Por: A.W. Pink
Mientras el santo sea dejado en este mundo, se encuentra en peligro constante de que por su causa el Nombre santo que lleva sea blasfemado, y así convertirse en
piedra de tropiezo para sus hermanos. El velar (antónimo de descuidar) es ejercer un interés y cuidado diligente por nuestras almas, evadiendo todas las ocasiones de pecado, resistiendo la tentación (Mateo 26:41). Velar es «estar firmes en la fe; portarse varonilmente» (1 Corintios 16:13), es decir, ser constantes en nuestros deberes. Cuando nos mostramos flojos en servir al Señor, en mortificar nuestras
concupiscencias, poco fervientes y poco frecuentes en nuestra oración, entonces eso es una señal que el sueño ha comenzado a apoderarse de nosotros. En sentido esencial, velar significa aguardar «la esperanza bienaventurada», lo cual es algo muy diferente a esperar el cumplimiento de la profecía, o el cumplimiento de algún aspecto particular del «plan de las dispensaciones de Dios». Esta esperanza significa más que aguardar in evento importante (es decir, la segunda venida de
Cristo mismo), pues implica deleite en Cristo, deseo por Cristo, una preparación práctica para Su aparición (Lucas 12:35–36)
Tomado de «Cristianismo práctico» de A. W. Pink.
*A.W. Pink. Fue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas
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