Una joya de Devoto

Con aires de barrio inalterables, Villa Devoto cuenta con casonas hermosas, entre ellas la Avenatti, una de las más elogiadas por los vecinos. Un edificio antiguo, de fines de siglo XIX, con dos pisos, un jardín de estilo francés y múltiples detalles arquitectónicos para ir descubriendo. Es una casa conocida en el barrio no solo por su historia sino también por ser uno de los lugares más elegantes para hacer fiestas (por muchos años funcionó como salón de eventos); tras la pandemia, decidieron abrir sus puertas como restaurante y mostrar al público general su resplandor. Bajo el nombre La Villa, es un restaurante señorial, con principal y pequeños espacios laterales, ideales para citas románticas y reuniones de trabajo. El coqueto jardín es el lugar para disfrutar mediodías de sol y noches de estrellas.

La carta suma propuestas para todo público. La degustación de quesos Ventimiglia (llamada así porque los quesos provienen de esta quesería patagónica, una de las mejores del país) es el mejor comienzo: sale $11800, es abundante e incluye los quesos Patagonzola, Cuatro Esquinas y Saint Maureen, además de una colección de acompañamientos (chutney de hinojo, compota de berenjena, mermelada de tomate). Más suave y conocida, la burrata es una de las entradas más pedidas. Entre los principales para este otoño, el risotto de arroz cremoso con hongos portobelo, boletus y champiñón ($14500) es buena elección, lo mismo que el ojo de bife cocinado al vacío con croute de pistacho, cremoso de papas y una demi-glace de carne ($19990), un clásico de la casa. Pensando para toda la familia hay menú Kids a $9500; y, como final feliz, crème brûlée de jengibre ($6100), flan de chocolate y coco ($5900) o chessecake de cabutia ($5900), entre más postres. La carta de vino es algo más escueta, de etiquetas todas conocidas.

Un dato: para reuniones de amigos y festejos donde los comensales superan las 10 personas, se puede reservar mesas en el piso superior con menú cerrado de tres pasos ($26500 por persona) o, directamente, solicitar un presupuesto hecho a medida con DJ incluido.

La Villa queda en Gualeguaychú 4104. Horario de atención: martes a sábados de 20 al cierre; sábados y domingos de 12 a 16. Instagram: @casadelavillaarg.

Monjas y bistró

La iglesia Santa Catalina de Siena fue fundada en 1745, como primer monasterio de monjas de clausura de la ciudad de Buenos Aires. Ubicado detrás del shopping Galerías Pacífico y con el Rectorado de la UBA como vecino, en su interior funciona el nuevo restaurante Café Bistró 1745, un oasis en la furiosa urbe porteña. Con un hermoso jardín en su corazón, el lugar fue elegido como sede de Casa FOA en el 2001 y aún se conservan las instalaciones creadas en ese momento por los artistas convocados.

Con la sommelier Ivana Piñar a cargo, la cocina es distendida, sabrosa, de porciones generosas. El restaurante cuenta con diferentes espacios: un salón con pâtisserie a la vista, el jardín y el salón principal, apto para reuniones y eventos. A tono con el ajetreo de la zona, abren desde temprano con desayunos y cafetería, suman almuerzos y culminan con meriendas tempranas hasta las 18. Son platos conocidos, que gustan a todos: el avocado toast con huevo es uno de los más pedidos ($6300), lo mismo la ensalada Halloumi que, además de este queso que se dora sin derretir, incluye mix de hojas, palta, maní, cous-cous, pasas de uvas rubias, semillas de zapallo caramelizadas, tomates cherry, yogurt natural y vinagreta ($17200). Las tartas individuales están muy bien hechas: hay de calabaza y queso brie ($6600), otra de cebolla de verdeo, hinojo, puerro, cebolla morada ($6300), ambas con guarnición de hojas verdes. La carta sigue con milanesa con spaghettis, manteca y parmesano ($11800), paillard de pollo grillé con tortilla de papas y ensalada de estación ($7900). Se suman propuestas para comer con la mano como las pizzas, el bagel de salmón ahumado ($14400), la hamburguesa casera ($9000). Para terminar, un goloso flan casero con crema y dulce de leche ($3600) o un cheesecake de frutos rojos ($3700).

Más allá de la comida, el monasterio realiza visitas guiadas que permiten recorrer el edificio y descubrir su historia. Pronto vendrán ciclos de degustaciones de vinos, tardes de tragos y más actividades.

Café Bistró 1745 queda dentro de la Iglesia y Monasterio Santa Catalina de Siena, San Martín 705. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 18. Instagram: @cafebistro1745.

Fábrica con estrella

Construido en 1924 e inaugurado en 1928, el Espacio Química Estrella (conocido también como la ex fábrica de la droguería Química Estrella), esconde en su interior a Stern (estrella en alemán), un restaurante que funciona en una de las torres de este complejo –casi un barrio en sí mismo– ocupado hoy por distintas empresas: La historia cuenta que allí funcionaba el comedor para los trabajadores de la planta; hoy en día sigue siendo elegido por los empleados de las empresas que tienen sus oficinas en el predio, pero también acepta a comensales de a pie, con una única condición formal: es obligatoria la reserva previa vía Whatsapp, ya que para entrar, la vigilancia pide nombre, apellido y número de DNI de los comensales (esta reserva se puede hacer al momento de entrar).

El restaurante tiene varios pisos y espacios: en la planta baja se encuentra la cocina a la vista, una mesita y un sector externo para comer; en los pisos superiores hay más lugares, todos con amplios ventanales que permiten la entrada del sol. Se ve mucho ladrillo, mucho metal, dejando en claro la estética industrial que en este caso no es caprichosa, sino bien real.

En Stern no hay que buscar sofisticaciones: es comida simple y rica para almuerzos diarios. Churrasquito con ensalada verde o papas cuña ($9000), pizza individual de muzzarella ($4300), wok veggie con arroz yamaní ($8250, con pollo a $9850), omelettes varios (entre $4350/$6550), sándwiches y wraps. Siempre hay una sopa muy pedida como entrada; y se suma un menú del día a precio promocional que cambia constantemente. Para el take away, tienen una carta con precios más económicos con propuestas como ensaladas, lomito, sándwich de milanesa y tartas. La pastelería es de lo mejor de la casa, para darse un gusto goloso junto con un café. Y hay una pequeña despensa donde venden aceite de oliva, mermeladas caseras, aceto balsámico, incluso artesanías como carteras, bolsas o guirnadas, entre más objetos de diseño.

Oculto a la vista, Stern es una curiosidad escondida en medio de La Paternal.

Stern queda dentro de Espacio Química Estrella, Av. de los Constituyentes 2985. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 18. Solo con reservas por Whatsapp (11-5912-5020). Instagram: @stern_ba.