LOS MOVIMIENTOS TOTALITARIOS DURANTE EL SIGLO XX
Régimen político caracterizado por la
fuerte intervención del Estado en
la vida de los ciudadanos. El poder se
concentra en manos de un solo
hombre o grupo.
En él solo está permitido un partido y no existe libertad de expresión.
Los medios de comunicación, la economía, la cultura y
la educación son fuertemente controlados y no se tolera la
más mínima disensión. Ejemplos de estos regímenes son
el fascismo italiano, el nazismo alemán y, desde presupuestos
diferentes, el estalinismo soviético.
La figura de un líder o un presidente del partido resulta clave en este tipo de regímenes y su oposición representa la encarcelación, represión o muerte.
Durante el ejercicio de estos gobiernos existe el abuso de poder, la ausencia de los derechos humanos, el dominio de los medios de comunicación y la intervención del sistema educativo, a fin de formar y moldear a la sociedad con los diversos mecanismos de control para que obedezca las órdenes del líder.
EL
TOTALITARISMO SE IDENTIFICA POR:
- La gobernación de un único partido político.
- La imagen de un líder fuerte y glorificado desde la propaganda política.
- La falta de división o separación de poderes del Estado, por eso se llama "Estado totalitario".
- La falta de derechos individuales, de libre opinión o de intervención en la política para cualquier ciudadano.
- La falta de libre elección de culto y de educación (prácticas sometidas al régimen de turno).
- El abuso de la propaganda política y de los medios de comunicación masivos, con fines estratégicos para ejercer el control y la represión social.
- La censura de la opinión pública y de cualquier tipo de información en los medios de comunicación que no provenga del Estado.
- El control y el manejo de la economía por parte del Estado, que se apodera de las propiedades privadas y de las corporaciones de la Nación.
- La adopción de ideales políticos, ya sea de izquierda o de derecha, para ejercer el régimen totalitario (no es una ideología de por sí, es un modo de gobernar bajo determinados ideales).
CARACTERÍSTICAS DE LOS MOVIMIENTOS TOTALITARIOS
En los regímenes fascistas el Estado intervenía en todos los ámbitos de la vida, coartando la libertad de los individuos. Controlaba la actividad privada, política y social, la economía, la educación y medios de comunicación.
La
persona existía en tanto existía el Estado y quedaba subordinada a
las necesidades de éste. Se invirtieron así los fundamentos del Estado liberal
cuyo poder emanaba de los individuos. El Estado fascista se fundamentaba en la
fuerza, el liderazgo y la jerarquía, no en el sufragio, ejerciendo un
absoluto control de la sociedad. La división de poderes fue
menospreciada y el ejecutivo se apropió de las
funciones del legislativo y el judicial.
El
Partido oficial era la única organización política permitida.
A través de él se fiscalizaba y regulaba la acción del Estado con
el que llegó a confundirse, siendo su poder absoluto.
ANTILIBERALISMO
Los ideólogos fascistas tildaron al liberalismo de ser una ideología débil, incapaz de frenar al auge del comunismo e ineficaz para mantener el rumbo de una economía sometida a crisis cíclicas. La democracia y el sufragio universal se consideraron métodos artificiales e inútiles que intentaban igualar la natural desigualdad entre los hombres.La libertad, encarnada en los derechos de expresión, asociación o reunión fue contemplada con desdén: intelectuales y artistas fueron hostigados cuando no se ajustaron a los estrechos cauces establecidos por el Estado fascista.
Los
partidos políticos fueron catalogados como instrumentos de desmembración
social y, en aquellos países donde el fascismo alcanzó el poder, fueron
ilegalizados y perseguidos. La unidad del
Estado se consideró sagrada y para preservarla, se confió en la acción de
un único partido bajo el
liderazgo del jefe o caudillo.
ANTICAPITALISMO
Fue reiteradamente pregonado como el origen de la explotación de los trabajadores. Como contrapartida, se pusieron en práctica ciertas medidas de carácter social: participación de los obreros en los beneficios empresariales, creación de sistemas de seguridad social, etc.
Empresarios,
trabajadores y producción fueron puestos al servicio del Estado. Se
encuadró a los obreros en ramas organizadas según la actividad
laboral (construcción, textil, metalurgia, etc), en las que también
fueron integrados los empresarios. Los sindicatos de
izquierda, surgidos para defender los intereses de la clase trabajadora frente
a la patronal, fueron eliminados y sustituidos por organizaciones estructuradas
al modo militar.
ANTIMARXISMO
Así, por ejemplo, en Alemania, comunistas y grupos extremistas criticaban
a los moderados socialdemócratas, acusándolos de tibieza frente al
capitalismo y la derecha. Con ello contribuyeron a la desestabilización de
la República de Weimar, cuyo principal activo radicaba precisamente en la
izquierda moderada.
En 1919 estalló una revuelta en Berlín, protagonizada por elementos comunistas, los espartaquistas. La acción fue duramente reprimida por soldados de la República, apoyados por grupos paramilitares de extrema derecha, los Freikorps.
AUTORITARISMO Y MILITARISMO
El
totalitarismo concebía la sociedad como si de una organización militar se
tratase. Había de formar organismo vertebrado, en
el cada individuo ocupase un lugar determinado y desarrollase una función específica.
En el seno de ese organismo no tenían cabida las discrepancias o disensiones.
Como
en toda organización militar, la autoridad,
la disciplina y la fuerza relegaban
la igualdad, la libertad de acción y el pacifismo.
La erradicación de todo aquello que contraviniese esos principios se llevó a
cabo mediante el empleo de la violencia.
Se
contó con el concurso de fuerzas de carácter paramilitar: SA
nazis, camisas negras italianos o falangistas españoles,
que junto a los cuerpos regulares de la policía y otros de carácter especial fueron
los encargados de anular los elementos hostiles al nuevo Estado.
El
totalitarismo potenció el papel de las fuerzas armadas,
esenciales para poner en práctica los planes de expansión territorial que
permitiesen ensanchar el espacio vital del pueblo y vengar los "agravios
históricos" sufridos por la nación.
Los
Estados totalitarios diseñaron una compleja escenografía con el fin
de exaltar y glorificar los valores de la milicia,
transmitiendo a la sociedad un sentido guerrero de la vida. Mediante imponentes
y pomposos desfiles congregaron auténticas muchedumbres para
enardecer el patriotismo.
NACIONALISMO EXACERBADO
Los totalitarismos ambicionaron alcanzar la unidad y la identidad nacionales, desde una
visión conservadora, excluyendo y
hostigando a quienes pusiesen en peligro tal aspiración, ya fuesen otras
naciones o, dentro del mismo Estado, aquellos elementos considerados extraños,
por ejemplo, las minorías raciales (judíos, gitanos, etc.).
Los movimientos de carácter internacionalista, como
la III Internacional (Komintern) y los grupos políticos que la
integraban, fueron también condenados y perseguidos, acusados de estar al
servicio de potencias extranjeras,
fundamentalmente de la
URSS.
LÍDER CARISMÁTICO
Los fascismos trataron de conseguir la armonía social bajo la benefactora acción de un jefe ("duce, führer, caudillo"). Sin su liderazgo, la naturaleza amorfa de las masas desembocaría en el desgobierno y el caos.
El jefe
debía estar dotado de un especial carisma que
lo distinguiese del resto de los mortales y aglutinara las diferentes
tendencias dentro del poder. De ese modo se evitaba el peligro que padecían las
sociedades democráticas, acosadas por el fantasma de la desintegración partidista.
Ante el líder solo restaba actuar con una fe ciega expresada a través del culto a la personalidad. Además de su papel dirigente, la misión de jefe era servir de guía del pueblo, ejerciendo sobre él una labor benefactora y paternal.