Isaki Lacuesta: "La coherencia es una forma de limitación"

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Isaki Lacuesta
©Isa CampoIsaki Lacuesta

Isaki Lacuesta: "La coherencia es una forma de limitación"

El director de 'Entre dos aguas' aborda la leyenda de Los Planetas y nos habla sobre el rodaje más complicado de su carrera

Àlex Montoya
Escrito por
Àlex Montoya
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"Esta no es una película sobre Los Planetas", reza el subtítulo de 'Segundo premio'. Quizás, pero definitivamente sí lo es sobre la leyenda de una banda indomable y referencial, punta de lanza de la escena musical que, en los bulliciosos años 90, tenía Granada, la única ciudad con nombre de bomba, como epicentro artístico. Antes de empezar a trabajar en su tercer disco, 'Una semana en el motor de un autobús', la bajista rompe con todo, ahí os quedáis; el guitarrista desaparece, arrastrado por sus adicciones, y el cantante se enfrenta a la composición de sus canciones sin pilares a los que vampirizar.

"La mayoría de biopics musicales son películas peana. Construyen un monumento e intentan contar los hechos tal y como sucedieron. Pero en el caso de Los Planetas, nadie conoce esos hechos. Los propios músicos los recuerdan de forma distinta, y, más allá, cualquier granadino te explica su propia historia con ellos: el taxista, el camarero, todos tienen sus recuerdos, y no coinciden", nos explica Isaki Lacuesta (Girona, 1975). Con la colaboración de Pol Rodríguez en tareas de codirector (poco antes de iniciarse el rodaje, diagnosticaron la leucemia de su hija Luna, y Lacuesta tuvo que dirigir a distancia; a la pequeña, fallecida con la filmación terminada, va dedicado el largometraje), el cineasta apuesta por el 'print the legend' que John Ford planteaba en 'El hombre que mató a Liberty Valance'. Y nos regala una película que pone en jaque la memoria y reflexiona sobre los procesos creativos. Y que, poniendo el foco en la relación de amor/odio, en el ni contigo ni sin ti de su núcleo, ahonda en el misterio que siempre hubo alrededor de Los Planetas.

Los recuerdos que chocan y la mitología que rodeó a Los Planetas, ¿invitaban a obedecer a John Ford y su 'print the legend'?
El otro día pensé en John Ford mientras me hacían una entrevista. Precisamente porque al periodista le costaba entender la idea de que, a partir de un encargo, se pueda hacer una película personal e íntima. Esto no se planteaba en el cine clásico. Ford jamás escribió sus guiones, en cambio tú ves una personalidad y un talante. Aquí ocurre lo mismo. Y esa idea de imprimir la leyenda de 'El hombre que mató a Liberty Valance' la tengo muy interiorizada y ya ni me doy cuenta. Películas mías, como 'La leyenda del tiempo' o 'Los pasos dobles', ya hablaban de eso. De esa estrategia de abordar la historia, no desde lo documentado, sino casi desde su tradición oral, desde lo compartido. 

Intentar imitar el estilo de otro no funciona, porque siempre lo harás peor

'Segundo premio' también conecta con 'Un año, una noche'...
Ambas son películas contadas desde la subjetividad de los personajes y desde la fragilidad y la poética de la memoria. De esas cosas me doy cuenta a posteriori, pero sí, incluso si hablamos de documentales: por ejemplo, 'La noche que no termina', que rodé sobre Ava Gardner, los recuerdos se transfiguran y siempre hay versiones contradictorias. Es verdad que esa forma de narrar la tengo presente desde el principio. Supongo que, al final, la coherencia es una forma de limitación. No somos tan poliédricos y plurales como quisiéramos (risas).

Jonás Trueba trabajó mucho tiempo en este proyecto. Lo abandonó y cayó en tus manos. ¿Cómo sucedió?
Jonás es muy amigo, y, más allá de que me guste mucho lo que hace, me iba contando la película, y yo le decía que me daba mucha envidia. Por ejemplo en lo de estar en Granada conviviendo con músicos. Esa premisa, que los protagonistas de la película fueran músicos, es suya, y me parecía brillante. Un día me explicó que iba a dejar la película y me preguntó si me apetecía rodarla yo. Claro, le dije que me entusiasmaba la posibilidad, pero cuando recibí el guión, vi que no podía hacerlo. No diferencio entre encargo o ideas propias. Me da completamente igual el origen de las ideas, pero deben resonarme y tengo que poder hacérmelas mías. Y ahí estaban decantadas muchas formas y contenidos que eran para Jonás. Entonces me proponen escribir un guion nuevo, y eso era un reto, porque hay unos plazos que cumplir. Nos encontramos haciendo el casting, buscando localizaciones y arrancando la preproducción en paralelo a la nueva escritura del guión. Se complicó el proceso, pero salió bien.

¿Cuáles eran esas diferencias de forma y contenido respecto al proyecto de Jonás?
Son energías e intensidades diferentes. Vemos las cosas en voltajes distintos, y al final no puedes intentar fingir que eres otro. Intentar imitar el estilo de otro no funciona, porque siempre lo harás peor. Los centros de interés también eran distintos. A Jonás le tiraba mucho la historia fuera del rock and roll. Se concentraba mucho en Mai, la bajista, cuando deja la banda y se va a la universidad a estudiar poesía con un profesor que yo entendí como un alter ego de Luis García Montero. Y se fijaba en un joven fan de Los Planetas, que empieza a seguirles de adolescente y logra escribir una letra con Jota (el líder de la banda). En cambio, a mí me interesaba mucho más el triángulo formado por el cantante, el guitarrista y la bajista. El ni contigo ni sin ti. Esa historia de necesidad mutua, que es como una condena y una bendición, que en común hacen algo grande, pero que, en realidad, no pueden estar juntos. Durante el Festival de Málaga me vino a la cabeza otra película, 'Lady Halcón', eternamente juntos y siempre separados.

¡Qué buen símil!
Buen símil por caradura, porque no se parecen en nada (risas). Quizás algo hay... En todo caso, esa era la película que me interesaba. La de Jonas era otra. Pero también era otra la que Jota hubiera querido que hiciésemos...

Segundo premio
Bteam

Las drogas fueron claves para la gestación de 'Una semana en el motor de un autobús'. ¿Qué piensas de las drogas como herramienta creativa?
No me parecen necesarias. Creo que hay mucha mitología al respecto, ya mí la mitología me interesa. Para Jota y para este disco fueron esenciales. De hecho, la película que le hubiera gustado hacer a Jota es una en la que alguien es abandonado por su pareja y, como la vida es hostil, encuentra una forma de soportarla a través de la creación y de las drogas. Entonces, es algo que está en el disco. Para Jota, cada canción del disco es una droga distinta. También es cierto que, hablándolo con él, dice que es un remedio efímero que te lleva a la muerte. Yo no he recurrido a las drogas para crear, y muchos de los que sí lo han hecho te acaban diciendo que ha sido más útil como experiencia que literalmente como herramienta creativa.

¿Qué dirías que tienen de especial Los Planetas?
Ellos aparecen en un momento de los años 90 en el que cosas que no parecían estar predestinadas a ser masivas, de repente llegan a públicos muy amplios. Ahora estoy pensando en las películas de Abel Ferrara o de Jim Jarmusch, que se estrenaban y llegaban a públicos no minoritarios. Quizás masivos es una palabra excesiva, pero que eran populares. Creo que hay algo de péndulo, épocas más conservadoras y otras, como los años 60 o los 90, más abiertas a la novedad. Los Planetas aparecen en ese momento y sucede lo mismo que ocurrió en Estados Unidos con Nirvana o con Pearl Jam. De repente, unos sonidos que no están predestinados a hacerlo, pero que enganchan. Después, están las letras de Jota, que consiguen que la gente crea que lo que canta le ha sucedido de verdad. Ese es un talento narrativo que hace falta tener como letrista. Y otra virtud que tienen es que no han parado de transformarse sin que sientas que han perdido su esencia. Es un equilibrio muy difícil y esto hace que después de 30 o 40 años sigan vigentes.

Se me ocurre que eso también te ha pasado a ti como cineasta. No has dejado de transformarte, de abordar proyectos distintos los unos de los otros. Y, puede que no seas masivo, pero sí un cineasta muy reconocido.
Bueno, supongo que insconscientemente sí hay una forma de percibir las cosas que reconozco como propias. Seguramente, sin querer, me autodefino. Aunque creo que en mi caso ha sido siempre sotto voce, todo más pequeño, más relajado... Pero nunca me planteo mis películas en términos de carrera. Siempre es un aquí y un ahora, y cada película es como si fuera la primera y la última, que quizás lo sea. Luego sí ocurre que, a todo pasado, te hacen ver que esto enlaza con aquello. Las películas se van corrigiendo y se van contando unas a las otras. Esa lectura es inevitable a posteriori.

A mí esa idea de hacer autobiografía en tercera persona me gusta mucho

¿Cómo fue la experiencia de rodar la película a distancia?
Tengo la impresión de que no ha afectado a la forma ni al contenido ni a la calidad de la película. Es muy difícil saberlo, porque normalmente en medio de una toma puedo tocar a los actores y decirles cosas al oído y sin cortar. Pero tengo la sensación de que la película ha salido de una forma muy parecida a cómo hubiera sido conmigo en el plató. Primero porque con Pol nos conocemos muy bien, y después porque la película se había retrasado y esto nos dio un tiempo de preparación muy superior al normal, que fue complicado de gestionar y vivir, pero después, al empezar, la película estaba muy preparada, muy ensayada, muy planificada. Yo trabajaba con dos pantallas, una con Pol, los actores y el equipo, y la otra viendo en directo lo que captaba la cámara.

'Segundo premio' habla de las relaciones de amor/odio, pero también del proceso creativo. ¿En tanto que artista, te motivaba especialmente hablar de ello?
Para mí es una película sobre el trabajo en equipo. Me pregunto hasta qué punto es extrapolable a otros trabajos que se realizan en el equipo y que no son necesariamente creativos. Me imagino que habrá cosas que sí y cosas que no. Por descontado que, respecto al cine, yo sentía que estábamos haciendo autobiografía. En muchos momentos Pol me decía que éramos el cantante y el guitarrista. Y cuando escribíamos, yo pensaba en esos término respecto a Isa –Campo, su pareja y colaboradora habitual en varias películas–. Y respecto a nuestra historia, a nuestra relación profesional y emocional durante muchos años, que siempre es una mezcla de felicidad, de dudas y de pequeños tormentos, ¿no? (sonríe). Al final se trata de buscar la intersección entre lo que les ocurre a los personajes y lo que pasa a ti. A mí esa idea de hacer autobiografía en tercera persona me gusta mucho.

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