Ottessa Mohfegh. Foto: Andrew Casey.

Ottessa Mohfegh. Foto: Andrew Casey.

Novela

'McGlue' de Ottessa Moshfegh, el debut corrosivo de la Tarantino de la literatura norteamericana

En su primera novela, la aclamada autora de 'Mi año de descanso y relajación' se zambulle en lo patético para elevarlo a literatura.

15 mayo, 2024 01:27

Ottessa Moshfegh (Boston, 1981) es la Quentin Tarantino de la literatura norteamericana. Bajo sus pesadillas sangrientas se intuye una mirada que oculta en algún lugar un vitriólico humor negro. McGlue fue su primera novela, y con ella obtuvo el Fence Modern Prize in Prose y el Believer Book Award.

McGlue

Otessa Moshfegh

Traducción de Inmaculada C. Pérez Alfaguara, 2024. 146 páginas. 17,95€

Los éxitos se han sucedido en sus siguientes obras con grandes premios internacionales y la bendición de las influyentes revistas Granta y New Yorker. Moshfegh ha llegado a unos extremos de crudeza terribles y convincentes en la literatura contemporánea. Sin tratar de impartir moral, la inhumanidad del mundo planea sobre toda su obra.

McGlue es el relato, entre alucinaciones, de un marinero alcohólico y perverso detenido en la bodega apestosa de un barco. La peripecia nos conduce a Salem, Massachusetts, en 1851. Aunque apenas salimos de la mente atormentada del personaje, que reconstruye su sórdida existencia, los olores de las tabernas, las peleas en los tugurios y los callejones de mala vida llegan hasta el público lector. A través de una memoria borrosa, impúdica y con ramalazos poéticos, nos aproximaremos, cegados por la niebla de la embriaguez y el delirio, a los hechos.

McGlue malvive en un catre entre vómitos, fiebre y miseria, sin recordar muy bien por qué le acusan de haber asesinado a Johnson. “Lo encontraron muerto de una puñalada en el corazón”, le informan. Pero Johnson era su amigo, su compañero de fechorías en los puertos en los que atracaban, su amante cuando la embriaguez los lanzaba a los dos a la deriva.

Moshfegh consigue detectar el brillo de cierta dignidad en los personajes lanzados por la vida cuesta abajo

El monólogo interior de este borracho asocial y enajenado es la gran creación de la novela, el inicio de la seña de identidad en el estilo de Moshfegh, que deambula entre la tradición del “malditismo” literario y la moderna slacker fiction, que viene a ser literatura de parias con las esperanzas rotas. La asfixiante situación del antihéroe con la cabeza medio abierta, el “mono” del alcohol, las obsesiones del pasado, el acoso de sus guardianes, su delirium tremens y las peroratas agotadoras de un abogado enviado por su madre, lo convierten en un superviviente marginado, pero capaz de rebelarse contra todo y contra todos.

El dramatismo se mezcla con la épica de la desgracia y la autora concibe a este ser corroído por la mala suerte como un sujeto que más que repulsa despierta una distanciada simpatía. La escritura de Moshfeg tiene una tersura luminosa pese a los inframundos que describe. Si en los relatos reunidos en Nostalgia de otro mundo (Alfaguara) reconocíamos el enjambre de seres sórdidos de Bukowski, en McGlue resuenan las voces alucinatorias de algunos personajes de Cormac McCarthy.

McGlue vive en un limbo etílico; la descripción del embrutecimiento del alcohol , el descenso a los lugares más sórdidos de la mente, es lo mejor de la novela. “Ya había estado como una cuba antes y por aquel entonces tenía 22, 23 años, creo, sabía que estaba destinado a irme al otro barrio durante las partes más detestables de la vida”, se dice McGlue.

El alcoholismo interpela a la autora: ella misma, muy joven, estuvo en tratamiento algunos años en Alcohólicos Anónimos. En Mi nombre era Eileen, Premio Pen\Hemingway en 2016, y en algunos de sus relatos, el infierno del alcoholismo se afronta con implacable realismo. La escritura corrosiva de Moshfegh no entiende de paños calientes y no se detiene hasta que extrae la inmundicia que encuentra. Moshfeg es una artista que se zambulle en lo patético para elevarlo a literatura. Consigue, en medio de la basura, detectar el brillo de cierta dignidad en los personajes lanzados por la vida cuesta abajo.