(CatholicWeekly/InfoCat�lica) La hermana Cecilia Susanne Nguyen expresa estar m�s que agradecida por la intercesi�n de Dios en su vida: afirma estar en deuda con �l, despu�s de que podr�a haber sido muy diferente en un Vietnam pobre y asolado por la guerra en el siglo XX.
La hermana Cecilia celebra sus 50 a�os en Australia el 11 de mayo en la misma iglesia de Holy Trinity Granville, donde hizo su profesi�n perpetua seis a�os despu�s de llegar en 1974.
�Aunque llegu� aqu� a los 18 a�os, siento que he crecido aqu� de verdad. Me encanta este lugar�, afirm�. Es un pa�s que la hermana Cecilia, ayudante de maestra en la escuela primaria Trinity, puede apreciar tras una vida anterior plagada de miedo.
La guerra persigui� a sus padres desde Vietnam del Norte hasta el sur cuando en 1954 naci� la hermana Cecilia, la menor de cuatro hermanos, y a los 12 a�os la enviaron al convento local.
�Yo s�lo escuchaba a mis padres. Hac�a todo tipo de preguntas, pero al final obedec�a�, cuenta. �Odiaba levantarme temprano. A veces estaba estudiando desde las 8 de la ma�ana, y despu�s de clase trabaj�bamos en el jard�n, lo que me parec�a aburrid�simo�.
Despu�s de tres a�os, una adolescente Sor Cecilia le dijo a su madre que no quer�a continuar.
�Ella me dijo: �Hija m�a, vivir dentro del convento es una vida mejor de la que yo podr�a darte fuera de �l�. Entonces no lo entend�, pero obedec� una vez m�s�.
Su obediencia dio sus frutos cuando, a los 18 a�os, sor Cecilia hizo libremente sus votos de castidad, obediencia y pobreza como Hermana de la Bienaventurada Virgen Mar�a, Reina del Mundo, antes de emigrar a Australia.
�Al principio, pr�cticamente tuve que decir que s� a la vida en el convento. No me sal�a del coraz�n. Ahora, fue mi decisi�n, no la de mi madre, y me encant�, afirma.
Sus mejores recuerdos provienen de sus 26 a�os como directora de la guarder�a Golden Rose, que su orden fund� al otro lado de la calle Holy Trinity, despu�s de que ella terminara sus estudios de puericultura.
�Cuando llegu� aqu�, era la m�s peque�a de mi grupo, la hermana menor. En mi cultura, el mayor tiene m�s responsabilidades, pero en mis estudios aprend� a asumirlas. Me abri� la mente�, dice. �Me encant� y fue uno de los trabajos m�s gratificantes que he hecho en mi misi�n. La inocencia de los ni�os de Dios a esa edad es algo tan hermoso de presenciar�.
Ahora, mientras la Hermana Cecilia se sienta en silencio a rezar en la escalinata de la iglesia tras una larga jornada escolar, da gracias a Dios por haberla enviado a Australia hace medio siglo. �A medida que envejezco, m�s veo la belleza de esta vida�, dice.
�Mi madre siempre me dec�a que dentro del convento se estaba mejor, m�s seguro. Tal vez una parte de ella pensaba en lo f�sico, como yo siempre cre� que quer�a decir, pero a medida que pasa el tiempo, creo que tal vez se refer�a a la vida espiritual�.
�Porque nada f�sico dura mucho, pero la vida eterna dura para siempre. Vivir con Jes�s es un verdadero sacrificio, pero no ha habido nada mejor que tomar la cruz y recorrer el camino con �l�, finaliza.