El nombre de la madrileña Lucía Rey bien debería figurar entre los tesoros de la escena musical española, aunque como en tantos otros casos permanezca lejos de los territorios cada vez más yermos y restringidos del gran público. Curtida tanto en el Real Conservatorio como en la Escuela de Música Creativa de la capital, lo que explica la presencia de elementos más clásicos dentro del lenguaje jazzístico, apuntaló su formación entre Cuba y el Conservatorio de Brooklyn, y todo ese bagaje ayuda a explicar el eclecticismo viajero, libre y eternamente curioso de su mirada. Un espíritu vivaz que se agranda –el propio título ya lo insinúa– en este Nómadas, un álbum de jazz europeo con mucho aroma a salitre mediterráneo, incursiones en la música oriental, trazas evidentes de flamenco y alguna evocación caribeña y trasatlántica.

 

A Rey la habíamos visto escoltando al armonicista Antonio Serrano o a la cantante Sole Giménez, además de en aventuras más alimenticias por los musicales de la Gran Vía madrileña, pero el aliento propio de su trío echó a volar con Reflexión (2017) y cobra vigor ahora con estas nueve piezas propias, fruto de una residencia artística concedida por el Centro Conde Duque de Madrid y con el respaldo del contrabajista bilbaíno Ander García y el batería cubano Michael Olivera, de largo entre los cuatro o cinco mejores percusionistas que pueblan la metrópoli peninsular. Y con esos mimbres echa a volar Lucía, melodista romántica y diáfana, tan preclara con los aires sentimentales de una Daniela a ritmo de vals como en la más orientalizante Siran, que en poco más de cinco minutos va virando de ritmo, compás y geografías e incorpora ya esos coros tarareados que se vuelven recurrentes y definitorios durante buena parte de la grabación.

 

Es hermoso constatar el dato biográfico de que la madre de Rey fue bailaora de flamenco y comprender así la familiaridad con la que la pianista se asoma a las sonoridades andaluzas o a los tantas veces estimulantes cantes de ida y vuelta, como en el caso de Colombianas gaditanas. La filiación con el jazz flamenco no es excluyente en un trabajo de espíritu tan errante, pero se acrecienta cuando comparecen las flautas invitadas de Jorge Pardo (Nómadas) y Juan Carlos Aracil, protagonista tanto de la medio moruna Aliquindoi como en el grácil segundo corte del trabajo, titulado precisamente Errante.

 

En ese juego de las inspiraciones múltiples, el ascendente de Saramago (“Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”) comparece en El viaje del elefante, otra incursión en los ritmos ternarios, mientras Before falling es una balada lenta, cadenciosa y solemne que no tarda en acelerar y bifurcarse. Y Oriente cierra el círculo, y el álbum, subiendo el metrónomo y acrecentando el cosmopolitismo (cita de El Vito incluida). Al final, nada como la sensación de viaje y aventura para adentrarse en el riquísimo universo de Lucía.

 

 

Lucía Rey estrena en directo ‘Nómadas’ en la Sala Villanos de Madrid el jueves 16 de mayo

2 Replies to “Lucía Rey: “Nómadas” (2024)”

    1. Una alegría doble tu comentario, Juan. Es una satisfacción que undiscoaldia.com sirva también para divulgar y dar a conocer músicos que aún no disfrutan de la popularidad y grado de conocimiento que merecen. Gracias por escribir.

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