"Las herederas de la Singer" Ana Lena Rivera

El primer recuerdo de la vieja Singer que me viene a la cabeza es del día que murió Franco. Me levanté antes que de costumbre por el trajín que se oía en nuestro pequeño piso a las afueras de Oviedo, pero no fui al colegio. Mi padre tampoco acudió a trabajar. Tengo grabada en la memoria su imagen mientras fumaba un puro frente al televisor. Se había servido una copa de coñac, como la que se bebía en la sobremesa de los domingos. La radio sonaba en el cuarto de costura, donde me encontraba con mi madre y con la abuela Aurora, las tres solas, porque aquel día las aprendices de modista no llegaron.

Mi primer recuerdo es de mucho antes, antes en el tiempo y antes en mi edad. Ana debía tener unos seis o siete años cuando murió Franco en 1975. De esa edad es su primer recuerdo de la Singer. Yo no recuerdo mi edad porque la Singer, mejor dicho Las Singer, están en mi memoria desde que tengo uso de razón y calculo que pudo ser en 1963, con unos cuatro años. También puede que fuera antes. Mis abuelas, las dos, completaban los magros ingresos familiares cosiendo trajes de caballero en la Singer que cada una tenía en su casa. He tenido que fijarme en los detalles para ver que la Singer de la portada no es idéntica a las de mis abuelas, pero el primer golpe de vista... En lo que sí coincido con Ana es en mi indiferencia hacia todo lo que sea coser, en Singer, en cualquier otro artilugio o a mano.

No es de extrañar que esta novela esté en mi lista de pendientes desde que se publicó hace ya dos años. Ahora por fin me he decidido a leerla y he descubierto una historia que me ha enganchado y me ha tenido pegada a sus páginas desde el principio.

Las herederas de la Singer es la historia de cuatro mujeres, cuatro generaciones de la misma familia: Aurora, Águeda, Ana y Alba. Cinco si metemos a Olvido, la madre de Aurora. Y es también la historia de España a lo largo de casi todo el siglo XX y el XXI hasta la actualidad. No es una historia lineal. Va saltando de atrás a delante y de delante a atrás, poniendo el foco cada vez en una de las mujeres. Pero no hay lugar a la confusión porque en todo momento se nos dice qué año es y de quién se habla. Los capítulos, veintidós más un epílogo, tan solo están numerados, pero en cada uno hay varias partes tituladas con un año y un nombre. 

Vamos así, a saltos, sabiendo de estas mujeres y del entorno en el que les tocó vivir hasta completar una historia familiar que trasciende la familia. El año más antiguo que encontramos es 1920 con la boda de Olvido y Frutos. El más reciente, 2022. Ana es la única que utiliza la primera persona, pero no siempre. También parte de su vida se nos narra en tercera persona como el resto de la novela.

Empieza la historia con esa narración de Ana sobre su primer recuerdo de la Singer, pero enseguida nos trasladamos a 1938 y nos centramos en Aurora que tendría entonces unos diecisiete años. 

«Fue entonces, una mañana de verano de 1938, mientras las bombas caían sobre el puerto y la población civil de Gijón, cuando, en el pozo Santa Bárbara de Turón, un costero mal fijado caía sobre la espalda de Frutos rompiéndole una vértebra y varias costillas [...] La solidaridad de la mina daba trabajo a los hijos de heridos y fallecidos [...] De modo que un caluroso día de agosto, en plena Guerra Civil, Aurora entró de paleadora en el exterior del pozo, donde cargaba con una pala larga y pesada las vagonetas de carbón que transportaban el mineral extraído hasta el lavadero de La Cuadriella».

Aurora vivirá en Turón y en Oviedo y en Sevilla, de nuevo en Turón y finalmente en Madrid. Águeda se trasladará a Oviedo al casarse y dejará atrás la cuenca minera. Su vida se dividirá entre Oviedo y los veranos en Gijón. Tan solo al final de su vida se trasladará a Madrid donde por primera vez las cuatro mujeres estarán juntas y llegarán a compartir vivencias. Ana vive en Madrid desde que se fue allí a estudiar y se casó con Carlos Fresno, el hijo de un rico empresario, cumpliendo así el cuento de hadas con el que soñaba Águeda, aunque las hadas a veces son brujas y los cuentos de hadas, historias de terror. En Madrid nace y vive Alba, niña mimada, pero libre, fuerte, feminista, valiente. 

Si Aurora dejó la mina por la Singer, Águeda tan solo dejó la escuela por la costura cuando tuvo que ayudar a su madre. Ana se llevó la vieja máquina como adorno vintage tras su boda y Alba estuvo a punto de quemarla como símbolo de la explotación femenina. 

Aurora era fuerte, invencible; ni la moral ni los prejuicios ni el qué dirán consiguieron doblegarla. Águeda, a pesar de la autoridad materna, supo vivir y tomar decisiones. Sin la fuerza de Aurora, pero sin la debilidad que mostraría Ana en su matrimonio. Y es que Ana cayó en las garras de su suegra y terminó arrastrada a una vida tan insatisfactoria que la hizo enfermar de intrascendencia e inanidad. Tiene que llegar Alba para volver a restituir la voluntad inquebrantable de las mujeres de la familia. 

Las cuatro protagonistas evolucionan, al menos en lo económico, a la vez que lo va haciendo el país. Aurora, como hija de la República en la que se hizo adolescente, es más avanzada en ideas que su hija y su nieta. Tiene que venir la biznieta para romper con todos los esquemas de Águeda y de Ana, incluso con alguno de Aurora (aunque más de forma impostada que real por parte de la anciana) para que la libertad de criterio y el empeño en poner la realidad por delante de las apariencias vuelvan a triunfar entre estas mujeres. Cuatro mujeres tan sumamente distintas como las realidades que les tocó vivir. 

Muchas décadas y varias generaciones han tenido que pasar para que la mujer vuelva a conseguir, si es que lo ha hecho plenamente, los derechos y el grado de igualdad que, al menos las leyes, le concedieron durante la República. No es algo que esté explícito en la novela y no sé si es lo que la autora ha querido mostrarnos, pero es lo que yo he visto, tal vez porque estaba predispuesta. Sea como sea, Las herederas de la Singer me ha parecido una novela hermosa, bien escrita, bien estructurada y que recomiendo. 

Ana Lena Rivera

Conocía la obra de Ana Lena Rivera por las dos primeras entregas de su serie sobre Gracia San Sebastián, una investigadora de fraudes a la Seguridad Social, que se ve en la necesidad de investigar otras cosas que suceden a su alrededor. Lo que callan los muertos y Un asesino en tu sombra fueron dos gratas lecturas y aún me queda por leer la tercera entrega, Los muertos no saben nadar, pero antes quería conocer esta otra faceta de la autora. Ha sido todo un acierto. Las herederas de la Singer es una novela que nos hace un recorrido por nuestra historia más reciente en ambientes muy distintos. 

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra R.

Título del libro: Las herederas de la Singer
Autora: Ana Lena Rivera
Nacionalidad: España
Editorial: Grijalbo
Año de publicación: 2022
Año de publicación original: 2022
Nº de páginas: 512
 

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