El final de una dinastía

Cesarión, hijo de César y Cleopatra y el último de los Ptolomeos

Relieve en el templo ptolemaico de Hathor en Dendera en el que aparecen representados Ptolomeo XV (Cesarión) y su madre, Cleopatra VII.

Relieve en el templo ptolemaico de Hathor en Dendera en el que aparecen representados Ptolomeo XV (Cesarión) y su madre, Cleopatra VII.

Relieve en el templo ptolemaico de Hathor en Dendera en el que aparecen representados Ptolomeo XV (Cesarión) y su madre, Cleopatra VII.

Olaf Tausch (CC BY 3.0)

En el año 48 a.C., Julio César llegó a Egipto para imponer el orden –el orden de Roma– en el reino de los Ptolomeos. El general romano depuso al faraón Ptolomeo XIII, lo que provocó una desesperada rebelión de sus partidarios en Alejandría. Una vez pacificada la ciudad, César confirmó en el trono a la hermana y esposa del monarca depuesto, Cleopatra VII, que se casó con otro de sus hermanos, Ptolomeo XIV. Para agradecérselo, la joven reina, que apenas tenía 21 años, invitó a César, treinta años mayor que ella, a un crucero por el Nilo, a bordo de un lujoso palacio flotante.

Durante dos meses, Cleopatra agasajó a su ilustre huésped, haciéndole descubrir tanto los misterios de su país como sus propios atractivos. La pasión que surgió entre ambos fue tal que, al abandonar César la tierra del Nilo, Cleopatra quedó embarazada de un hijo de ambos. Lejos de ocultar el hecho, Cleopatra proclamó abiertamente la paternidad del romano al dar a su vástago el nombre de Ptolomeo Cesarión, esto es, "pequeño César".

Artículo recomendado

cesar cleopatra

De Cornelia a Cleopatra: las mujeres de Julio César

Leer artículo

De hecho, los sacerdotes egipcios llegaron a asegurar ante sus fieles que, en verdad, el dios Amón se había encarnado en el hombre más poderoso de Roma para engendrar a ese niño. La suntuosa corte de Alejandría tenía, pues, un nuevo príncipe de origen divino. 

LA REINA de egipto EN ROMA

A finales del año 46 a.C., Cleopatra llegó a Roma con su hijo y con todo el boato de su corte por invitación de Julio César. Los romanos no daban crédito; pero no porque César, reconocido galán, hubiera tenido una relación con Cleopatra, sino porque esta hubiera llegado a Roma en compañía de su segundo marido-hermano Ptolomeo XIV y César la hubiera acogido en una de sus villas suburbanas, los Horti Caesaris (en lo que hoy es el Trastévere), colmándola de honores oficiales como "aliada" de Roma.

Se decía que, en las visitas que le hacían los romanos, "la egipcia" (como desdeñosamente se referían a Cleopatra) portaba en sus brazos a su hijo y este se parecía sospechosamente a Julio César. Lo cierto es que Marco Antonio, el lugarteniente de César, aseguró en la sede del Senado que el dictador lo había reconocido ante sus más íntimos amigos como hijo suyo. 

Marco Antonio aseguró en el Senado que Julio César había reconocido a Cesarión ante sus más íntimos.

Julio César conduce a Cleopatra al trono de Egipto. Óleo por Pietro da Cortona. 1637. Museo de Bellas Artes, Lyon.

Julio César conduce a Cleopatra al trono de Egipto. Óleo por Pietro da Cortona. 1637. Museo de Bellas Artes, Lyon.

Julio César conduce a Cleopatra al trono de Egipto. Óleo por Pietro da Cortona. 1637. Museo de Bellas Artes, Lyon.

Museo de Bellas Artes de Lyon (CC BY-SA 3.0)

Julio César, por su parte, ni siquiera se molestó en desmentir esos rumores; es más, no tenía ningún problema en que el pequeño ostentara el nombre de Cesarión: la alianza de Roma y Egipto marcaba el inicio de un ambicioso proyecto imperial, con un posible traslado de la capital a Alejandría, y César era consciente de que su viabilidad a largo plazo quedaba asegurada con Cesarión, su único hijo varón (había tenido una hija, Julia, a la que había casado con Pompeyo, pero que murió de sobreparto).

Para que aquel plan se pudiera llevar a cabo, Roma debía dejar de ser formalmente una república, lo que llevó a César a ampliar aún más sus ya extraordinarios poderes, haciendo que su cargo de dictador fuera vitalicio (dictator perpetuus).

A partir de entonces, al "campeón de Roma" se lo permitieron todo, incluso erigir una estatua de su amante Cleopatra junto a la de la diosa Venus en el nuevo foro que había mandado construir. También surgieron rumores de un nuevo embarazo de Cleopatra que, si hubieran sido ciertos, posiblemente habrían despejado las dudas sobre la paternidad de Cesarión.

Artículo recomendado

Cleopatra comparece ante Julio César. Jean-Léon Gérôme. 1866. 

Así fue la "escandalosa" estancia en Roma de Cleopatra

Leer artículo

Un corregente de tres años

La situación cambió bruscamente a raíz del asesinato de César por los partidarios del antiguo régimen republicano, en los famosos idus de marzo de 44 a.C. Cleopatra se llevó una desagradable sorpresa al enterarse de que en su testamento César había nombrado tutores para un hijo natural, "en el caso de que le naciese alguno", pero designaba como heredero a su sobrino nieto Octaviano y no reconocía a Cesarión como hijo suyo. En medio de todo ese desconcierto, y comprendiendo que sus vidas corrían peligro, Cleopatra decidió volver a toda prisa a Egipto con Cesarión. 

Ya en Alejandría, la reina ordenó resolutivamente el envenenamiento de su hermano Ptolomeo XIV y nombró como corregente a Cesarión, a pesar de que este solo tenía tres años. A partir de entonces, Cesarión pasó a ser reconocido oficialmente como Ptolomeo XV César, ostentando los sobrenombres de Filopator (que ama al padre) y Filometor (que ama a la madre), para que así nadie dudara de que había sido fruto de su apasionada historia de amor con el dictador.

La reina Cleopatra ordenó resolutivamente el envenenamiento de su hermano Ptolomeo XIV y nombró como corregente a Cesarión, que tenía tres años.

Pintura mural de Pompeya que muestra a Venus y Cupido y que se cree que en realidad representa a la reina Cleopatra y a su hijo Cesarión.

Pintura mural de Pompeya que muestra a Venus y Cupido y que se cree que en realidad representa a la reina Cleopatra y a su hijo Cesarión.

Pintura mural de Pompeya que muestra a Venus y Cupido y que se cree que en realidad representa a la reina Cleopatra y a su hijo Cesarión.

PD

Pero en Roma, Octaviano no reconoció el linaje del nuevo rey de Egipto y muy oportunamente, el antiguo administrador y hombre de confianza de Julio César, llamado Cayo Oppio, publicó un libro en el que revelaba que Cesarión no era hijo de quien decía ser y que todo era un bulo. Este era un aviso para que Cleopatra se andase con cuidado con los nuevos amos de Roma. 

Artículo recomendado

Cleopatra y Marco Antonio

Cleopatra y Marco Antonio, una historia de política y pasión

Leer artículo

LOS HIJOS DE ANTONIO

La esperanza para Cleopatra renació al aparecer en su horizonte Marco Antonio, el político que disputaba a Octaviano en esos años el control de Roma. Cuando en el otoño de 41 a.C. Marco Antonio la convocó en Tarso, la reina entendió que debía jugar bien sus cartas por el bien de su reino y de su hijo Cesarión. De nuevo, la reina logró seducir a un general romano durante un crucero, en el que se cuenta que al lujo de su apariencia se añadieron inteligentes y salaces pullas para avivar el deseo del romano. Marco Antonio pasó el invierno de 41-40 a.C. en Egipto, y desde ese momento la suerte de ambos quedaría ligada. 

De su unión nacieron dos mellizos identificados con divinidades astrales: Alejandro Helios (Sol) y Cleopatra Selene (Luna). Más tarde, la reina tuvo otro hijo con Marco Antonio, al que pondría el nombre de Ptolomeo Filadelfo. Además, Cleopatra añadiría a sus dominios otros nuevos en el sur de Siria, Chipre y el norte de África. De este modo, gracias a su madre, Cesarión se había convertido en corregente de un cada vez más amplio territorio en Oriente.

De la unión de Cleopatra y Marco Antonio nacieron dos mellizos, Alejandro Helios y Cleopatra Selene. Más tarde, la reina tuvo otro hijo con Antonio: Ptolomeo Filadelfo.

El reencuentro de Cleopatra y Marco Antonio. Fresco de Giambattista Tiepolo. 1747-1750. Palacio Labia, Venecia.

El reencuentro de Cleopatra y Marco Antonio. Fresco de Giambattista Tiepolo. 1747-1750. Palacio Labia, Venecia.

El reencuentro de Cleopatra y Marco Antonio. Fresco de Giambattista Tiepolo. 1747-1750. Palacio Labia, Venecia.

Cordon Press

El mayor momento de gloria de Cleopatra llegó durante una ceremonia celebrada en el gimnasio de Alejandría en 34 a.C., cuando Marco Antonio confirmó a la reina en el trono de Egipto y otorgó a Cesarión el título de "Rey de Reyes". Más importante aún fue el reconocimiento oficial de Cesarión como hijo legítimo de Julio César por parte de Marco Antonio, quien buscaba así golpear las pretensiones políticas de Octaviano, al presentarlo como un simple usurpador frente a ese adolescente egipcio por cuyas venas supuestamente corría la sangre del dictador.

No por ello se olvidó Marco Antonio de los hijos que él había tenido con Cleopatra. Les concedió el trato de altezas reales y a su hijo Alejandro Helios le adjudicó los reinos de Armenia, Media y Partia (para cuando fueran conquistados). 

Artículo recomendado

La muerte de Cleopatra, cuadro pintado por el artista filipino Juan Luna Novicio en 1881. Museo del Prado.

La leyenda del áspid, ¿cómo murió Cleopatra realmente?

Leer artículo

LA MUERTE DEL ÚLTIMO PTOLOMEO

Todo esto era demasiado para Octaviano, que declaró la guerra a Cleopatra y logró derrotarla a ella y a Marco Antonio en la batalla de Accio, en las costas de Grecia (31 a.C.). Cleopatra volvió apresuradamente a Alejandría. Consciente de que ante todo había que poner a salvo a Cesarión, el heredero, lo envió al sur en compañía de su ayo o tutor. Ambos remontaron en barco el río Nilo hasta llegar a la villa de Copto (Qift), no muy lejos de Tebas.

Desde esa población partían rutas caravaneras que, a través del desierto oriental, conducían hasta el puerto comercial de Berenice (Baranis), a orillas del mar Rojo. Cesarión sabía que su única vía de escape eran precisamente esas tierras aparentemente inhóspitas, en las que solo vivían tribus salvajes en cuevas (los conocidos como "trogloditas"), por las que se podía salir de Egipto y dirigirse por mar a Arabia o incluso a la India, donde con seguridad sería bien recibido como hijo de Cleopatra. ¡Quién sabe si, más tarde, Cesarión hubiera podido volver desde tan lejos a su patria y reclamar el trono de sus antepasados!

Cesarión sabía que su única vía para escapar de Octaviano era a través del mar Rojo, y dirigirse por mar a Arabia o incluso a la India.

La muerte de Cleopatra. Obra de 1875. Museo Estatal de Kassel.

La muerte de Cleopatra. Obra de 1875. Museo Estatal de Kassel.

La muerte de Cleopatra. Obra de 1875. Museo Estatal de Kassel.

Cordon Press

En esa región, Cesarión se enteró de la entrada de las tropas romanas en Alejandría y del suicidio de Marco Antonio y de su madre. Las circunstancias aconsejaban una pronta huida, pero el ayo de Cesarión le hizo creer que Octaviano se apiadaría de él y le permitiría conservar su reino.

En efecto, Octaviano había considerado salvar la vida del joven, pero uno de sus hombres de confianza lo convenció de lo contrario: no era conveniente que hubiera demasiados "césares". Así pues, Cesarión fue ejecutado en cuanto llegó a Alejandria, en agosto del año 30 a.C. El sueño de un faraón romanoegipcio se desvaneció trágicamente, y el antiguo reino ptolemaico de Egipto se convirtió en una provincia romana.