destruidas e incluso las tiendas de campaña, la mayoría son tiendas de nylon prefabricadas. No hay carpas de verdad. Son tiendas en las que te asfixias durante el día y pasas mucho frío por la noche. Viven así todos los días.   

No tienen agua, pasan semanas sin bañarse. Es una vida muy difícil. Incluso nosotros, que éramos privilegiados en el hospital, éramos seis en una habitación, comíamos una vez al día, hacíamos cola para ir al baño, pero al menos había baños. Hay agua de vez en cuando, electricidad por la noche, porque hay generadores ¡e incluso Internet! Pero nuestros colegas locales, en cuanto oscurece, no tienen luz. Para ducharse, venían al hospital. 

RFI: ¿En qué estado están los hospitales en Rafah? 

Zouhair Lahna: Durante los meses que pasé en Gaza, en enero, febrero y este mes, noté mucho "exceso de mortalidad". Hay mucha gente que deberíamos poder salvar, pero no podemos. Mueren de forma gratuita: por un tratamiento inadecuado, por una infección. Hay muchos miembros amputados debido a la infección. El problema es que nunca termina. 

Esto sin hablar de los problemas psicológicos, que son inmensos. Hay que lidiar con muertes, lidiar con familias que han quedado destruidas, lidiar con personas que han perdido a toda su familia bajo los escombros y ni siquiera pueden enterrarlos con dignidad. Recuerdo una imagen muy impactante cuando encontraron la fosa común en el hospital de Jan Yunis: una madre que encontró el cuerpo en descomposición de su hijo y lo reconoció por su chaqueta. Gritó de alegría, porque iba a poder enterrarlo. Es muy pesado. 

La población sigue bloqueada. He recibido fotos de mis amigos, de niños y adultos enfrentándose a alambradas y a los soldados egipcios. Llevo 25 años trabajando en el sector humanitario. He estado en muchos conflictos en Afganistán, en Yemen, Etiopía y Siria. La población civil siempre lograba salir para refugiarse en países vecinos. 

Ahora Israel los tiene acorralados y Egipto les ha cerrado la frontera. Lo que ocurre en Gaza alcanza un punto de inflexión en la historia del mundo. Los grandes líderes del planeta y muchos pseudointelectuales lo han aceptado. pero no se puede aceptar lo inaceptable. Al final los seres humanos siempre vuelven a los valores universales de la supervivencia y el respeto a las personas, sea cual sea su color de piel o religión. 

RFI: Usted denuncia que se haya declarado una guerra contra las mujeres. 

Zouhair Lahna: Soy obstetra y veo por lo que pasan las mujeres. Pierden sus casas y su intimidad. A veces pierden a sus hijos, a sus maridos. Ya no tienen recursos para sobrevivir.  

En un momento dado, algunas no tenían acceso si quiera a una compresa. Así que realmente es una guerra contra las mujeres. En el hospital materno-infantil de Rafah donde trabajé, las mujeres aún tenían un lugar donde dar a luz. Pero como es un lugar pequeño, tenían que marcharse tres horas después de dar a luz, 24 horas en caso de cesárea. ¿Se imaginan a una mujer en una tienda de campaña tres horas después de dar a luz? ¿O hacinada en una escuela? Son condiciones terribles, y el riesgo de infección es enorme.  

Vi morir a una mujer de septicemia. Se infectó, la trataron quizás mal. No teníamos herramientas para monitorearla, para ver en todo momento si respondía al tratamiento o no. Cuando entró en shock séptico, quisimos salvarla, pero ya era demasiado tarde. 

Cuando una guerra se prolonga sacude a toda la sociedad, y ese es quizás incluso el objetivo de esta guerra. Quienes están librando la guerra en Gaza creen que Hamás cuenta con el apoyo y la protección de la población. Por lo tanto, es lógico que eliminen este apoyo.  

Esto es completamente inverosímil para cualquiera que crea en los derechos humanos. Se llama limpieza étnica. La guerra no ha terminado y todo está destruido. No hay agua, ni electricidad, ni gestión de aguas residuales. No sabemos dónde acabará. El 98% de la población israelí está a favor de esta guerra, porque no pueden ver las imágenes en directo.  

El presidente estadounidense Biden amenaza con suspender la entrega de ciertas armas, pero eso es sólo un acto. Puede que entreguen la mitad de lo que suelen hacer, pero eso será suficiente para Rafah. Continuarán los ataques y habrá muertos, entre ellos niños y mujeres.  

No tiene sentido tratar a personas que pueden morir o quedar discapacitadas si no podemos garantizar que no les disparen. Por eso testifico, no contra nadie en particular, sino porque esta guerra es atroz y lo peor, que algunos israelíes no saben, es que puede volverse contra ellos. Pueden ganar una batalla, pero no van a ganar la guerra a largo plazo. Eso es lo terrible. Creo que mucha gente no lo ve en este momento porque el gobierno está cegado. Los líderes de este mundo están cegados. ¿Quizás sea el gas de Gaza lo que los está cegando?